Los coches no vuelan por las ciudades como nos prometió 'Blade Runner', pero ya tenemos automóviles autónomos repartiendo comida a domicilio como también lo hacen drones. De momento sólo en una ciudad, Phoenix (Arizona), es decir en EEUU, el único país donde operan robotaxis.
Son los de Waymo, propiedad de Alphabet (filial de Google), fruto de su acuerdo con Uber. Las dos empresas, antes rivales en el pastel de los taxis autónomos, ahora son aliadas. Los de esta firma siguen operando en varias ciudades de Norteamérica, a diferencia de los de Cruise envueltos en no pocos incidentes, incluyendo atropellos mortales.
La cena o la comida en robotaxi, y sin propina para el repartidor
Fue en mayo del año pasado cuando Waymo y Uber rubricaron esta colaboración con coches autónomos en la ecuación: tanto para servicios de transporte de pasajeros como de entrega a domicilio (Uber Eats). Desde octubre hacen lo primero y lo segundo desde ayer miércoles 3 de abril. En ambos casos sólo en Phoenix, pese a que Waymo también opera en Los Ángeles y San Francisco.
Que Waymo haya optado de momento por esta ciudad se debe a que es el área más grande donde prestan servicio sus taxis autónomos, de unos 466 km². En todo caso es opcional: los usuarios pueden escoger que sea un rider o uno de los Jaguar I-Pace autónomos quien lleven el pedido de Uber Eats.
La ventaja para los usuarios es que se ahorran la propina para el repartidor, pues la tarifa no varía. Pero también supone mayores problemas para reclamar, ya que no es una persona la que te lleva el pedido.
Algo similar ocurre con los servicios VTC de Uber: cuando un cliente contrata un trayecto desde la app en UberX, Uber Comfort, Uber Comfort Electric o Uber Green se les puede ofrecer un robotaxi de Waymo. Pero tienen la opción de rechazarlo y escoger un coche con conductor. La tarifa es también la misma en ambos casos.
Ahora amigos, antes rivales. Más allá de lo distópico que puede resultar que el sushi te lo traiga un coche sin nadie al volante, llama la atención esta hermandad entre Waymo y Uber. Y es que ambas compañías ha estado enfrenadas años atrás en el negocio de los taxis autónomos.
Es más, Waymo demandó a Uber en 2018 y el juicio se saldó con el pago de 245 millones de dólares, aunque aquello acabó en buenos términos. Tanto como para que Uber asegurará entonces que podría usar los taxis autónomos de Waymo, como ha acabado haciendo.
Así, Uber abandonó el negocio de los robotaxis en 2020, vendiendo su sección de coches autónomos a Aurora por 4.000 millones de dólares para centrarse en el negocio que le sale realmente rentable: los servicios VTC y el reparto a domicilio.
La apuesta de Uber también llama la atención desde el punto de la seguridad: los taxis sin conductor de Waymo también ha estado envueltos en incidentes y atropellos, aunque menos graves y numerosos que los de Cruise (propiedad de General Motors). Estos episodios acabaron con los servicios de Cruise, que operaba en las mismas ciudades que Waymo.