Una de las novedad más importantes de BMW en esta primera mitad de año es el BMW iX3. El coche de por sí ya es una novedad importante. Basado en el nuevo BMW X3, promete una autonomía muy superior a la del BMW i3, el único modelo 100 % eléctrico del fabricante alemán en la actualidad. El coche se desvelará, como concept car, en el próximo Salón de Pekín.
Su presentación en China no es casual. El futuro BMW iX3 se fabricará en China. Allí, el despliegue de medios de BMW será impresionante. Sin embargo, en Occidente, BMW ha decidido reducir su presencia. Tras no exponer en el pasado Salón de Detroit, BMW reducirá drásticamente el tamaño de su stand en el próximo Salón de Frankfurt. Es un aviso a navegantes en toda regla.
El Salón de Frankfurt ha sido tradicionalmente el salón donde las marcas alemanas más han invertido en stand. Más que stand, son pabellones de varios pisos a la gloria de la marca. Sin embargo, para la edición de 2019, BMW ha reservado tan sólo 3.000 metros cuadrados. Sí, tan sólo 3.000 metros cuadrados. Y es que en la anterior edición, en 2017, el stand tenía una superficie de 11.000 metros cuadrados.
De hecho, en los últimos años, el grupo BMW (BMW, MINI y Rolls-Royce) ocupaba todo el pabellón 11 de la feria. Es un evento de poco más de una semana que le costó en 2017 al grupo unos 25 millones de euros. Pieter Nota, el nuevo director de ventas de BMW, es el impulsor de esta nueva tendencia en la marca.
De momento, la marca no planea retirarse del Salón de Frankfurt, aunque MINI lleva ya un par de años sin acudir al Salón de Ginebra. Eso sí, a partir de ahora el gasto en un Salón del auto europeo no podrá ser superior a los cinco o seis millones de euros, explica Pieter Nota en Handelsblatt.
Se avecina un drástico cambio en el mercado
Obviamente, BMW no es la primera en decidir no acudir a uno o varios salones del automóvil. Volvo, Ford o Porshce llevan ya unos cuantos años limitando sus apariciones en unos pocos salones concretos. Por ejemplo, en el caso de Volvo, se limita a uno por continente: Detroit, Ginebra y Pekín. Nissan y Peugeot, por ejemplo, no acudieron al Salón de Frankfurt de 2017.
Está claro que el modelo de exhibición de los salones del auto ya no es el que era. Lo hemos comentado con motivo del AutoMobile de Barcelona, no hay vuelta atrás. Los salones del automóvil, tal y como los conocemos, van a desaparecer. Y lógicamente, las marcas buscan maneras alternativas, más eficientes y más baratas para que su mensaje y sus productos lleguen a un mayor número de personas.
Algunas, como Audi con su “Audi Summit”, han vuelto a los años 50 y han recuperado la idea de los Motorama de General Motors. El primer Audi Summit fue en Barcelona, pero este mismo año habrá uno en Bruselas y otro en Shenzen, China.
En realidad, el cambio no se debe tanto al modelo de negocio y qué puede aportar un salón del auto, sino al cambio de modelo de negocio de los fabricantes. BMW, al igual que Ford o Tesla, por ejemplo, quiere cambiar su imagen. De un fabricante de coches, quiere que la veamos como una empresa tecnológica y proveedora de servicios de movilidad.
Su presencia en ferias tecnológicas, como el CES (Consumer Electronic Show) de Las Vegas o el MWC (Mobile World Congress) de Barcelona irá en aumento. Y es que para 2025, BMW quiere conseguir más de 100 millones de clientes, la mayoría de ellos vía servicios de car sharing y servicios de suscripciones.