El giro político que han supuesto las elecciones municipales y regionales en Madrid deja en el aire el proyecto estrella de la que ya no será alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Madrid Central se ha convertido en el caballo de batalla de estas elecciones, con los principales partidos de derecha en contra: el PP, que recuperará la alcaldía con José Luis Martínez-Almeida, Ciudadanos y el partido ultra Vox, firme detractor de la zona de bajas emisiones.
¿Acabar con Madrid Central es tan fácil? ¿Cómo afectará al ciudadano su desaparición? ¿Se puede dar marcha atrás tras el lavado de cara en la infraestructura de Gran Vía? Veamos los problemas de revertir este plan.
Enmendar la Ordenanza Municipal
Para 'fulminar' Madrid Central, un deseo que ha expresado el candidato de Vox Javier Ortega Smith, no basta con que los grupos de derechas se unan para sumar mayoría. Madrid Central proviene de una norma municipal de mayor rango que para ser modificada necesitaría una mayoría absoluta, y la representación en la Junta de Gobierno ha quedado fragmentada.
🔴🇪🇸 Se acabó Madrid Central, se acabó la inseguridad, se acabó el expolio a los madrileños, se acabó la suciedad de las calles.
— VOX 🇪🇸 (@vox_es) 27 de mayo de 2019
No os vamos a defraudar, vamos a reconquistar Madrid 💪🇪🇸
📹 Discurso de @Ortega_Smith ⬇ pic.twitter.com/n59NKajkCK
El 5 de octubre de 2018 el Pleno de Madrid aprobó la nueva Ordenanza de Movilidad con los votos a favor de Ahora Madrid y PSOE, que contaban con 20 y 9 concejales respectivamente, lo que sumaba mayoría absoluta. Tras las elecciones municipales, se han quedado con 19 y 8 concejales, insuficiente para formar gobierno.
Además ha entrado en el consistorio Vox con 4 concejales y Ciudadanos ha ganado 4, lo que favorecerá que Madrid Central se revierta de alguna forma.
La reforma de la Gran Vía
Manuela Carmena llevó a cabo una importante reforma de la arteria principal de Madrid, la Gran Vía, a favor de los peatones y ciclistas. Aceras más amplias, menos carriles para los coches -dos menos en concreto- y más carriles bici.
Esto supondría un obstáculo si lo que pretende el PP es volver a abrir el tráfico a todos los vehículos. Lo cierto es que el proyecto a lo Madrid Central que se diseñó durante el mandato de Ana Botella puso en marcha cuatro áreas de prioridad residencial en Ópera, Letras, Cortes y Embajadores a las que solo podían acceder residentes, invitados y repartidores.
Además se permitía el tránsito libre por Gran Vía, Atocha y San Bernardo, y es más que probable que el PP quiera volver a ese modelo. ¿Problema? Ahora se puede caminar por la Gran Vía sin que sea una odisea, y dar un paso atrás sería una mala idea. Pero con los carriles que quedan, también sería mala idea que aumentara el flujo de tráfico rodado.
Ciudadanos a favor
A pesar de que un sector importante englobado en el comercio se mostró en contra de Madrid Central, a los madrileños les gustó la medida en general. De hecho, para que la ordenanza se llevara al Pleno del Ayuntamiento se procedió a una consulta pública en la que participaron 1.636 personas que se mostraron a favor de una modificación de la Ordenanza de Movilidad en aras de mejorar la movilidad de los peatones y el transporte público.
En otra encuesta municipal de Calidad de Vida y Satisfacción con los Servicios Públicos de la Ciudad de Madrid realizada en 2019 y en la que participaron 200.000 personas, 6 de cada 10 madrileños aprobaron Madrid Central y la remodelación de la Gran Vía.
Aumento de la contaminación
Según datos de la delegación de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, tras cuatro meses de implantación de Madrid Central, el proyecto ha permitido que se reduzcan un 38 % las emisiones de Dióxido de Nitrógeno (NO₂) en el conjunto de la zona y que disminuya el tráfico en el área de Madrid Central en un 8 %, y llegue incluso al 25 % en grandes ejes como Gran Vía.
También se han bajado los niveles de contaminación acústica, con los beneficios para salud que eso conlleva.
Madrid lleva 10 años incumpliendo los valores límites de contaminación fijados por la Unión Europea y por la Organización Mundial de la Salud, por lo que por directiva comunitaria, la ciudad está obligada a presentar a Europa un plan específico de calidad de aire.
Sin mencionar la grave amenaza que supone la contaminación para nuestra salud, nuestros cerebros y nuestras habilidades cognitivas, especialmente en niños y personas de avanzada edad.
Según el análisis de Ecologistas en Acción basado en datos oficiales, la estación de medición de la plaza del Carmen, la única situada en el interior de Madrid Central, ha registrado un descenso del 48 % de NO₂ con respecto al mismo mes del año anterior, al igual que en las estaciones cercanas.
Multa de Bruselas por no respetar los valores límite de calidad del aire
El principal obstáculo que se encontrará el PP para eliminar la zona de bajas emisiones del centro de Madrid -iniciada por Ana Botella en 2014 pero no concluida- es la Comisión Europea. Recordemos que Bruselas ha dado una segunda oportunidad a España- entre otros siete países europeos- por incumplir los objetivos de emisiones.
Así que nos exponemos a pagar una multa que en el caso de España podría partir de los 6.808.000 euros. Teniendo en cuenta la capacidad de los estados para pagar, su PIB y el número de votos que tiene en el Consejo, las cantidades globales mínimas pueden variar desde los 217.000 euros hasta los 11.835.000 euros, que le corresponderían a Alemania.
La razón de esta moratoria se debió a los planes presentados por Madrid, con Madrid Central y a Barcelona y su Zona de Bajas Emisiones, que se esperaba que entrara en vigor previsiblemente el 1 de enero de 2020. Ahora que Ada Colau ha perdido la alcaldía frente a ERC, es otro plan que queda a merced del nuevo gobierno, aunque todo apunta a que le dará continuidad.
Con todos estos factores sobre la mesa, nuevo Gobierno regional deberá estudiar cuidadosamente cómo ejecutar ese plan de revertir Madrid Central, pues el pastel tiene muchas capas que no vemos.