Laguna Seca es uno de esos circuitos que nunca se olvidan tras ver allí una carrera. Aunque sea en la tele. En especial su espectacular 'Sacacorchos': una chicane con un desnivel de casi 20 metros. En el recuerdo de esta famosa enlazada tenemos por ejemplo a Valentino Rossi adelantando por la tierra a un Stoner con el que se disputaba el título en 2008.
Pues este mítico trazado californiano puede tener los días contados si algunos vecinos la zona se salen con la suya: quieren que dejen de celebrarse carreras y eventos. Esto supondría su desaparición: si no es para que correr en su pista, pierde todo el sentido.
En parte recuerda a lo ocurrido en el Circuito del Jarama donde dejó de competir la Fórmula 1 hace más de 40 años. De hecho la F1 va a regresar a Madrid, pero no se celebrará allí.
"Una molestia pública que ha causado y seguirá causando daños irreparables"
El circuito de Laguna Seca, hoy denominado WeatherTech Raceway, se inauguró en 1957: justo 10 años antes que el Jarama. Plagado de desniveles y curvas rápidas, es un trazado que promete mucho espectáculo. Cuando se concibió hace más de 65 años a su alrededor no había nada. Igual que cuando el madrileño abrió sus puertas.
Hoy la realidad es muy distinta: hay zonas residenciales, algunas amplias villas, cerca del circuito como también al Jarama le acompaña la urbanización del RACE. Varios de estos residentes son los que quieren acabar con las carreras.
Atascos y agua envenenada. El grupo 'Highway 68 Coalition' es quien le está plantando batalla al circuito: han presentado una demanda formal en el condado de Monterey que es donde se ubica Laguna Seca.
Se agarran a argumentos legales. Como que no están cumpliendo las ordenanzas medioambientales o la contaminación acústica: "Una molestia pública que ha causado, y seguirá causando, daños irreparables", refleja el escrito. Y eso que ya se han aplicado limitaciones para reducir el ruido: vehículos que no superen los 105 dB o limitar los eventos a 35 días al año.
Pero los vecinos sostienen que cada vez son más los afectados por el circuito: más allá del ruido por ejemplo los días de carrera o eventos se enfrentan a atascos en las inmediaciones. También aseguran que el suministro de agua en la zona contiene elevadas cantidades de arsénico por instalaciones supuestamente deficientes del circuito. En la demanda, publicada por The Drive, no aportan datos que respalden estas afirmaciones.
Los vecinos no han acabado con el Jarama, pero... Hay cierto paralelismo entre el Jarama y Laguna Seca. Primero que ambos fueron levantados en un erial, donde años después también nacieron casas. El Jarama se enmarca en San Sebastián de los Reyes y junto a él una enorme urbanización de chalets.
La convivencia entre circuito y viviendas no es que sea muy buena: los vehículos y coches de competición hacen ruido y no maridan bien con la tranquilidad del hogar y el descanso. No se puede negar, pero tampoco es que sea una sorpresa si se opta por vivir en esa zona.
El trazado madrileño, inaugurado en 1968, también tiene limitaciones aplicadas. Por ejemplo sólo puede subir de los 90 dB una veintena de días al año, pero se celebran eventos durante más días. Esto obliga a los pilotos a levantar el pie en ciertas zonas y además se controla mediante sonómetros para aplicar posibles sanciones. También se instalaron paneles para minimizar en 25 dB el ruido que llega a las casas.
Pese a todo esto, no está tan claro que fuera la presión de los residentes la que acabara con las carreras de Fórmula 1 en el Jarama: no se celebran allí desde 1981. Se apunta como causa más determinante el cambio de rumbo de la FIA en lo que toca a perfil de circuito, con unas exigencias de seguridad y protocolo que no podía cumplir el trazado de Madrid. El dinero suele estar por delante de las personas.
Pero sí es cierto que los vecinos del Jarama condicionan en parte las actividades que se celebran en el circuito, precisamente para atar en corto el ruido. A pesar de ello sigue activo e incluso se ha remodelado en los últimos años. Veremos que pasa con Laguna Seca.