Honda ha anunciado que dejará de fabricar automóviles en Argentina a partir de 2020. El fabricante nipón ha explicado que su planta de Campana, en la provincia de Buenos Aires y que produce el pequeño crossover HR-V, se centrará únicamente en la producción de motocicletas.
Un adiós que se suma al de la planta de Honda en Swindon, Reino Unido, que echará el cierre definitivo en 2021 ante un Brexit que lleva agonizando años y que ahora está en manos de un nuevo inquilino que ha tomado asiento en el 10 de Downing Street.
Muchos frentes abiertos
Según ha explicado Honda, la decisión responde a una necesidad de "continuar fortaleciendo la estructura comercial de automóviles ante cambios abruptos que están teniendo lugar en las industrias automotrices de todo el mundo".
Como parte de una reorganización global de vehículos ligeros, la marca japonesa asegura que su decisión no está condicionada por los resultados de las elecciones primarias en Argentina este domingo, que dieron un triunfo aplastante al kirchnerista Alberto Fernádez por encima del liberal Mauricio Macri.
Esto provocó un desplome del peso del 30 % y que la bolsa perdiera solo durante el lunes el 38 % de su valor. Y es que la incertidumbre está haciendo mella en el sector comercial.
Honda Argentina se estableció en Campana, al nordeste de Buenos Aires, en agosto de 1978. Allí emplea a alrededor de 1.000 trabajadores, de cuyo destino no se ha informado.
Mientras tanto la esfera internacional lidia con muchos frentes abiertos. Los más virulentos, la guerra comercial que mantienen China y Estados Unidos y la incertidumbre de un Brexit que promete hacerse realidad el 31 de octubre, pero que sigue causando estragos.
En febrero Honda anunció el cierre de la planta de Swindon, la única de Honda en Europa, si se materializa un Brexit duro y sin condiciones.
Y es que la llegada del sucesor de Theresa May, Boris Johnson, acaba de terminar de agitar el avispero en el que se ha convertido el Brexit. Con la promesa de sacar al Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre "a vida o muerte, caiga quien caiga", ha mandado un soplo de esperanza a los euroescépticos, pero ha levantado todas las alarmas, si es que quedaba alguna por sonar, en el sector automotriz.
