El pasado mes de julio la entonces reelegida Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró que mantendría el objetivo de vender sólo coches eléctricos nuevos a partir de 2035 en Europa. Pero también aseguró que haría “una modificación de la política automovilística”, entre otras cosas, relajando su posición en torno a los e-fuels.
Esta era una de las principales aspiraciones del Partido Popular Europeo (PPE) al que pertenece la propia Von der Leyen, quienes también se planteaban relajar los umbrales de la normativa de emisiones para los fabricantes. Ahora, a pesar de la presión de los diputados de su propio grupo parlamentario y de la industria, todo podría quedarse tal y como está.
La industria se enfrenta a multas de hasta 15.000 millones de euros
El comisario de Acción Climática en el Ejecutivo comunitario de Ursula von der Leyen, Wopke Bastiaan Hoekstra, ha dicho a Reuters que la Comisión Europea no está considerando la posibilidad de relajar las políticas europeas para reducir las emisiones de CO₂ de los coches y furgonetas de cara a 2035. Y ha sido tajante: “No. La respuesta es no”.
Hoekstra, al igual que la presidenta de la Comisión Europea, forma parte del PPE: el mayor grupo de legisladores del Parlamento Europeo. Y sus recientes declaraciones chocan frontalmente con la campaña lanzada recientemente por el propio PPE para relajar los objetivos climáticos en la UE, con el objetivo de ayudar urgentemente al debilitado sector automovilístico europeo.
En principio, esto habría sido un balón de oxígeno para los fabricantes de automóviles y los gobiernos nacionales, pues el sector automovilístico europeo se encuentra en plena efervescencia, con miles de puestos de trabajo en peligro por la debilidad de la demanda, la competencia china y unas ventas de vehículos eléctricos muy por debajo de lo esperado.
Bruselas ha dicho que las normas climáticas son necesarias para cumplir los objetivos de emisiones legalmente vinculantes de Europa, y proporcionan un entorno de inversión predecible para las empresas europeas. Los fabricantes llevan meses presionando a Bruselas para rebajar los límites de emisiones de CO₂ para 2025, que muchos prevén incumplir.
Eso obligaría a los fabricantes a detener la producción de unos dos millones de coches o correr el riesgo de exponerse a multas que podrían alcanzar los 13.000 millones de euros en el caso de los turismos y otros 3.000 millones de euros en el de las furgonetas, según las estimaciones de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA).
“La industria de la UE no tendrá más remedio que recortar significativamente la producción, lo que pone en peligro millones de puestos de trabajo en la UE, perjudica a los consumidores y repercute negativamente en la competitividad y la seguridad económica de la UE”, avisa la ACEA.
Para ellos, la Unión Europea debería recurrir a una normativa tramitada en urgencia para retrasar dos años sus objetivos de emisiones: recordemos que en 2025, las ventas de los fabricantes no podrán superar una media de 93,6 g/km de CO₂.
Hoekstra resta importancia a estas preocupaciones, señalando que las multas impuestas a los fabricantes de automóviles por incumplir los objetivos de emisiones de la UE en 2020 “fueron mucho más bajas” de lo esperado. Volkswagen, líder europeo y segundo fabricante mundial, se enfrentó entonces a sanciones superiores a los 100 millones de euros.
Así, el PPE sugiere utilizar una media de tres años para contabilizar el cumplimiento de los límites de emisiones de CO₂ por parte de los fabricantes de automóviles, lo que les permitiría incumplir los objetivos del próximo año y eludir las multas si se ponen al día en 2026 y 2027.
Después de que muchos fabricantes hayan reducido sus metas de ventas y producción de vehículos eléctricos, a la ACEA no le queda otra que aumentar la presión para obtener un retraso en los objetivos de emisiones medias e intentar posponer la prohibición de la venta de coches de gasolina prevista para 2035, el año en que se esperaba alcanzar una media de 0 g/km y que, a todas luces, parece muy lejana de la realidad.