Ni en una casa, ni en una autocaravana. Cada vez más jóvenes de Reino Unido viven en barcos: "Si quiero irme mañana, lo hago"

Ni en una casa, ni en una autocaravana. Cada vez más jóvenes de Reino Unido viven en barcos: "Si quiero irme mañana, lo hago"
5 comentarios

Vivir en un barco no es fácil. Las noches son frías, los recursos limitados y las reparaciones costosas. Sin embargo, para miles de británicos, esta opción es la única forma viable de tener un hogar propio sin quedar atrapados en hipotecas impagables o alquileres prohibitivos.

Elizabeth Earle, escritora e ilustradora autónoma de 36 años, es una de ellas. Su historia refleja una tendencia creciente en el Reino Unido: jóvenes y no tan jóvenes que, ante el elevado coste de la vivienda, han optado por una alternativa radical.

Un hogar flotante de 100 años

Desde abril de 2022, Earle vive a bordo de 'Maggie', una barcaza de 70 pies con más de un siglo de antigüedad que adquirió por 35.000 libras (unos 40.900 euros). Maggie no es sólo su hogar, sino una pieza de historia: durante la Segunda Guerra Mundial (entonces llevaba el nombre de 'Malvern'), transportó carbón y acero para el esfuerzo bélico británico.

En su época original, estas barcazas eran utilizadas por familias enteras que vivían en pequeños camarotes de apenas metro y medio de ancho. Esta en concreto, va equipada con chimenea, cocina y un baño de compostaje, aunque para ducharse, Earle prefiere acudir al gimnasio y así ahorrar agua.

Su día a día transcurre entre la escritura y la ilustración, sus dos grandes pasiones. “Elegí este modo de vida para perseguir mi sueño de ser escritora y artista”, comenta. Además, la adopción de su perrita rescatada, Leela, influyó en su decisión de quedarse en el Reino Unido, pues a ella le aterroriza navegar e aguas más abiertas. “Tenía que elegir entre seguir viajando o quedarme con mi perro. Elegí al perro”, explica.

Lis

Pero la vida en un barco no es gratuita. Earle gasta alrededor de 300 libras (350 euros) al mes en diésel, carbón y otros gastos esenciales. Además, cada tres o cuatro años debe desembolsar 1.200 libras (1.400 euros) para el mantenimiento del casco. “Si te quedas sin carbón en invierno, tienes que cargar sacos de 25 kg a través del barro”, explica.

Sin embargo, también destaca los aspectos positivos de su elección: “Tengo una hermosa forma de vida. Estoy aquí sentada bebiendo té, pintando una ballena jorobada, y me voy a la cama cuando quiero. No tengo que fichar por mi jefe mañana”.

A pesar de las dificultades, Earle valora la libertad que le ofrece su hogar flotante: “Si quiero irme mañana, simplemente lo hago”. Su experiencia no es única. Según Sky News, unas 15.000 personas en el Reino Unido han optado por este estilo de vida en los últimos años, ya sea por necesidad o por el deseo de una mayor independencia.

No solo una cuestión económica

Tracey Essery, de 63 años, vendió su casa tras un divorcio y compró una barcaza de más de 100.000 libras (117.000 euros). Aunque gasta entre 500 y 600 libras al mes en facturas, dice que vivir en el agua ha sido beneficioso para su salud mental. “Aquí hay comunidad. Siempre hay alguien dispuesto a ayudar”.

Jan Gazda, de 31 años, vio en un barco de 50 pies la única opción asequible para vivir en Londres. Pagó 40.000 libras (47.000 euros) y financió su compra con una hipoteca marina de 800 libras al mes. “No podríamos permitirnos una casa, pero en cinco años habremos pagado nuestra hipoteca”, comenta.

La alternativa española: la autocaravana

Mientras que en el Reino Unido los barcos se han convertido en un refugio frente a la crisis inmobiliaria, en España la tendencia apunta hacia las autocaravanas. En regiones como Mallorca, donde el precio del alquiler es desorbitado, cada vez más personas optan por vivir en vehículos camperizados. La libertad de movimiento y la reducción de gastos son razones comunes a ambos estilos de vida.

Sin embargo, hay diferencias notables. En España, la normativa sobre el estacionamiento de autocaravanas puede llegar a ser muy restrictiva, mientras que en el Reino Unido, el sistema de canales permite a los “cruceros continuos” moverse cada 14 días sin necesidad de pagar un amarre fijo. Además, el clima británico supone un desafío adicional para quienes viven en barcos, especialmente en invierno.

Un estilo de vida con sus sacrificios

Pero la vida en el agua o en la carretera no es para todo el mundo. “Si no estás preparado, puede ser un error muy costoso”, advierte Essery. Los imprevistos pueden ser caros y las comodidades, limitadas. Sin embargo, para muchos, la recompensa supera los sacrificios. Como dice Earle: “Soy increíblemente feliz; es lo más feliz que he sido nunca”.

Ante la crisis de vivienda en Europa, vivir en un barco o en una autocaravana se ha convertido en una solución realista para quienes buscan independencia y aventura. Para algunos, es una elección temporal; para otros, un estilo de vida definitivo. Lo que es seguro es que, en un mundo donde la vivienda es cada vez más inaccesible, estas alternativas "en movimiento" seguirán ganando adeptos.

Imágenes | Elizabeth Earle

Temas
Recibir por e-mail:

    Escribir comentario
    Inicio
    ×

    Utilizamos cookies de terceros para generar estadísticas de audiencia y mostrar publicidad personalizada analizando tu navegación. Si sigues navegando estarás aceptando su uso. Más información