En 2016, la NHTSA estadounidense (la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras) inició una investigación tras la muerte de un automovilista en Canadá debido a un inflador de airbag defectuoso de la marca ARC.
En septiembre de 2023, la NHTSA ordenó una llamada a revisión de 52 millones de coches equipados con el mismo inflador de airbags. Pero las marcas no están por la labor.
Varios fabricantes de automóviles, entre ellos General Motors, Toyota, Ford y Volkswagen, así como los dos fabricantes de airbags afectados, ARC y Delphi, han manifestado su oposición a esta llamada a revisión por los infladores de airbags.
Desde el organismo regulador de la seguridad argumentan que los infladores producidos por ARC Automotive y Delphi Automotive deberían retirarse porque podrían romperse y lanzar fragmentos de metal hacia, según Reuters.
52 millones de coches con un defecto potencialmente letal
ARC fabricó alrededor de 41 millones de infladores de airbags potencialmente defectuosos para el conductor y el pasajero delantero desde 2000 hasta enero de 2018, mientras que Delphi fabricó aproximadamente 11 millones de infladores de airbag para el lado conductor bajo licencia de ARC desde julio de 2001 hasta 2004.
Para ARC, la tasa de fallos estimada por la NHTSA era de menos de una nueva rotura en los próximos 33 años. Estos infladores se han utilizado en vehículos fabricados desde 2000 hasta principios de 2018 por 12 fabricantes de automóviles diferentes.
BMW, Ford, Hyundai/Kia, Mercedes-Benz y Porsche han presentado declaraciones de oposición en el marco del proceso formal de comentarios de la NHTSA.
Ciertamente, las probabilidades son mínimas, pero hay elementos en los que se debería mirar primero por la seguridad de los conductores y no el coste.
Lógicamente, a las marcas no les gustan las llamadas a revisión. De entrada pueden suponer un gasto enorme, y más de una ha visto cómo su cuenta de resultados pasaba en negativo por hacer frente a garantías y llamadas a revisión. Y luego, pueden dar una mala imagen de la compañía, sobre todo cuando se trata de un sistema de seguridad.
Sin embargo, negarse a una llamada a revisión por, digamos, una correa de distribución es una cosa y otra muy distinta hacerlo por un elemento de seguridad que podría incluso causar la muerte. Hay elementos con los que no se deberían coger atajos.
El coste es indudable que puede ser enorme, pero en ocasiones una llamada a revisión puede dar una muy buena imagen. Mercedes, con el primer Clase A, y Audi, con el primer TT, lo han demostrado de forma brillante, pues ambos modelos han sido un éxito.