La industria automotriz sigue alertando del peligro que consideran supone la electrificación de los vehículos. En una entrevista a Le Figaro, el presidente de PSA y también de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), Carlos Tavares, ha asegurado que imponer la fabricación de coches eléctricos pondrá en "peligro los empleos de 13 millones de personas en Europa".
Tavares también ha puesto en duda la capacidad de Europa para superar la hegemonía asiática en el terreno de la fabricación de baterías.
Desestabilización de sociedades enteras
El hecho de que la Unión Europea consiguiera ponerse de acuerdo en los objetivos de emisiones que los fabricantes deberán cumplir ha sido criticado por la ACEA, que esgrime el arma del empleo ante un cambio de paradigma: "Podría desestabilizar algunas de nuestras sociedades europeas", ha dicho Tavares.
Tras meses de infructuosas negociaciones, los representantes de los gobiernos de la Unión Europea y el Parlamento Europeo establecieron en diciembre los límites de emisiones de CO₂: una reducción del 37,5 % para 2030; una cifra más ambiciosa que la que pedía la Comisión del 30 %, que ha alertado también del daño que podría hacer un objetivo muy alto a la industria automotriz.
La ACEA lo tildó de objetivo "totalmente surrealista".
La Asociación lleva tiempo 'advirtiendo' de la amenaza de la electrificación, y ha asegurado que los responsables políticos no deberían imponer el uso de vehículos eléctricos puros ante la cuota de mercado europea que se presenta.
También ha considerado la propuesta de la Unión Europea de reducción de emisiones demasiado agresiva: "Los responsables políticos deberían, por supuesto, fijar objetivos ambiciosos para las reducciones de CO₂, pero no deberían imponer la opción tecnológica ", advirtió Tavares a principios de 2018.
"Los proveedores asiáticos nos esperan con una gran sonrisa"
Tavares también ha sembrado dudas en cuanto al papel de la Unión Europa en el ámbito de la fabricación de baterías propias. Como sabemos, Alemania y Francia se han aliado para crear un proyecto conjunto que reduzca la dependencia europea de baterías de Asia, algo que el presidente de PSA ve con buenos ojos.
Sin embargo, ha asegurado que grandes jugadores como Bosch, y la misma PSA, han valorado el proyecto y han considerado que no es rentable. Uno de los escollos a los que aluden es la inversión inicial de capital además de una política regulatoria que consideran demasiado estricta.
"Si los fabricantes de automóviles europeos no venden suficientes vehículos eléctricos para 2020, 2025 y 2030, acabarán arruinados con multas. Esto nos obliga a reservar volúmenes significativos de baterías con los proveedores asiáticos, que nos esperan con una gran sonrisa", ha dicho Tavares.