Hoy en día todo el mundo conoce al fabricante checo Škoda como una marca del Grupo Volkswagen con una oferta de productos que está entre las más interesantes del mercado por planteamiento, precio y calidad, pero... ¿sabías que la marca no nació como un fabricante de coches? La compañía se fundó en 1895 pero no fabricó su primer automóvil hasta una década después.
¿Y qué hizo durante esos diez años? Lo cierto es que se dedicó a la fabricación de bicicletas y motocicletas. Es probable que alguna vez hayas escuchado el nombre de Laurin & Klement, ya que Škoda lo utiliza para los acabados más lujosos de su gama, pero lo que quizá no sabías es que este era el nombre inicial de la compañía, por entonces ubicada en el Imperio austrohúngaro (actual República Checa).
Fue en 1905 cuando el fabricante de Mladá Boleslav se pasó a los automóviles, creando su primer modelo -el Voiturette-, aunque pasarían otros veinte años -fabricando también camiones, maquinaria agrícola, autobuses y motores de avión- hasta que se fusionó con el conglomerado industrial Škoda Pilsen Co. y pasó a denominarse Škoda, nombre que ha mantenido hasta nuestros días junto a una de sus señas de identidad: las soluciones Simply Clever.
¿De dónde sale 'Simply Clever'?
Todo comenzó en 1925 con el Laurin & Klement - Škoda 110, un versátil modelo que supuso el paso de L&K a Škoda e introdujo una serie de soluciones inteligentes que dieron origen al término actual "Simply Clever". Así pues, este eslogan no es algo moderno, sino una pieza fundamental del ADN de la marca, desde sus orígenes en la década de los años veinte.
Este robusto modelo, que se ofreció en distintas variantes (con dos o tres filas de asientos, descapotable, etc...), fue el primero en contar son soluciones para hacer la vida más fácil al conductor. Contaba, por ejemplo, con una fila de asientos central totalmente abatible, un parabrisas inclinable para los días más calurosos o ruedas de repuesto montadas en las aletas delanteras, lo que evitaba tener que descargar todo el equipaje para acceder a ellas en caso de pinchazo.
En una época en la que los automóviles eran aún un artículo de lujo, accesibles únicamente para la sociedad más acomodada, Škoda lanzó una variante 'híbrida' del 110 que mezclaba características de turismo y de vehículo de carga, gracias a un cajón trasero con una capacidad de hasta media tonelada. Lo mejor de todo es que el cajón se podía desmontar para instalar otra pareja de asientos, convirtiendo el vehículo en todo un cuatro plazas.
Una muy interesante solución instalada en el camión Škoda 256 (capaz de cargar entre 2,5 y 3 toneladas de peso y convertido a lo largo del tiempo en ambulancia o autobús) proponía varios cajones en la parte trasera del vehículo, donde se podían guardar herramientas, incluido uno para guardar gravilla y una útil y pequeña pala de estaño, lo que permitía a los conductores salir de situaciones complicadas en las que la tracción suponía un problema.
Otro accesorio de los más llamativo llegó en 1935, cuando los especialistas de Mladá Boleslav buscaron soluciones para los usuarios de alta montaña, como la policía u otros cuerpos dedicados a servicios en lugares de complicado acceso, que hasta el momento habían recurrido a patrullar sobre esquís o con lentísimos trineos tirados por caballos.
De esta forma dieron con la idea de equipar su modelo Škoda Popular con esquís metálicos incorporados en las ruedas delanteras del vehículo y cadenas en las traseras (las propulsoras). Con estas pruebas descubrieron que los esquís debían estar soldados y no remachados, debían ser 2 centímetros más estrechos que las vías delanteras y fabricados en madera de fresno encerada (para evitar que la nieve se quedara pegada).
Soluciones actuales
Todas estas locas pero prácticas y útiles ideas marcaron el rumbo de Škoda de cara al futuro y, de hecho, actualmente la marca checa es probablemente la que más soluciones prácticas ofrece a sus clientes en todos los modelos de su gama. Desde huecos portaobjetos en el interior de las puertas pensados para dar cabida a botellas de agua de gran tamaño, hasta un sinfín de accesorios de lo más útiles.
Quizá los elementos Simply Clever más conocidos hoy en día sean el paraguas escondido en la puerta delantera de ciertos modelos, la linterna portátil e imantada del maletero (que además hace las veces de luz de maletero cuando está colocada en su sitio, donde también se recarga), la rasqueta de hielo guardada en la tapa del depósito de combustible, la bola de remolque extraíble, todas las soluciones para la sujeción de la carga del maletero (redes, ganchos, etc...) o las tomas de enchufe y USB para las plazas traseras, entre otras muchas.