El gobierno de Arabia Saudí ha presentado recientemente uno de sus proyectos más ambiciosos: la que quiere ser la primera ciudad completamente lineal en el mundo, con más de 170 km de largo, 200 m de ancho y más de 500 m de altura, se ubicaría entre la orilla del Mar Rojo y las montañas, discurriendo a través del desierto.
Denominada “The Line” por su forma y diseñada por NEOM (una empresa del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman), esta ciudad que lleva más de un año y medio en proyecto aspira a ser una ciudad inteligente y sostenible, con rascacielos y sin coches. En los diseños, está revestida por gigantescos espejos.
¿Sería viable esta megaestructura futurista más allá de los renders? A priori parece complicado, pero sus impulsores ya están buscando inversores para ponerla en marcha de cara a 2030 como ya han hecho también con “Trojena” una estación de esquí de lo más peculiar.
Urbanismo del futuro vs. ciencia ficción
En la presentación del curioso proyecto, el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman señaló que su diseño “desafiará las tradicionales ciudades planas y horizontales y creará un modelo de preservación de la naturaleza y de mejora de la habitabilidad humana".
Según bin Salman, “The Line” no tendrá ni carreteras, ni coches, ni calles propiamente dichas, pues “funcionará con energía renovable, priorizará la salud y el bienestar de las personas respecto al transporte y las infraestructuras de las ciudades convencionales y arrojará luz sobre formas alternativas de vivir".
Sin embargo, el proyecto sí incluye un puerto deportivo con acceso al Mar Rojo, un aeropuerto con conexión con el resto del país e incluso un estadio.
La ciudad, que está planteada para albergar a nueve millones de personas, incluirá también zonas agrícolas, comerciales y de ocio, escuelas, parques y atracciones turísticas.
En los comunicados de prensa de NEOM también se alude a viviendas y comercios de diseño horizontal, o un sistema de transporte público con un concepto similar al del Hyperloop, que conectará ambos extremos de la ciudad “en apenas 20 minutos y estará impulsado por fuentes de energía renovables y sostenibles”, según el príncipe heredero.
Para su equipo de NEOM (cuyo nombre combina la palabra griega ‘neos’ o nuevo, con la palabra árabe mustaqbal, o ‘futuro’) ha reclutado a una larga lista de arquitectos de prestigio, ingenieros y constructores.
Pese a que los saudíes puedan pensar que “The Line” es un proyecto totalmente original y revolucionario, al menos en cuanto a su forma lo cierto es que ya ha habido precedentes.
Un concepto no tan vanguardista
Ya en 1965, los arquitectos estadounidenses Michael Graves y Peter Eisenman diseñaron “Linear City”: su visión incluía la creación de un bloque urbano lineal continuo a lo largo de la Costa Este de los EEUU -desde Boston hasta Washington- y se centraba especialmente en un tramo de 35 km en Nueva Jersey.
Sus planes preveían una megaestructura compuesta por dos gigantescos edificios en forma de franja, uno para la industria y otro para viviendas, oficinas y comercios.
El nuevo proyecto saudí también recuerda el diseño de la piscina flotante de la década de 1970, que apareció en el libro "Delirious New York" del arquitecto Rem Koolhaas, y que se asemeja a una manzana alargada, interminable y sin sentido de Manhattan.
Otra referencia la encontramos en el colectivo italiano Superstudio y su exposición de 1972 en el Museo de Arte Moderno, que mostraba una serie de imágenes de estructuras masivas superpuestas en lugares naturales famosos como la propia ciudad de Nueva York, como protesta contra las tendencias arquitectónicas contemporáneas.
Las estructuras que creó Superstudio tenían fachadas selladas y lisas que se asemejan a los espejos de “The Line” tal y como los imaginaron los saudíes.
Menos reciente aunque más nuestro es el proyecto de la Ciudad Lineal del prestigioso urbanista, constructor, geómetra y periodista español Arturo Soria, que ya en el siglo XIX aludía a que “del problema de la locomoción se derivan todas las demás formas de urbanización”.
Además apostaba porque “la ciudad se inclinará cada vez más hacia la forma lineal (…) allí donde veáis líneas tortuosas, callejones sin salida o calles estrechas podréis asegurar que esa es la imagen de una ciudad envejecida, pobre y refractaria al progreso”.
Es más que probable que la presentación de “The Line” haya impresionado a algunos inversores, pero lo cierto es que también provoca rechazo entre los investigadores que han sido testigos de otras visiones de este tipo a lo largo del siglo XX.
Por ejemplo para su tesis doctoral en el MIT, el arquitecto e investigador Eliyahu Keller, cita la Ciudad Subterránea Bajo Manhattan de Oscar Newman de 1969 o diseños del poco convencional arquitecto Lebbeus Woods.
Ambos son ejemplos de arquitectos que crearon imágenes extremas del futuro, de la sociedad y del papel de la arquitectura, cuyos planes nunca llegaron a materializarse: "estos proyectos no se pensaban en términos de construcción, sino de ideas".
"Los saudíes presentan una especie de revoltijo de ciencia ficción: 'Black Mirror' con toques de 'Blade Runner' y con abundantes referencias a proyectos arquitectónicos experimentales diseñados a lo largo del siglo XX", dice Keller sobre “The Line”.
"No creo que los saudíes entiendan lo problemática que es su propuesta, y están ignorando las cuestiones significativas y muy serias que hay en el corazón del proyecto”. Según él, detrás del mismo hay una fe ciega en el poder de la tecnología para resolver los problemas de la humanidad.
Son imágenes que se ajustan a la concepción popular de cómo debería ser el futuro: reluciente, brillante, lleno de neón. “Ni siquiera plantean la cuestión de por qué deberían ir a ese lugar, al desierto, qué tipo de comunidad se supone que habrá allí... O qué tipo de gobierno habrá y quién construirá este proyecto demencial", añade.
Hace un año y medio, el columnista israelí Zvi Bar'el escribió que “el reino saudí tenía dificultades para encontrar trabajo para sus numerosos ciudadanos desempleados” y más de 60 rascacielos de nueva construcción en el centro de Riad permanecían vacíos, ya que los inversores extranjeros “no se pensaban apresurar a financiar el desarrollo del país”.
Quizá en lugar de construir una ciudad con las características como “The Line” desde cero, haya que dedicar más esfuerzos y recursos a averiguar cómo transformar a corto plazo las ciudades superpobladas de todo el mundo en ciudades más limpias y preparadas para el futuro.