En muchas ciudades españolas, “las aceras son demasiado estrechas y no cumplen los criterios mínimos de accesibilidad”. Es una de las conclusiones a las que llega el estudio ‘Callegrafías’ de la asociación Red de Ciudades que Caminan, tras analizar 950 calles distintas de 85 ciudades españolas para ver cómo se reparte el espacio público en ellas.
Según sus datos, “el 68 % del espacio público se reserva para los coches, mientras que solo el 32 % está destinado a los peatones”. Y en las áreas periféricas la situación pinta aún peor, pues el texto asegura que tan sólo el 25 % del espacio es para los peatones. Además de haber pocas, hasta el 14 % de las aceras tiene menos de 1 metro de ancho.
Pocas aceras, y con menos de un metro de ancho
Para llevar a cabo la investigación, se seleccionaron casi 600 km de vías urbanas en áreas centrales, periféricas y mixtas (que abarcan tanto el centro como la periferia) de distintas ciudades españolas, aunque no se especifica cuáles. Los participantes recorrieron estas rutas y las evaluaron según 32 variables, entre ellas la dimensión de las aceras, la existencia de bancos para sentarse, la circulación o la presencia de coches mal aparcados.
Según el texto, uno de los principales objetivos de ‘Callegrafías’ era analizar la fisionomía de nuestras ciudades para poder mejorarlas, aunque “el estudio es anónimo y no se hará público el nombre de los municipios cuyas calles han sido analizadas para evitar rivalidades, cualquier ciudad puede tomarlo de referencia para analizar su propia realidad”.
El estudio también destaca que, de acuerdo con la Orden TMA/851/2021 del Ministerio de Transportes, “las aceras urbanas deberían tener un ancho mínimo de 1,80 m y no debería permitirse el estacionamiento en ellas”.
Sin embargo, según las observaciones recogidas, este estándar no se cumple en muchas calles pequeñas, “donde se prefiere mantener un carril para automóviles y una franja de estacionamiento en lugar de promover opciones peatonales o de plataforma única”.
Además, el estudio señala que una acera accesible debería tener al menos 2,4 m de ancho, teniendo en cuenta el mobiliario urbano, árboles y otros elementos como las terrazas de los establecimientos. Lamentablemente, según las observaciones de Ciudades que caminan, "el 51,1 % de las calles no alcanza este estándar", especialmente en las periferias urbanas.
Entre las conclusiones de ‘Callegrafías’, se denuncia que las ciudades españolas “están diseñadas mayoritariamente para vehículos motorizados, dejando a menudo en segundo plano las necesidades de peatones y personas con movilidad reducida”.
Asimismo, se hace hincapié en que este desequilibrio no solo afecta a la accesibilidad, sino que también “contribuye a niveles significativos de ruido y molestias causados por el tráfico”.
Aunque el estudio tiene un carácter subjetivo (ya que ha sido realizado por una asociación que promueve la peatonalización de las ciudades) y cierto sesgo, pues se han analizado apenas 950 ciudades de las 8.131 ciudades con las que cuenta España, llama la atención el poco espacio que se le deja al peatón en algunos casos, por muy aislados que puedan parecer.
Más, en un contexto en el que las ciudades se encuentran en plena transformación para devolverle el espacio público tradicionalmente cedido a los coches.
Con grandes capitales de todo el mundo adoptando nuevas formas de movilidad, las cada vez más populares ‘supermanzanas’, el concepto de las ‘ciudades de los 15 minutos’ y más restricciones al tráfico, este estudio subraya la importancia de repensar el diseño de nuestras calles dando más importancia al peatón.
Al fin y al cabo, si los Gobiernos están apostando por modelos que contemplan que dejemos el coche en casa, es esencial priorizar la calidad del espacio público y aprovecharlo para que sea más accesible, atractivo y saludable para todos.