La salida repentina de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán vaticinaba consecuencias desde el minuto uno. Las nuevas sanciones de Washington provocaron una subida del petróleo escandalosa, alcanzando su máximo desde 2014 mientras que compañías como PSA, Renault, Peugeot, Siemens, Total o Samsung ven amenazados su negocios en el país del golfo Pérsico.
De hecho, el consorcio francés ha anunciado que ha comenzado a suspender las joint ventures que tenía con gigantes de la esfera automotriz en Irán para evitar sanciones estadounidenses.
Amargo adiós provisional a un importante mercado para PSA
PSA ha llamado a la calma comunicando que "como las operaciones del Grupo PSA en Irán representan menos del 1 % de la facturación, este contexto no altera los objetivos generales del plan Push to Pass, ni la orientación financiera actual".
El consorcio buscará, con el apoyo del Gobierno francés, una exención de Donald Trump, cuyo plan maestro otorga un plazo de 90 días -que acaba el 6 de agosto- para que finalicen las relaciones comerciales con Irán, y el 4 de noviembre le tocará el turno a las actividades petroleras.
Tras el levantamiento de las sanciones internacionales contra Irán el 16 de enero de 2016, PSA firmó acuerdos de asociaciones conjuntas con el fabricante líder de vehículos en el país, Iran Khodro y con Saipa, el segundo mayor fabricante de coches iraní. Con estas asociaciones PSA ha llenado las calles iraníes e iraquíes con modelos como el Peugeot 405.
En 2012, Irán era una de las mayores fuentes de ingresos de Peugeot, solo superado por el mercado francés.
Las grandes compañías francesas activas en Irán, incluida la petrolera Total, también luchan para obtener exenciones de las sanciones impuestas por la administración del cada vez más aislacionista Trump.