Las polémicas sobre el reglamento, y sobre el camino a seguir en el futuro, no afectan sólo a la Fórmula 1. En Estados Unidos, la última discusión se ha producido tras la presentación del Ford Fusion NASCAR, el modelo que sustituirá al Taurus en 2006 en la competición más importante de Estados Unidos.
El problema viene de querer hacer correr un sedán de cuatro puertas en la NASCAR, donde el chasis necesario es muy diferente, por lo que el resultado es que el coche que corre no se parece en casi nada al de calle, y se necesita más una labor de pintura y decoración que de ingeniería deportiva (fijaros en la parrilla y los faros), para que parezca que de verdad corre un Ford Fusion.
Como en Europa, los aficionados piden que se vuelva a la pureza original, y que se haga correr verdaderos coches de producción, no inventos que poco se parecen a los originales.
Todo se debe a que Ford quiere popularizar este modelo entre el público joven que sigue la NASCAR, pero no faltan voces que juzgan complicado que esos jóvenes se vayan a comprar un Ford Fusion.