En las últimas horas casi todos hemos oído hablar de Sandy, un fenómeno metereológico que ha asestado un duro golpe a la costa este de Estados Unidos, fundamentalmente en Nueva York. Aquí hablamos de coches, y de este tema, la verdad es que hay que hablar, porque tiene mucho que ver.
Las estimaciones de daños llegan hasta 50.000 millones de dólares, y entre las propiedades que se han perdido lógicamente encontramos miles de coches. Los que no estén cubiertos por aseguradoras, seguramente haya que darlos de baja con carácter definitivo. Eso nos lleva al problema de reemplazar tantas unidades.
No suele merecer la pena reparar coches afectados por inundaciones, y el que se atreva a hacerlo, luego sabrá que tendrá difícil venderlo, ya que se añadiría al historial del vehículo. Lo más normal es que haya que cambiarlo por otro nuevo. A buen seguro Sandy va a afectar a las ventas en el último trimestre a escala nacional.
Los fabricantes son conscientes de lo que ha ocurrido, y están donando dinero a la Cruz Roja, cediendo vehículos para ayudar a la población y ofreciendo descuentos para la compra de nuevas unidades. Respondo a la siguiente pregunta: no hay descuentos en deportivos ni modelos lujosos.
Otro tema es lo que va a pasar con los concesionarios, porque muchos habrán perdido sus stocks, y aquellos coches que hayan sido afectados por la inundación, aunque no tengan ni una milla, no se pueden vender como nuevos. Esto es un filón para quien sepa aprovecharlo.
Solo en el estado de Nueva York las pérdidas son del orden del 60% del total. Ya se compara a Sandy con el Katrina e incluso con el 11-S. De aquí a final de año vamos a ver movimientos en la industria, dicen que a río revuelto, ganancia de pescadores. A diferencia de Danny Zuko en Grease, los norteamericanos se alegran de que Sandy les haya dejado.
Fotografía | US Army