Un carro de combate puede llegar a cambiar el rumbo de la historia. Algunos entusiastas de la materia así lo afirman, y no les falta razón. El término "vehículo militar" nos puede trasladar a una época relativamente temprana en nuestra historia, como puede ser la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, los griegos con sus Helépolis, los asirios con sus barreras móviles para sus arqueros o los romanos con sus catapultas demostraron tener un conocimiento en el arte de la guerra y el asedio del que aún guardamos ciertas nociones.
Podemos remontarnos a muchos siglos atrás, cuando el único propósito que tenía el ser humano era protegerse de los animales o bien cazarlos para alimentarse. Cuando fabricaba sus primeras armas, no pensaba en la guerra sino en su propia supervivencia. Fueron los británicos quienes, a principios del siglo XX, probaron por primera vez la utilidad de los automóviles blindados en la guerra. Comenzaron entonces a combinar orugas, armas montadas en torretas y blindajes antibalas.
Y a este tipo de vehículo lo denominaron carro de combate. Sin embargo, antes de llegar a ese punto los vehículos de combate experimentaron una asombrosa evolución en sus diseños. Por lo menos, desde los tiempos de los Medici.
El mortífero tanque de madera que soñó Leonardo da Vinci
La insólita máquina rusa del Zar
La revolución del tanque llega con la Primera Guerra Mundial
A principios del siglo XX, la tecnología militar da un salto adelante. Las industrias de armamento se convierten en pioneras de más y más adelantos tecnológicos: metalurgia del acero, radiocomunicaciones, química industrial, maquinaria eléctrica, turbinas, motores diésel...
Al comienzo de la Primera Guerra Mundial se produjo la revolución del tanque, clave del futuro militar y destinado a ser el rey de la batalla. Fue entonces cuando surgió la idea de que un vehículo blindado sobre orugas podía ser capaz de cruzar las trincheras enemigas y servir de transporte al personal mejor de lo que lo estaban haciendo los automóviles blindados que construyeron por primera vez los británicos.
Equipados con los cañones adecuados, podrían acabar con las ametralladoras enemigas y abrir camino hacia un mayor grado de destrucción. Fueron los británicos quienes combinaron las armas montadas en torretas, las orugas y el blindaje para crear el carro de combate y salir del estancamiento de la guerra de trincheras. Poco después, los alemanes y lo franceses harían lo mismo, aunque estos primeros se concentraron en armas anticarro de combate, más que en carros de combate.
Mark I
Renault FT-17
Mark V: el primer transporte blindado de personal
El periodo de entreguerras y el fin del carro de combate romboide
Con el concepto de carro de combate ya establecido, y con Gran Bretaña y Francia como líderes intelectuales de su diseño, otros países comenzaron a desarrollar sus propios carros, dejando atrás el diseño romboide.
Así, los italianos, franceses y alemanes estaban produciendo carros de combate de casco y torretas más compactas y perfiles de las orugas más bajos. Y en la década de 1920, las dificultades económicas dirigieron la producción hacia el carro de combate ligero.
A tenor de las experiencias recabadas durante la Guerra Civil Española, la mayoría de ejércitos, incluido el estadounidense, llegaron a la conclusión de que necesitaban tanques armados con cañones, más que vehículos armados con ametralladoras solamente.
Panzer I
M2 estadounidense
Cruiser Mk I (A9): el primer tanque de crucero
La Segunda Guerra Mundial y la máxima sofisticación
Durante la Segunda Guerra Mundial, el carro de combate alcanza altas cotas de sofisticación. Buena muestra de esto es la táctica alemana de guerra relámpago y las radios que equipaban sus carros, como el Mark II. De hecho, en 1943 los radioemisores-receptores ya eran comunes. En el lado de los carros pesados, Nacho Fano desarrolló el T-28 de 95 toneladas y la Alemania Nazi creó el prototipo Maus de 188 toneladas, aunque ninguno de los dos entró en servicio.
Es en este periodo en el que la tarea de elegir los tanques más representativos del momento se vuelve realmente complicada, debido a la eclosión de avances tecnológicos en cada una de las propuestas.
Los tanques ligeros comenzaron a desaparecer. En 1939, la mayoría de los carros de combate tenían 30 mm o menos de blindaje, y un cañón de calibre 37 a 47 mm; los carros de combate medios pesaban unas 20 toneladas. En 1945, el blindaje creció hasta los 100 mm, el cañón hasta los 75 a 85 mm y los pesos, de 30 a 45 toneladas.
Los diseños de múltiples torretas y cañones fueron disminuyendo. Así, el T-35 soviético, el M3 Lee estadounidense, el Char B francés o el A-9 Cruiser británico cayeron en desuso, ya que se demostró que la tripulación del carro de combate no controlaba con eficacia el disparo de varias armas.
Las principales potencias desarrollaron cazacarros y cañones de asalto, vehículos blindados que utilizaban cañones de gran calibre, pero generalmente sin torreta. El T-34 soviético utilizaba un cañón de 85 mm, pero el mismo chasis se podía armar con un cañón de 100 mm con torreta fija como en el SU-100. El Panzer II fue modificado para utilizar un cañón de 75 mm Pak 40 como Marder II, mientras que el Panzer III fue la base para el Sturmgeschütz III.
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La Guerra Fría y el salto tecnológico
Tras la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo del vehículo militar continuó debido a la Guerra Fría. En este periodo, las fuerzas de Europa se dividieron entre los países del Pacto de Varsovia y los países de la OTAN. Y no sólo se continuaron fabricando grandes cantidades de carros de combate, sino que la tecnología avanzó con mayor velocidad: eran cada vez tanques de mayor tamaño, mejor armados, más blindados y mucho más efectivos.
La Unión Soviética disponía de miles de carros de combate preparados para avanzar en masa contra los países de Europa Occidental y su principal aliado: Estados Unidos. Esta amenaza desapareció con la caída de la URSS, pero los viejos carros de combate soviéticos siguen aún equipando hoy en día a los ejércitos de un gran número de países. En contrapartida, los principales países de la OTAN, Francia, Reino Unido y Estados Unidos crearon sus propios diseños.
Para la historia quedarán experimentos como el Objeto 279, un vehículo de cuatro orugas y forma de platillo volante que quiso convertirse en la punta de lanza acorazada capaz de romper las líneas enemigas en un campo de batalla de la era postnuclear.
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Los tanques militares del siglo XXI
Dados los avances tecnológicos y la aproximación del mercado de lujo a estas máquinas de guerra, resulta imposible seleccionar las máquinas más bestias que existen en la actualidad. Sí podemos mencionar el Leclerc de Francia, actualmente en servicio con el Ejército de los Emiratos Árabes Unidos, el K2 Black Panther de Corea del Sur, el Merkava Mark IV de Israel, el T-98 chino o el Type 10 (TK-X) de Japón.
Pero el exceso de la sociedad actual ha hecho que se fabriquen tanques en edición limitada para el mercado del lujo, como es el caso del Ripsaw EV2. Por dentro, más que un tanque parece el coche de Batman, y por fuera justifica sus siglas 'EV' de Extreme Vehicle. Pero vayamos a cosas más serias.
Abrams M1A2
Leopard 2A7+
Challenger 2
Este paseo por la historia de los carros de combate sirve de retrospectiva. De aquí a algunas décadas, las bestias más bestias del siglo XXI en el terreno defensivo nos parecerán anticuadas, o incluso tan locas como el Tanque del Zar o el carro de combate de Leonardo da Vinci, pero siempre apasionantes. Y tras una vida de servicio, ¿alguna vez te has preguntado dónde acaban los vehículos militares abandonados tras la guerra?