La empresa japonesa Kobe Steel Ltd se ha sumido repentinamente en una profunda crisis que nuevamente afecta a la industria del transporte a nivel global tras descubrirse que la tercera siderúrgica más grande de Japón ha falsificado datos sobre la resistencia y durabilidad de sus productos de aluminio y cobre utilizados en coches, aviones, cohetes espaciales y equipos de defensa.
Después de haber tratado de echar algunos balones fuera, a Kobe Steel Ltd no le ha quedado más remedio que admitir que sus datos no eran del todo ciertos, lo que ha devenido en una crisis financiera con los accionistas castigando duramente la reputación de la empresa y haciendo caer su valor en bolsa un 22% y un 18% de su valor en los dos días posteriores al escándalo, desvaneciendo 1,6 millones de dólares de su cotización.
Kobe Steel Ltd pone en duda la seguridad e integridad de la industria
Uno de los principales materiales que mueven el mundo moderno son los metales. Con ellos se construyen desde edificios hasta vehículos de todo tipo pasando por electrodomésticos o parte de los componentes que habitan en las entrañas de esa pantalla que estás mirando ahora mismo. Por ello la industria automotriz está estrechamente ligada con la siderurgia.
Lejos de tratarse de un suceso puntual, se están investigando internamente los datos susceptibles de haberse falsificado durante los últimos 10 años, una cantidad ingente de información que además se suma a las sospechas del Instituto de Investigación Kobelco, que realiza pruebas a los productos de la compañía y que según la publicación Nikkei habría dado por buenos materiales semiconductores que ni siquiera había inspeccionado.
A partir de ahora es posible que la empresa tenga que enfrentarse a los costes potenciales de tener que sustituir los materiales que ha proveído a lo largo y ancho de todo el mundo, además de a las previsibles demandas y medidas legales que de confirmarse la falsificación es más que probable que se tomen desde Europa o Estados Unidos. Por ahora Toyota, Nissan, Honda, Mazda, General Motors y Ford en el mundo de la automoción y gigantes de la talla de Boeing y Mitsubishi Heavy Industries ya están investigando el caso.
Con una demanda creciente de aluminio por parte de los fabricantes, el plan de negocio de Kobe Steel Ltd va a quedar truncado. Las estructuras de los coches cada vez emplean mayor cantidad de este material, más ligero que el acero y capaz de presentar la misma rigidez, consiguiendo con su empleo una reducción del consumo o una mejora de las prestaciones, según el caso.
Para que los diseños que emplean estos materiales sean apropiados hay que conocer pormenorizadamente las capacidades y especificaciones. Al falsificarse los datos de resistencia y durabilidad se pone en jaque no sólo la integridad del vehículo, sino también la seguridad de los ocupantes que van en su interior.
La revelación de estos datos podrían ser sólo la punta del iceberg con más materiales producidos por la marca afectados y especialmente si tenemos en cuenta que no es la primera vez que ocurre algo similar. Sin ir más lejos el año pasado la corporación confirmó que Shinko Wire Stainless Co., un afiliado de la empresa, había falsificado las pruebas de resistencia del acero empleado para la fabricación de muelles durante nueve años.
La magnitud de este escándalo ha llegado hasta el gobierno del país del sol naciente, con Kotaro Nogami, secretario adjunto, manifestó que "la conducta de Koba Steel Ltd era totalmente inapropiada y sacude el comercio justo. Pedimos a la empresa que examine las causas y tome las medidas oportunas para evitar que se repita, así como esforzarse para restaurar la confianza en la sociedad".
El gobierno ha dado dos semanas para que la empresa presente los datos de su investigación interna mientras que la investigación externa que se está realizando aún está por emitir su veredicto, pero el presidente Akihiro Tada no descarta que puedan aparecer nuevos casos.
Después de dos años seguidos de números rojos en las cuentas y con la división de aluminio y cobre cayendo un 6,4%, parece que este va a ser el último clavo en el ataúd de la compañía en un movimiento por sanear fraudulentamente sus cuentas que inevitablemente nos recuerda a desastres como el de los airbag explosivos de Takata. Esperemos que en este caso no haya que lamentar víctimas por la mala praxis de una empresa.
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