Reino Unido se pone las pilas para no quedarse atrás en la carrera que algunos han dado por perdida: la de fabricar baterías de estado sólido en masa.
Así, un grupo de siete organizaciones británicas, la start-up de baterías Britishvolt y la Universidad de Oxford, han formado un consorcio para desarrollar baterías de estado sólido para vehículos eléctricos.
El electrolito sólido: más autonomía, seguridad y vida útil
El consorcio construirá una instalación para desarrollar prototipos y tecnologías para la producción en masa de baterías de estado sólido con el objetivo de aumentar la autonomía de los coches eléctrico y la seguridad.
El proyecto, en fase embrionaria, quiere posicionar a Reino Unido como exportador de esta tecnología, y cubrir desde la obtención de materias primas hasta la fabricación final.
El consorcio británico ha sido creado por la Institución Faraday, una organización respaldada por el Gobierno que se centra en llevar al mercado la investigación académica de baterías del Reino Unido.
Desde aquí se espera que las baterías de estado sólido representen el 7 % del mercado mundial de baterías de electrónica de consumo y el 4 % de las baterías de automóviles eléctricos en una década.
Uno de los socios, Britishvolt, planea construir una fábrica de baterías en el norte de Inglaterra que debería entrar en funcionamiento en 2023.
Allan Paterson, el director técnico de Britishvolt, considera que el uso de un electrolito sólido sigue siendo el santo grial para los desarrolladores de baterías, lo que potencialmente ofrece una densidad de energía que podría ser un 70 % más alta que las baterías en producción de iones de litio.
La carrera por llegar el primero a la fabricación en masa
Renault, el Grupo Volkswagen, BMW, Ford, Toyota... desde hace tiempo los gigantes de la industria automotriz buscar la manera de hacer viable esta tecnología.
Algunos como Toyota y BMW ya apuntan a 2025 para lograrlo.
Sin embargo se trata de un objetivo complejo que firmas como Fisker han tenido que abandonar al no ver que pueda materializarse tras varios años en la palestra. Según reconoció su CEO, a las baterías de estado sólido le faltan "al menos seis años, si no más" para poder ser fabricadas en masa.
El principal obstáculo es la escalabilidad. Lo cierto es que de momento China lleva la delantera, pues ha presentado hace poco su buque insignia, el Nio ET7, equipado con baterías de estado semisólido; es decir, con electrolito híbrido de solidificación interna.
No se comercializará hasta 2022, pero la nueva batería de 150 kWh ofrecerá 1.000 km de autonomía en el ET7 con una sola carga. Si se consiguen estas cifras con una batería de estado semisólido, ¿qué ofrecerá una de electrolito totalmente sólido?
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