Donald Trump vuelve a ser Presidente de los Estados Unidos y desde el minuto uno en el cargo ha aprovechado para dejar clara cuál va a ser la posición de Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático.
Entre otras cosas, ha retirado ya a Estados Unidos del Acuerdo de París y ha declarado una "emergencia climática nacional" para que su Administración tenga más poderes en materia de política energética y pueda, por ejemplo, incrementar la extracción de petróleo y otros minerales. Otro de sus objetivos es cargarse las ayudas a los coches eléctricos.
Luchar contra el cambio climático debilita la política exterior de Estados Unidos, según Trump
Donald Trump prometió muchas cosas en la campaña electoral para volver a la Casa Blanca. Ahora que ha tomado posesión y es, de nuevo, el Presidente de los Estados Unidos, no ha perdido ni un minuto.
En el discurso de la toma de posesión, Trump ha aprovechado para anunciar una serie de medidas enfocadas a promover el uso de los combustibles fósiles. Más tarde, se ha sentado en la mesa del Despacho Oval de la Casa Blanca para firmar una serie de medidas, entre las que se incluyen la retirada de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la retirada del Acuerdo de París.
Este tratado busca mantener el aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 2 °C por encima de los niveles preindustriales, así como intentar limitar el aumento a 1.5 °C. Su objetivo es reducir los riesgos y efectos del cambio climático.
Es la segunda vez que Trump retira a Estados Unidos de este acuerdo (ya lo hizo en su primer mandato), dejando claro cuál va a ser su postura respecto a la lucha contra el cambio climático durante su nuevo mandato como Presidente.
En este sentido, otra de las medidas que ha tomado Trump es declarar una “emergencia energética nacional”. De esta forma, su Administración, de la que forma parte Elon Musk, entre muchos otros, tiene más capacidad para tomar decisiones en materia de políticas energéticas.
Además de retirar el apoyo a la energía renovable, una de las cosas que hará la Casa Blanca es incrementar la producción de combustibles fósiles, como el petróleo. Trump aseguró que vastas áreas de tierras públicas y aguas federales, especialmente en Alaska, se abrirían a la extracción de petróleo y minerales. "Vamos a taladrar, baby, perforaremos", dijo Trump en el Capitolio después de prestar juramento el pasado lunes.
Estados Unidos alberga “la mayor cantidad de petróleo y gas de cualquier país de la Tierra, y vamos a utilizarlo”, dijo Trump durante su discurso inaugural, según señala The New York Times. “Haremos bajar los precios, llenaremos de nuevo nuestra reserva estratégica, hasta el tope, y exportaremos energía estadounidense a todo el mundo”.
Partimos de la base de que, hoy por hoy, Estados Unidos ya está produciendo más petróleo y gas natural que cualquier otro país en el mundo. Pero Trump quiere más y, de paso, ha anunciado que derogará las regulaciones destinadas a promover los vehículos eléctricos, como los incentivos a su compra y a su producción.
Otra de las medidas que pretende tomar es detener la construcción de nuevos parques eólicos marinos en aguas federales de Estados Unidos. También hay que tener en cuenta que Estados Unidos es el mayor emisor histórico de gases de efecto invernadero del mundo.
Trump entiende las políticas medioambientales contra el cambio climático como algo que debilita a Estados Unidos a nivel geopolítico, por eso quiere dar un giro a estas políticas ahora que promueve el discurso de que “America ha vuelto”. Su objetivo es que Estados Unidos recupere el papel de primera potencia mundial y la energía es clave para conseguirlo.