Mientras la administración Trump estrena mandato amenazando a las grandes empresas del sector automovilístico con una subida de aranceles, los expertos comienzan a hacer cábalas de lo que supondrá la vuelta a un sistema proteccionista, que afectará directamente a los consumidores: en Estados Unidos pagarán mucho más.
Un estudio de Baum & Associates LLC, un grupo de investigación del sector automotriz, estima el impacto de estos aranceles en los precios de algunas de las grandes empresas. Jaguar Land Rover, que genera casi el 80% de sus beneficios con las exportaciones, sería la más afectada: calcula que en el mercado estadounidense se podría llegar a pagar hasta 17.000 dólares extra por vehículo (15.900 euros aproximadamente). Tesla, por el contrario, salvaría esta subida con el Model S, ya que según el estudio sería capaz de mantener los precios.
Estados Unidos quiere el mercado automotriz
Según Baum & Associates, las marcas tendrán que subir los precios para poder hacer frente a los aranceles proteccionistas del nuevo inquilino de la Casa Blanca. De esta forma, los consumidores estadounidenses pagarán un precio descomunal por los modelos que tengan que ser importados. Este ejemplo puede aplicarse al camino que está tomando Reino Unido con el Brexit: pérdida de ganancias, empobrecimiento de la economía y disminución de competitividad pueden ser los ingredientes de este cóctel aislacionista.
Volvo sería otro de los afectados por esta política: tendría que aumentar sus precios hasta en 7.600 dólares por vehículo (7.128 euros), mientras que Volkswagen podría encarecer sus productos hasta en 6.800 dólares (6.376 euros).
En comparación, Ford saldría mejor parado ya que según el estudio de mercado, solo tendría que incrementar en 282 dólares (264 euros) el precio por coche, mientras que General Motors podría subirlos hasta en 995 dólares (932 euros).
En consecuencia, empresas como Subaru, Mitsubishi, Mazda, Hyundai y Kia se están planteando expandir sus operaciones en suelo estadounidense y aumentar su capacidad de producción. Al final, puede que sí hagan "América grande otra vez", pero por obligación. Volvo ya se está moviendo en esta dirección con la localización en Carolina del Sur de una planta de ensamblaje de los S60.
Según los autores del estudio, los impuestos arancelarios del republicano podrían traducirse en un millón más de vehículos producidos en Estados Unidos y 50.000 puestos de trabajo en fábricas de ensamblaje. Por ende, México sería el mayor damnificado.
Consecuencias a escala mundial
Estados Unidos es la séptima potencia mundial en cuanto a fabricación de vehículos, por lo que se busca avanzar en el casillero del juego de la manera más drástica posible. España vende a Estados Unidos casi el 4% de sus exportaciones, entre ellas más de 36.000 vehículos en 2016, y el 1,75% a México. No se trata de una decisión que afecte únicamente al "país de las libertades". Cuando se muestra una carta, el resto de jugadores deben decidir si plantarse o seguir jugando con lo que tienen. De una u otra forma, el juego cambia con cada movimiento.
Si finalmente Trump aplica el 35 % de aranceles, el grupo Volkswagen y BMW serían los fabricantes europeos directamente afectados por esa promesa electoral. Pero también lo serían Fiat y Renault de forma indirecta.
Toyota, Mazda, Honda y Kia también fabrican en México para exportar a Estados Unidos. Y por supuesto, también lo hacen Ford y General Motors, que ya fabricaban en México antes de la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, las compañías tendrán que decidir hasta qué punto incrementan sus precios para hacer frente a estos aranceles sin llegar a perder competitividad en el mercado. Pero estos impuestos no solo afectarían al sector del automóvil, claro, por ende todo lo que consumimos (comida, ropa, combustible, agua) también sufrirá un incremento de precio para compensar el peaje de la frontera.
Los Tratados de Libre Comercio surten precisamente el efecto contrario: amplían el mercado de bienes y servicios, haciendo fluir las mercancías (aunque no todo son ventajas para las economías domésticas). De momento, los planes de Trump han de pasar por la Cámara de Representantes y después por el Senado, paso que probablemente se le atragante al magnate de la Torre Trump. O no.
Vía | Bloomberg
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