Comprar un coche eléctrico supone un desembolso inicial mayor a uno de combustión, y la razón es la batería. Es el elemento más caro de un coche eléctrico y, como consecuencia, el precio de la misma influye en el precio final del coche.
Debido a los materiales utilizados en la fabricación de una batería y motor de un coche eléctrico, hace que este sea mucho mayor a un automóvil de combustión. Ya que, un motor térmico no va a necesitar tierras raras para los imanes permanentes como ocurre con los motores eléctricos, ni cobalto, ni litio, que son materiales muy volátiles y cada vez más complicados de encontrar y más caros de extraer.
El problema es la volatilidad de los materiales
Pese a ser el elemento más costoso, el precio de las baterías ha bajado un 87 % desde 2008, según la Oficina de Tecnologías de Vehículos del Departamento de Energía de Estados Unidos. Este cambio en el precio viene influenciado por el aumento de su producción -fabricarlas en masa es más barato que fabricar de una en una- y a la mejora en la tecnología para su fabricación.
Es verdad que desde el comienzo de la comercialización de los coches eléctricos, el precio de las baterías se ha ido reduciendo, de hecho según los datos de Bloomberg, en la última década han caído de 1.200 euros por kWh a 137 euros por kWh, lo que significa que en un vehículo eléctrico con una batería de 50 kWh supondría un ahorro de 43.000 euros.
Pero, igualmente, el precio de un coche eléctrico sigue siendo mayor que un coche de combustión, y en ese número se engloban materias primas, baterías y motores eléctricos como los elementos más encarecen el precio.
El material del cátodo de una celda de iones de litio representa casi el 50 % del coste de fabricación del coche y, solo las materias primas pueden representar un tercio del coste final del mismo.
Aunque en estos años haya sufrido una bajada en el precio, este puede verse incrementado de nuevo en un futuro no muy lejano, debido a los problemas de extracción de los materiales.
Esto se traduce a que el precio del vehículo eléctrico sigue lejos del de combustión y se debe a la extracción del litio, ya que no ha crecido al mismo ritmo que la producción de baterías para coches eléctricos.
Con los datos publicados por Benchmark Mineral Intelligence el precio del litio ha crecido por encima del doble de las cifras de hace un año, llegando a precios de 2018. El principal problema es que no hay suficiente oferta de litio extraído para suplir la demanda actual de las baterías, con un precio de 27.900 dólares por tonelada.
Pese a que el desembolso inicial de un vehículo eléctrico es mayor, luego el mantenimiento de este es más económico que el de uno de combustión. Al analizar la anatomía de un coche eléctrico frente a un modelo de combustión o híbrido, apreciamos que éste es mucho más sencillo en lo que toca a la motor. Su complejidad viene de la mano de otros aspectos alejados del mantenimiento como la gestión de la batería, la gestión térmica o su eficiencia.
A medida que se van mejorando las baterías, la extracción de los materiales se acelera y la producción va siendo masiva, el precio de los coches eléctricos pueden ir equiparándose a los térmicos.
Y es que, según el Índice de Costes de Coche 2021 de LeasePlan, los vehículos eléctricos compactos y de tamaño medio son ahora totalmente competitivos en costes en relación con los coches de gasolina y diésel en la mayoría de los países europeos.
Pero, el problema reside en los materiales tan volátiles que son tan necesarios para la fabricación de las baterías para los coches eléctricos y hace que finalmente su precio fluctúe y, aunque ahora puedan tener unos precios más competitivos, este puede variar y subir en cualquier momento.
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