Lee Scott seguramente nunca fue el empleado del mes: trabajaba en un concesionario y le pusieron de patitas en la calle por hurto. Años después decidió dar un golpe más ambicioso: llevarse puestos varios coches. Un total de cuatro, concretamente.
Para sorpresa de nadie le han pillado: el local tenía cámaras, así que fue fácilmente identificable al ser una empresa familiar. Además es reincidente en general, pues tiene un largo historial de condenas previas. La mayor la va a cumplir ahora.
"No fue un robo demasiado sofisticado"
No sabemos qué robó este exempleado de Budget Car Centre, un local de compra-venta de coches de Stockton-on-Tees en Durham (Inglaterra). Pero le despidieron por ello hace ya unos años. "Hurto menor", detalla BBC según lo confirmado por el fiscal tras el juicio recién celebrado.
Pero la vista no ha sido por aquellos robos que le dejaron sin empleo, sino por reincidir a lo grande: orquestó un golpe para robar hasta cuatro automóviles de su antiguo empleo.
Con nocturnidad y alevosía, a eso de las 23:00 del 4 de octubre de 2022, se coló en la oficina de Budget Car Centre rompiendo una ventana. Una vez dentro, robó las llaves de uno de los coches y se lo llevó de la sala de exposiciones del concesionario. No lo hizo solo: le ayudó un cómplice cuya identidad no ha trascendido.
Pero lo alucinante es que repitió la operación hasta tres veces más aquella noche: tres ese primer coche regresó en taxi al concesionario. Siguiendo este modus operandi robó otros tres coches más. Estuvo yendo y viniendo hasta las 7:30 horas para llevarse los cuatro automóviles.
No se indica qué modelos eran, pero sí que su valor en total ascendía a las 20.000 libras (cerca de 23.800 euros al cambio actual). Además en el propio local perpetró daños cuantificados en 1.100 libras y también se llevó un arrancador de baterías. Si bien el concesionario recuperó los cuatro coches, varios estaban dañados. En el fragor de la huida debió rozarlos.
El robo "no fue demasiado sofisticado", ha señalado el juez de la corte de Teesside donde acaba de celebrarse el juicio. Y es que todo el proceso quedó registrado por las cámaras de seguridad del interior y el exterior del concesionario. Pero además el dueño de un local colindante también lo identificó. Ni llevaba la cara cubierta ni tampoco usó guantes, así que dejó huellas en el lugar.
Así, la policía no tardó mucho en identificarle. Scott, de 38 años de edad y residente en Middlesbrough, se ha declarado culpable de este último delito además de admitir el anterior por el que fue despedido. Le han condenado a nueve meses de cárcel.