Aunque no tenga excesivo mérito en un país en el que ya apenas se venden turismos de combustión, el paso que acaba de dar este fabricante es significativo.
Según ha publicado la cabecera noruega Postsen, Volkswagen dejará de vender coches de gasolina, diésel e híbridos en Noruega para el 1 de enero de 2024: se limitará a vender eléctricos puros.
Este plan se adelanta al objetivo de Noruega -que además es uno de los mayores exportadores de petróleo- de dejar de vender nuevos vehículos impulsados por combustibles fósiles para finales de 2025.
A pesar de que Noruega es uno de los países con mayor penetración del coche eléctrico per cápita -hasta tal punto que el Gobierno está replanteando el esquema de ayudas públicas-, solo tiene un 18 % de su parque móvil electrificado.
Pero avanza con paso firme: las ventas de coches totalmente eléctricos supusieron el 65 % de las ventas y ya copan el 83 % de las ventas del mercado de automóviles en Noruega. Un PIB per cápita de casi 60.000 euros (mayor que el de sus vecinas Suecia y Finlandia) y sobre todo las exenciones fiscales han contribuido a ello.
El gran éxito de estos vehículos está provocando que la Administración empiece a recortar ayudas para incentivar el uso del transporte público. Una decisión que despejará las dudas acerca de si el coche eléctrico podrá sobrevivir sin incentivos.
De acuerdo a un informe del Instituto de Economía del Transporte de Oslo, el 50 % de la flota de automóviles se habría electrificado en 2036 si todos los instrumentos e incentivos se hubieran mantenido como están hoy, incluido el IVA cero.
Según cuenta a Postsen Ulf Tore Hekneby, director de ventas en Oslo, Volkswagen apuesta por mantener estas ayudas a la compra e involucrar a los políticos, las organizaciones de interés y la industria para conseguirlo.
Según sus cifras, el fabricante alemán cuenta con una cuota el 22 % en el mercado de coches eléctricos. Por su parte, Tesla, Volkswagen, Audi, Nissan y Hyundai se reparten el pastel en Noruega.