Reorganizar la movilidad en las ciudades para que tengan cabida las bicicletas y los peatones de forma segura, reduciendo la cantidad de tráfico rodado, no es una tarea fácil. La mayoría de municipios optan por crear carriles bici simplemente pintados en el arcén o, en el mejor de los casos, mínimamente separados del tráfico.
Pocas veces se dedican recursos a crear una infraestructura específicamente diseñada para la bicicleta. Es caro, ciertamente, pero es un plus de seguridad ya que las bicis y los coches no comparten así el mismo espacio en la carretera.
Sin embargo, Bergen (Noruega) se dispone a abrir un vibrante túnel de casi 3 km sólo para ciclistas y peatones. Se trata del Fyllingsdalstunnelen, excavado en una de las siete montañas que rodean Bergen.
El túnel de 2,9 km conectará una zona residencial, Fyllingsdalen, con el centro de esa ciudad del suroeste de Noruega. Se abrirá al público el próximo 15 de abril de 2023, con carreras y pruebas ciclistas para celebrar su inauguración.
Se tardará unos 10 minutos en recorrerlo en bicicleta y entre 30 y 45 minutos a pie. Puede parecer mucho tiempo, pero reducirá el tiempo del trayecto de 40 minutos a 25 minutos, según Euronews.
Usar las sinergías para crear nuevos carriles bicis
Aunque sea uno de los túneles ciclistas más largos del mundo, y el más grande de Europa, la realidad es que no ha sido diseñado expresamente para los ciclistas y los peatones. Al igual que otros túneles similares, como el de la Croix-Rousse en Lyon, Francia, se trata de un túnel compartido en el que se ha dado un hueco privilegiado a los ciclistas.
En el caso del túnel francés, se perforó un segundo túnel en paralelo al ya existente para los coches para así poder disponer de un carril bus que no estuviese a la merced de los eternos atascos del viejo túnel principal. Así, ese túnel cuenta con un carril bus separado por hormigón de los carriles bicis y de los peatones.
En el caso del túnel de Bergen, discurre en paralelo a la nueva línea de metro ligero inaugurada el pasado mes de noviembre, y sirve de vía de escape en caso de emergencia para los pasajeros del tren.
"Básicamente, es un túnel de escape para el tranvía. Pero luego hubo mentes sabias que dijeron que por este túnel también se puede circular en bicicleta", explica el director del proyecto, Arild Tveit. "Al crear una pasarela aquí, también es posible hacer ejercicio... Así que es salud pública en cada metro de este túnel".
Aunque inicialmente sólo iba a ser u túnel de servicio y de emergencia, con el apoyo de la inversión pública, se incluyeron en su diseño carriles exclusivos para peatones y ciclistas de 2,5 y 3,5 metros de ancho, respectivamente.