Carlos Sainz lo ha vuelto a hacer. A sus 57 años ha ganado su tercer Dakar y supera el récord de piloto más veterano en ganar el rally más duro del mundo. Un récord que tenía Carlos Sainz desde 2018, cuando lo ganó con 55 años. 'El Matador' se revitaliza con los años, como si de un Benjamin Button desficcionado se tratase.
Además, Sainz ha conseguido sus tres Dakares con tres marcas diferentes. Primero lo logró con el Volkswagen Touareg allá por 2010, luego lo hizo con el Peugeot 3008 allá por 2018 y ahora lo ha hecho con este buggy 4x4 de MINI que se ha adaptado como un guante al desafío que ha supuesto el desierto de Arabia Saudí.
Carlos Sainz, el único rival de Fernando Alonso por ser el mejor piloto de coches español de la historia
Decía recientemente Luis Moya, su mítico copiloto del WRC, que cada coche que Sainz ha pilotado o ha ganado o se ha quedado muy cerca de ganar. Añádanse a las tres marcas con las que ha ganado el Dakar las cuatro con las que ganó algún rally del WRC, es decir, Toyota, Ford, Subaru y Citroën. En total, siete marcas y un solo resultado: ganar.
Y es que la longevidad se Sainz impresiona y solo se puede justificar partiendo de dos puntos: un conocimiento sin parangón de la idiosincrasia de un coche de carreras y, posiblemente derivado de esto, una pasión única por ir lo más rápido posible dentro de él. Añadimos un talento innato descomunal y el resultado es una carrera mastodóntica de 33 años sin parar de ganar.
Porque sí, cuando Sainz ganó sus títulos del World Rally Champions le tocó coincidir en la gran gala de la FIA con los campeones de Fórmula 1, y esos no fueron otros que Ayrton Senna en 1990 y Nigel Mansell en 1992. Parece casi el paleolítico, pero allí estaba Sainz, el piloto que 30 años después de su primer gran éxito acaba de ganar el Dakar.
Si Fernando Alonso es el gran maestro español de las carreras de monoplazas, en los rallies nadie como Carlos Sainz. 'El Matador' es el único piloto patrio capaz de discutirle el título de mejor corredor español de la historia a Alonso, y argumentos no le faltan. En cierto modo, sus carreras son hasta similares. Longevidad multidisciplinar y pellizcos de discutible mala suerte.
Porque sí, Sainz ya ha superado el meme. El "trata de arrancarlo" o el incidente de la oveja, que durante un tiempo engullían ridículamente su gloriosa carrera, ya figuran en la memoria colectiva como lo que son, meras anécdotas que simplemente han menguado los guarismos, los fríos números, de una leyenda del volante.
🇪🇸 CAMPEONES!
— Carlos Sainz (@CSainz_oficial) January 17, 2020
Este 3er Dakar ha sido muy duro pero lo hemos disfrutado!
Me sigo divirtiendo, y hemos ido todos los días al ataque.
Grande @LucasCruz74 y gracias a todos por vuestro apoyo estas semanas! pic.twitter.com/i1QPHP5mNQ
Hubo quien cuando Carlos Sainz hijo llegó a la Fórmula 1 con Toro Rosso le deseó que tuviese mejor suerte que su padre. Cinco años después, y pese a haber demostrado mucho talento, el pequeño Sainz solo lleva un podio en la Fórmula 1. Tras cinco temporadas en el WRC, su padre ya era bicampeón del mundo de rallies. La suerte es así, relativa.
Carlos Sainz, Nasser Al-Attiyah y Stéphane Peterhansel, un trío para la historia
Lo más impresionante de este Dakar, más incluso que la victoria, han sido las sensaciones. Carlos Sainz ha destilado superioridad desde la primera etapa. Como si le rodease un aura que no le hubiese permitido perder en esta edición. Nasser-Al Attiyah clamaba contra el reglamento, que según él beneficia al buggy de MINI, pero hay algo más.
Hay algo más porque el otro MINI, el de un mito como Stéphane Peterhansel, ha quedado por detrás de Al-Attiyah. No mucho, pero por detrás. Sainz ha estado magistral en todo momento. Le han salido bien hasta los errores, como los que cometió justo antes de la etapa maratón. Ahí perdió toda su ventaja, pero consiguió una posición de salida óptima para la etapa clave.
Allí, en la maratón, dobló la ventaja que había perdido el día antes y sentenció el Dakar. También merece un reconocimiento destacado Lucas Cruz, su copiloto, siempre frío y cerebral que ha firmado un rally brillante, orientando a Sainz sobre todo en esa etapa maratón que ha terminado siendo decisiva en el triunfo del madrileño.
Y es que la competencia ha sido feroz. Sí, como decimos Carlos Sainz ha ganado el Dakar con tres marcas diferentes, pero es el tercero en la historia que lo consigue en coches. Los otros dos fueron Stéphane Peterhansel (Mitsubishi, MINI y Peugeot) y Nasser Al-Attiyah (Volkswagen, MINI y Toyota). Justo sus dos rivales en 2020.
Con permiso de mitos como Ari Vatanen, Pierre Lartigue o René Metge, los tres tenores actuales comienzan a convertirse en los más grandes de la historia del Dakar. Por su nivel y por la feroz competencia que se presentan entre ellos, además de la que dan pilotos extra como Nani Roma, Sébastien Loeb, Cyril Despress o Giniel de Villiers.
Veremos cuánto tiempo más podemos seguir disfrutando de tres bestias del volante. Y, sobre todo, de Carlos Sainz, que cada año amaga con que es el último pero siempre acaba regresando. Porque Sainz ama el desierto y ama los coches. Es preso de su leyenda y de su talento. Es el gran mito del automovilismo español. Eterno, Carlos Sainz.
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