Uno de los apellidos más habituales de los vehículos que salen hoy en día al mercado son las siglas que hacen referencia a la tracción de cada modelo. Desde hace años, a las tradicionales tracción delantera (FWD), tracción trasera (RWD) o 4x4, se han ido sumando otras modalidades que, principalmente, van a llevar la tracción al resto de ruedas, ya sea de forma permanente o puntual. Hablamos de 4WD y AWD.
La tracción determina la transmisión de la fuerza del motor hacia uno de los ejes o ambos, y puede ser necesaria en distintas ocasiones. Aunque siempre se ha asociado la tracción en las cuatro ruedas a la conducción off road, incluso en escenarios de ciudad y para otros modelos de vehículos, merece la pena tener en cuenta la seguridad que ofrece la tracción integral.
4WD Y AWD, cómo funcionan
Aunque puedan parecer lo mismo, no lo son. Si bien ambos sistemas buscan dar tracción a las 4 ruedas, la diferencia radica en el control de esa tracción.
AWD (All Wheel Drive) es un sistema de tracción permanente en el que el vehículo analiza en todo momento cada situación para determinar la capacidad de respuesta del coche. Este sistema aumenta la potencia transmitida al eje delantero o trasero en función de las necesidades que se den, consiguiendo, de esta forma, que el vehículo se comporte de forma más eficiente.
Por su parte, la tracción total a las cuatro ruedas del 4WD, a diferencia del AWD, no es permanente. Se puede decidir en qué momento utilizarla y trabaja a voluntad del conductor.
Por último, están los 4x4. Se trata de la tracción a las cuatro ruedas más conocida en el mercado, de uso principalmente off road. Este sistema dispone de caja reductora y cuenta con diferentes modos de tracción, los conocidos 4H, el 4L y el 2L, que el conductor ha de seleccionar en función de las necesidades de tracción en cada momento.
¿Cuáles son los beneficios de la tracción total?
Los principales problemas relacionados con la estabilidad en vehículos FWD y RWD son los relacionados con la pérdida de control, produciendo subvirajes y sobrevirajes, respectivamente.
Para evitarlo, se han incorporado soluciones que ayudan a compensar estas pérdidas de control. Son los sistemas de control de estabilidad y de control de tracción, cuya contribución en la reducción de siniestros de tráfico está siendo muy notable.
La gestión de la tracción total, al administrar la potencia en cada eje y en cada rueda, permite un mejor control del vehículo en situaciones complicadas. Además, gracias a la tracción total se consigue una aceleración más rápida, pues se aumenta la capacidad de motricidad y, sobre todo, la aceleración en momentos clave, en los que se necesita una respuesta rápida y contundente.
La AWD-i de Toyota
La característica principal de la tracción total inteligente AWD-i de Toyota es que, gracias al apoyo de un motor eléctrico situado en el eje posterior, se obtiene un importante incremento de par en dicho eje. Está gestionado mediante el conocido como AWD Integrated Managment (AIM).
El AIM ajusta automáticamente los diferentes sistemas del vehículo (asistencia de dirección, control de freno y aceleración, patrón de cambios y distribución del par motor) de acuerdo con el modo de conducción seleccionado. De esta manera, el conductor puede cambiar de modo Normal a Eco o Sport y el coche se reconfigurará de acuerdo a los parámetros predeterminados.
Este sistema, con el que ya cuentan el Toyota Prius Plug-in o los Toyota RAV4 Electric Hybrid y Plug-in, se incorpora ahora al segmento de los compactos pequeños gracias al Toyota Yaris Cross Electric Hybrid.
Los hermanos mayores
La incorporación de este sistema de tracción en el Toyota RAV4 Electric Hybrid garantiza la mejor respuesta, sea cual sea la superficie, para el motor Dynamic Force de 2,5 litros y 222 CV con el que va equipado. Y lo mismo sucede con el Toyota RAV4 Plug-in, con una potencia de 306 CV.
Frente a la tracción total eléctrica, este sistema representa un auténtico paso al frente. Al menor consumo de combustible en entornos urbanos se une un funcionamiento más silencioso a gran velocidad y una mejor tracción sobre pavimentos deslizantes.
El motor adicional sobre el eje trasero es capaz de ofrecer hasta un 30 % más de par en las ruedas posteriores, mejorando notablemente el rendimiento. Además, y en función de las condiciones, el sistema eléctrico de tracción total puede distribuir el par motor entre el eje delantero y el trasero en una relación de entre 100:0 y 20:80.
El conductor puede elegir entre diferentes modos de conducción atendiendo a sus necesidades y preferencias. La respuesta de la dirección asistida, freno y acelerador, caja de cambios y distribución del par motor varía en función del modo de conducción seleccionado.
Hay que añadir algo importante y es que, para la circulación off-road, el conductor tiene a su disposición un nuevo control automático de diferencial de deslizamiento limitado –modo Trail–. Este garantiza el mejor agarre y control posibles en superficies de baja adherencia.
En el Toyota Prius Plug-in, la AWD-i se activa automáticamente para ayudar al conductor en situaciones de bajo nivel de adherencia. Entra en funcionamiento por sí solo al arrancar y también cuando detecta una pérdida de tracción, por ejemplo, sobre nieve, hielo y calzadas mojadas, mejorando así la seguridad.
El motor eléctrico adicional, en este caso ubicado en el maletero, tiene unos 7 CV de potencia y se encarga de mover las ruedas traseras de manera independiente, es decir, sin conexión mecánica con el motor principal. Impulsa el vehículo siempre de 0 a 10 km/h cuando detecta que las ruedas delanteras pierden tracción de 10 a 70 km/h.
Toyota Yaris Cross Electric Hybrid, el AWD-i al alcance de todos
Toyota ha sido la primera marca en incorporar la tracción inteligente al segmento de los utilitarios y, con la última versión del Toyota Yaris, la marca nipona se mete de lleno en el nicho de los B-SUV.
El nuevo Toyota Yaris Cross Electric Hybrid es, asimismo, un auténtico todocamino que se beneficia de la experiencia de Toyota tras dar vida a este concepto hace ya 25 años, con el Toyota RAV4. A todo lo que aporta la AWD-i, hay que sumar el selector de modos específicos para fuera del asfalto: Trail y Snow.
El motor eléctrico independiente en el eje trasero tiene una potencia de 3,9 Kw y 52 de Par. Actúa siempre de 0 a 10 km/h y lo puede hacer hasta 70 km/h. El modo Snow limita el par a las ruedas para obtener una mayor tracción, mientras que el modo Trail bloquea las ruedas que no están en contacto con la superficie y envía par a las que traccionan.
En definitiva, podríamos hablar de que, bajo la perspectiva de la seguridad, se alcanza una democratización de la tracción total. Pone en valor todas esas cualidades que pueden ser de gran ayuda en la conducción cotidiana.
Imágenes | Sala de Prensa Toyota