Los pilotos están acostumbrados a conducir a velocidades que nosotros solo hemos visto en algún velocímetro, y quizá por eso alguno crea estar autorizado para saltarse las normas de tráfico ampliamente. Ya hemos visto algunos casos, como el de Lewis Hamilton.
El último ha sido Kyle Busch, una de las estrellas de la NASCAR, que decidió que podía circular con un Lexus LF-A, que le había dejado un concesionario, a 206 kilómetros por hora en una zona limitada a tan solo 72 km/h (45 milla por hora). No sabemos cómo es la carretera por la que circulaba a esa velocidad, las condiciones meteorológicas que había en el momento de la infracción o si había mucho tráfico, pero el caso es que se le acusó, además de exceso de velocidad, de conducción imprudente.
El juicio ha tenido lugar hace un par de días, y la condena consistirá en la retirada del carné de conducir durante 45 días, una multa de 1.000 dólares y la obligación de realizar 30 días de trabajos comunitarios. Cada cual podrá pensar si a Kyle Busch le ha salido barato, o no, saltarse las normas.
Dicho esto, el debate que se algunos están planteando a propósito de la temeridad de Busch, es si es lógico que los límites sean iguales para todos, sean quienes sean y conduzcan el coche que conduzcan. Es cierto que las habilidades de este piloto superan con mucho a las de un conductor medio, y lo mismo se puede decir del coche, pero, ¿le autoriza eso a ir más rápido que el resto? ¿Sería justo para el resto de conductores? ¿Y seguro? Yo os adelanto que creo que no.
Vía | GT Spirit
En Motorpasión F1 | NASCAR Racing
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