China va a levantar la obligación para los fabricantes extranjeros de tener un socio local que posea el 50 % de las operaciones. Es decir, los fabricantes extranjeros podrán tener sus propias fábricas sin tener que compartirlas por ley con GAIC, SAIC o Brillance, por ejemplo.
La eliminación de esa restricción se hará de forma progresiva. Los fabricantes de coches eléctricos ya podrán tener su propia fabrica a partir de este mismo año, mientras que los fabricantes de vehículos industriales deberán esperar a 2020 y los de turismos a 2022. Así, el primero en beneficiarse de esta medida podría ser Tesla, mientras que el resto de fabricantes tendrán que seguir compartiendo sus ganancias con el socio local durante unos años más.
El anuncio de esta medida coincide con la imposición de nuevos aranceles para los automóviles importados, debido a la incipiente guerra comercial desatada por el presidente estadounidense Donald Trump, de la cual, se salva Europa. Esta medida, que favorece abiertamente a Tesla, puede ser una manera que tiene el gobierno chino para suavizar la reactivación de los aranceles.
China es un mercado clave para Tesla, pero por ahora sus coches siguen sometidos a un impuesto aduanero del 25 %. La firma californiana necesita abrir una factoría en suelo chino. Tesla lleva más de un año negociando con el gobierno regional de Shanghai para abrir una factoría en China, no ha podido hacerlo hasta ahora porque Elon Musk se negaba a tener una joint-venture en China.
Esta nueva medida abre la puerta a que por fin pueda instalar una fabrica en el país asiático. Los Tesla fabricados en China estarían lógicamente exentos de aranceles y serían por tanto más baratos que en la actualidad, especialmente si hablamos del Tesla Model 3.
Los primeros en sufrirlo podrían los fabricantes locales, como BYD (más de 400.000 vehículos vendidos en 2017) o BAIC Motor, los cuales se verían obligados a bajar sus precios para seguir siendo competitivos, con la consiguiente disminución de su margen de beneficio.
Las joint-venture construyeron la industria automóvil china
Los fabricantes de turismos que ya están instalados con una joint-venture tendrán que esperar cinco años antes de poder montar su propia fábrica, sin embargo, la mayoría de operaciones de estos fabricantes están tan integradas con las del socio chino que es probable que muchos no rompan la joint-venture.
La industria del automóvil china se construyó gracias a la obligación para un fabricante extranjero que deseaba producir en China de contar con un socio local a altura del 50 %. Así, gracias a estas joint-ventures, los fabricantes chinos fueron creciendo, adquiriendo tecnología y recogiendo el 50 % de los inmensos beneficios que esas joint-ventures podían dar.
Hoy, han alcanzado un cierto nivel y han perdido sus complejos. Crean sus propias marcas, como Lynk & Co, y adquieren fabricantes occidentales, como Geely que posee Volvo, Lotus y el 10 % del grupo Daimler.