Este fin de semana la Fórmula 1 regresa a uno de los circuitos clásicos del campeonato, el trazado británico de Silverstone. El Gran Premio de casa para la mayor parte de escuderías, que tienen sus respectivos cuarteles generales a escasos kilómetros de la sede del Gran Premio de Reino Unido.
Como trazado, Silverstone cuenta con algunas de las mejores curvas del calendario: la rapidísima Copse, las eses de Maggotts y Becketts (consideradas por muchos pilotos la mejor combinación de curvas del Mundial), la siempre desafiante Stowe... Para los pilotos siempre es un placer poder rodar en una pista como la de Silverstone, y muy especialmente lo será para aquellos que dispongan de un coche que se comporte bien en curva rápida, factor diferencial para marcar unos buenos cronos en la rápida y fluida pista británica.
En efecto, Silverstone premia especialmente a aquellos coches que son capaces de ir sobre raíles en cambios de dirección de elevada velocidad. Es una pista donde la eficiencia aerodinámica sí juega un papel determinante, ya que a todas esas curvas de alta velocidad le acompaña al circuito una sección mucho más lenta y revirada (la del ahora primer sector) que exige tomar compromisos a la hora de reglar los monoplazas.
Silverstone es exigente con neumáticos y motor, pero nada con los frenos
Silverstone es un circuito especialmente duro con los neumáticos, aunque tampoco sin llegar a los extremos del episodio vivido en 2013. Pirelli lleva a Gran Bretaña sus compuestos más duros de la gama, los medios y los duros, para afrontar los retos de un asfalto muy abrasivo. Y muy especialmente: las cargas laterales más elevadas de todo el calendario, debido a las rapidísimas curvas de los dos últimos sectores. La estrategia natural con estas exigencias sobre los neumáticos debería ser a dos paradas, pero ni Pirelli se atreve a descartar un único pit stop para algunos.
También se trata de un circuito en el que los motores podrán volver a marcar distancias, ya que Silverstone tiene diversas rectas en las que se puede exprimir al máximo el motor (el 66% de la vuelta es a fondo). Precisamente por ese factor, la carrera a 52 vueltas puede ser exigente para los pilotos a la hora de gestionar muy bien el consumo de combustible, pues puede rondar los 2 kg por vuelta (los depósitos son de 100 kg).
Eso sí, después de dos carreras en circuitos que castigan especialmente los frenos (Canadá y Austria), el trazado de Silverstone dará un considerable respiro en ese sentido, pues probablemente sea la pista menos exigente de todo el calendario con los frenos si tenemos en cuenta que sólo un 8-9% de la vuelta se pisa el pedal de freno.
Y, ¿por qué no? El ambientazo que siempre se respira en un circuito que vio nacer oficialmente la Fórmula 1 allá por 1950. Los ingleses en esto del motorsport son siempre una referencia, y eso se deja ver cada año en el Gran Premio de Reino Unido.