Circular por cualquier ciudad de Egipto -sobre todo en El Cairo- es una de esas experiencias que hacen que valores mucho tu vida. Más allá de que nadie usa cinturón de seguridad, no se respetan las señales de tráfico y los peatones cruzan indiscriminadamente a través de la autopista, tienen un serio problema con los atascos.
¿Su solución? Construir autopistas con cinco, seis o siete carriles en cada sentido y añadir cuantos más carriles mejor. Alejandría acaba de estrenar una de esas atrocidades, justo encima de la playa.
Cualquiera que haya viajado a la tierra del Nilo habrá quedado fascinado por el fenómeno de 'los atascos que duran las 24 horas del día', llevado al límite en ciudades como El Cairo.
Da igual que sean las 4 de la tarde o las 4 de la madrugada: siempre va a haber un embotellamiento, acompañado del sonido del claxon, que allí usan como "aparta que allá voy".
La filosofía de las autoridades ha sido siempre "si hay muchos coches mejor hacer muchos carriles", y ni siquiera un bloque de viviendas -con gente viviendo dentro- les ha impedido demoler para alcanzar su objetivo.
En Alejandría, uno de los principales destinos vacacionales de los egipcios, han estrenado la última aberración urbanística: una autopista urbana, asentada sobre la misma playa, con cinco carriles por cada sentido y una salida pavorosa, con curva cerrada incluida.
El paso elevado, llamado Puente Sadat, se ha construido en Montazah, uno de los seis distritos de Alejandría, en la parte este de la ciudad con el objetivo de descongestionar el tráfico, sobre todo en verano.
Una imagen de las obras nos da una idea de lo que harían en Egipto con la ley de costas española.
El proyecto ha sido calificado por los vecinos como "un crimen cometido contra la costa de la ciudad".
Donde antes había playa (la más grande y turística de la ciudad), ahora hay cemento y un paso elevado que sepulta cualquier oportunidad de tomar el sol, si es que aún es posible acceder a la playa. "El puente les servirá de sombrilla", defendía una de las autoridades hace cosa de un año.
Lo cierto es que la experiencia -que se lo digan a los residentes de Los Ángeles, por poner solo un ejemplo- nos han enseñado que construir más carriles no descongestiona el tráfico, ni hace desaparecer coches.