Las marcas de coches culparon de la crisis a Europa por obligarles a sacar coches eléctricos. Ahora Europa acusa a las marcas de vender coches demasiado caros

Volkswagen amenaza con cerrar fábricas en Alemania y Bélgica y con los consecuentes despidos, Volvo se desdice y será una marca de coches eléctricos sólo cuando se den las condiciones, mientras Mercedes revisa a la baja su ofensiva eléctrica. Nadie se imaginaba que dar el salto al coche eléctrico fuera a ser algo tan difícil. Ni los responsables políticos ni las marcas, sobre todo las marcas, se imaginaron que el público fuese tan reacio a comprar este tipo de coches.

Las razones que lo explican son múltiples, destacando el elevado precio de estos coches, pero lo que sí está claro es que las marcas, y especialmente el Grupo Volkswagen, se enfrentan a una crisis. Mientras los fabricantes se quejan de estar obligados a fabricar coches eléctricos con los que pierden dinero para respetar las normas sobre emisiones de la Unión Europea si no quieren enfrentarse a multas mil millonarias, desde Bruselas argumentan que la culpa es de las marcas por querer coches caros.

Cruce de acusaciones por la crisis en Volkswagen

Este lunes, el comisario de Industria, Thierry Breton, presidió por última vez una mesa redonda con representantes de la industria, sindicalistas, organizaciones no gubernamentales y municipios, que había convocado a finales de 2022 para acompañar la transformación de la industria automovilística europea. Recordemos que a partir de 2035, en la UE sólo se podrán vender coches eléctricos, con algunas excepciones relativas al uso de combustible sintético.

Según la hoja de ruta de la Comisión Europea, la venta de vehículos con motor de combustión estará prohibida de facto en Europa, aunque estas decisiones podrían ser flexibilizadas de nuevo por la próxima Comisión en 2026, año en el que está previsto una revisión de esta hoja de ruta. Es una cláusula, por cierto, impuesta por el propio Breton, el cual sin duda nunca se imaginó que tendría que lidiar con una crisis en su último mandato.

“La razón de esta crisis es la absurda política europea, que pone innumerables obstáculos a los fabricantes de automóviles”, declaró Christian Dürr, jefe del grupo parlamentario del partido alemán FDP. Considera que el Estado podría ayudar mejor a Volkswagen asegurándose de que se suprimiese la regulación sobre las emisiones de flotas. Una medida que si bien nos ahorraría una enorme burocracia, no permitiría la reducción de un sólo gramo de CO2.

En frente, Breton ve las cosas de otro modo. El Comisario cita la falta de coches eléctricos asequibles para el mercado de masas como un déficit clave en la industria automovilística europea. En España, por ejemplo, más del 68% de las matriculaciones de coches en 2023 fueron de modelos de menos de 25.000 euros, según datos de Hacienda. Es más, el 80,1% lo fueron de coches de menos de 30.000 euros. Es imposible lograr elevadas cifras de ventas con coches de más de 30.000 euros.

A principios de año apenas había seis modelos de menos de 30.000 euros. Y ahora sólo hay dos modelos disponibles en Europa por menos de 20.000 euros, el Dacia Spring y el Leapmotor T03. Sin embargo, el primero es fabricado en China y el segundo es chino, aunque ensamblado en Europa. Para Thierry Breton es esencial “que consigamos conciliar nuestros objetivos climáticos con la competitividad”.

Predecir la aceptación de un nuevo producto es un ejercicio extremadamente complejo, y más aún cuando se trata de un coche eléctrico. Es evidente que la bajada de las ventas de este tipo de vehículos, que ya de por sí no tenían un elevado grado de aceptación y para los que se han consentido ingentes inversiones, afecta a los ingresos de todas las marcas.

Cada fabricante afrontó ese reto con sus estrategias. BMW y el grupo Stellantis han optado por usar plataformas que sirvan tanto para coches de gasolina híbridos como eléctricos con el fin de ahorrar costes y ser flexibles en sus propuestas.

Volkswagen, por su parte, optó por desarrollar varias plataformas exclusivamente para sus modelos eléctricos, como la MEB y la PPE (Porsche y Audi), totalmente ajenas a las de los coches gasolina. Eso equivale a desarrollar dos Volkswagen Golf, dos Tiguan, dos Passat, etc. Es como duplicar las marcas, con sus modelos y sus fábricas.

Es tener dos Grupo Volkswagen con los recursos de uno solo y apostando que la aceptación de los coches eléctricos de todas las marcas del grupo será muy superior a la aceptación que tiene Tesla en el mercado. Es evidente que no es así, pues la gente no quiere un eléctrico, quiere un Tesla. Y a pesar de que el Grupo Volkswagen fue quien más coches eléctricos ha vendido en Europa en 2023, más de 700.000 unidades, no es suficiente ni de lejos para sacarlo del callejón sin salida en el que se ha metido.

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