Según parece, la extensa colección de vehículos que posee el monarca se vio algo disminuida a finales de 2008. En concreto Don Juan Carlos vendió por unos 100.000 euros un Maserati Quattroporte a Arturo Fernández, presidente de la Confederación Empresarial Independiente de Madrid (CEIM) y vicepresidente de la CEOE.
Este extremo ha sido confirmado por Fernández : “No tengo por qué ocultarlo. Pagué a Su Majestad unos 100.000 euros por el coche”. No obstante lo que está suscitando más interrogantes en la procedencia del vehículo.
Según algunos diarios, el coche fue un regalo de un jeque árabe a Don Juan Carlos y este estaría valorado en unos 150.000 euros. Esta afirmación sin embargo ha sido desmentida por el comprador: “El Rey compró el vehículo a la casa Maserati y lo pagó de su bolsillo. Lo sé porque me enseñó la factura. Lo que yo le pagué a él fue menos de lo que le había costado el coche”.
La historia no acaba aquí porque al parecer Fernández se habría gastado otros 40.000 euros más en homologar el vehículo para que cumpliese con las especificaciones europeas. En concreto se cree que modificó los sistemas de navegación, seguridad, emisiones, frenos y dirección del vehículo para adaptarlos a los requerimientos de la UE.
Evidentemente esto contradice la afirmación de Fernádez de que el Rey compró directamente el coche a Maserati. Por su parte, Ramón Iribarren, responsable de Comunicación de La Zarzuela, ni confirma ni desmiente la noticia, aunque se comprometió a aportar más información sobre la procedencia del vehículo el próximo jueves.
Vía | El Confidencial, El Xornal de Galicia
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