BMW y Daimler estarían actualmente valorando una posible colaboración en el desarrollo de las tecnologías de conducción autónoma. El CEO de BMW, Harald Krüger, y el jefe de desarrollo de Daimler , Ola Källenius (el cual será CEO de Daimler en mayo) están examinando la posibilidad de extensas alianzas, incluyendo el desarrollo de los futuros BMW Serie 1 y Mercedes Clase A, según informa el diario alemán Handelsblatt.
Los dos grupos estudian sobre todo la posibilidad de una cooperación en el campo de la conducción autónoma. El objetivo es reducir los miles de millones en costos de desarrollo y establecer un estándar común de la industria. Y es que con la venta de coches tradicionales, ya sean térmicos o incluso eléctricos, los dirigentes de las compañías temen que no sea suficiente para mantenerlos en la cresta de la ola.
La atención se centra en los futuros campos de la movilidad eléctrica y la conducción autónoma, cuyo desarrollo y comercialización costará a cada empresa decenas de miles de millones de euros. El objetivo es no quedarse atrás y poder luchar contra Waymo, filial de Alphabet (Google, para los amigos).
Quien domine la conducción autónoma dominará la industria
Y es que las cantidades ingentes en inversión que se precisan para poder hacer frente a Waymo son tales que ni Ford y Volkswagen las pueden asumir solos, de ahí su colaboración anunciada en el Salón de Detroit en el mercado de los industriales ligeros. Recordemos que esta tecnología requiere millones de kilómetros de prueba, una potencia de cálculo prácticamente sin igual y el desarrollo de algoritmos capaces de manejar situaciones complicadas en el tráfico de la ciudad.
Así los demás fabricantes que no pueden aliarse y no tienen los recursos se han unido a Waymo (FCA, Jaguar, Honda) o a Uber (Volvo). Y los fabricantes que quedan, como son en este caso BMW y Daimler, tienen que luchar con corporaciones de Silicon Valley cuya flota de coches recopilan millones de km de recorridos en casi toda clase de situaciones.
El objetivo de Waymo, al igual que ocurrió con Android en el mercado de teléfonos inteligentes, es algún día convertirse en el sistema operativo global de la industria, dejando grandes grupos antaño líderes en tecnología a la merced de un solo fabricante ajeno además a la industria.
La necesidad de compartir componentes
Pero esa posible colaboración no es sólo una cuestión de conducción autónoma. Ambos grupos fabrican en Estados Unidos y según las nuevas normas del Área de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, en sus siglas inglesas) deben integrar cada vez más componentes procedentes de Norteamérica. Ambos grupos podrían compartir componentes locales para sus modelos, suponiendo así un ahorro sustancial.
En cuanto al desarrollo conjunto del BMW Serie 1 y del Mercedes Clase A parece altamente imposible, incluso al horizonte 2025. Ya no solamente por una simple cuestión comercial y de cultura empresarial de las dos compañías, sino porque implicaría compartir con el rival de los últimos 60 años tecnología que quizá no estén dispuestos a compartir.
Además, en Handselblatt parecen haber olvidado que a partir de la próxima generación, el Serie 1 compartirá plataforma con el MINI, como ya lo hacen actualmente los Serie 2 active Tourer. En ese aspecto, BMW ya tiene asegurada una economía de escala que Mercedes no se puede permitir sin buscar alianzas fuera.