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Toyota GT86, probamos un verdadero deportivo: un motor que ruge en carretera y en circuito

Cuando decíamos en la primera parte de la prueba de este Toyota GT86 sobre su interior y equipamiento que este es un verdadero deportivo lo decimos siendo conscientes de que ese calificativo en los últimos años ha sido, digamos, mancillado. Un deportivo no es un compacto con muchos caballos, o que lleve pintura bicolor y llantas enormes. El Toyota GT86 toma la definición de deportivo más pura y la plasma a base de sencillez y efectividad sobre el asfalto.

Las principales características que le hacen valedor de esta calificación se dejan ver a poco que rasquemos su atrevida superficie. Debajo de los paneles en intenso color rojo de esta unidad nos encontramos un motor más que suficiente colocado delante y las ruedas motrices en el eje trasero, caja de cambios manual, diferencial trasero Torsen... Además, el centro de gravedad muy bajo y su ligereza (1.314 kilos) favorecen un comportamiento magnífico. ¡Vamos a ponernos en marcha!

El Toyota GT86 por ciudad

Ahora que estamos en el interior pasamos de puntillas sobre los cambios de la versión denominada 2016 como el hueco entre los asientos con tapa/reposabrazos y el salpicadero en símil carbono. Por fuera la antena ahora es "de aleta" mientras que los cambios principales están en el motor para cumplir la normativa Euro6 y ligeros ajustes en la suspensión.

Antes de emprender la marcha nos paramos a posicionar los espejos, y ahora que ya lo tenemos todo en su sitio llama mucho la atención la buenísima visibilidad en todos sus ángulos. Por delante es el único ángulo por el que recibimos algo de incertidumbre al no ver dónde acaba el enorme capó, pero tanto por las ventanillas como por los espejos laterales y el central tenemos una visibilidad óptima.

Destaca la buenísima visibilidad en todos sus ángulos. Parado parece más grande de lo que es

La dinámica carrocería da una impresión engañosa, ya que sus dimensiones reales son de 4,240 x 1,775 x 1,285 (largo x ancho x alto), sólo 90 milímetros más corto que un Auris, pero más ancho e infinitamente más bajo. En ciudad no vamos a sufrir unas cotas desmedidas, parado parece más grande de lo que es realmente.

Arrancamos el motor a golpe de botón, empezamos a maniobrar para salir del aparcamiento y sorprende el tacto de la dirección. Estamos acostumbrados a volantes que giran casi con un dedo y casi nos parece que este pequeño samurai carece de dirección asistida, pero tampoco vamos a necesitar brazos de culturista.

Los primeros movimientos son los típicos de una fase de adaptación. El acelerador reacciona con alegría a las insinuaciones el pie derecho, pero pese a lo que nos podría parecer en un primer momento el sonido que emana por las salidas de escape no es para nada exagerado, de hecho esperaba un poco más de rumorosidad. Dentro de un entorno tranquilo se comporta como un niño bueno y no es uno de esos propulsores que detestan rodar bajos de revoluciones. Se acomoda a un uso tranquilo y su funcionamiento es suave, sin tirones ni un embrague pétreo.

Pese al tacto general firme, las suspensiones no resultan molestas para movernos por la ciudad. Se nota que aunque no es su elemento preferido, han procudado encontrar un compromiso en la puesta a punto y resultar apto para todos. Pasar por baches o resaltos habituales en cualquier ciudad no suponen un calvario.

El coche vive la autopista

Empezamos a buscar terrenos más abiertos para ver qué tal se desenvuelve el 2.0 bóxer de cuatro cilindros y cogiendo por banda zonas despejadas comprobamos que la elasticidad del motor es justo como parecía. La gama de revoluciones útil para un uso no muy exigente es amplia. Podemos rodar desde las 3.000 vueltas en marchas largas para mantener la velocidad y tener reserva para acometer recuperaciones.

Podemos rodar desde las 3.000 vueltas en marchas largas para mantener la velocidad y tener reserva para acometer recuperaciones

La parte ciclo de Toyota GT86 es capaz de digerir tiradas de kilómetros sin despeinarse, o sin despeinarnos mejor dicho. Pese a las suspensiones firmes, los neumáticos de perfil bajo y los asientos deportivos nos podemos plantear tranquilamente hacer viajes con garantías de llegar a destino descansados. Incluso el maletero tiene una capacidad más que decente para un coche de este tipo y podremos llevar equipaje con normalidad (243 litros).

Un handicap sí que encontramos en la autonomía. Si nos pesa el pie o nos hacemos tramos a un ritmo fuerte el consumo se verá incrementado sensiblemente. Con un depósito de 50 litros y un consumo que ronda los 7 litros en conducción relajada es un punto a tener en cuenta.

Las curvas de la carretera son su entorno

Pero sin duda ninguna, el territorio de caza predilecto del Toyota GT86 son las carreteras de curvas. Sobre el asfalto retorcido y sinuoso de los puertos de montaña es donde las cualidades de este pequeño deportivo de motor delantero y propulsión brillan con fuerza.

La dirección precisa y con poca asistencia facilita el flujo de información entre lo que pasa bajo los neumáticos y las manos. Notamos cada imperfección del terreno y el agarre de los neumáticos delanteros mientras que modulamos con el gas el ángulo de giro.

Es imposible no dejar escapar una sonrisa con cada estirada con la mente en blanco y sin preocupaciones a 6.000 y 7.500 revoluciones

Hay que llevar alto de vueltas el motor si queremos encontrar la máxima alegría. Y digo alegría en su más amplio significado, porque además de encontrar el mejor rendimiento entre 6.000 y 7.500 revoluciones, es imposible no dejar escapar una sonrisa con cada estirada con la mente en blanco y sin preocupaciones. Sin pensar en nada, porque además el momento de cambiar de marcha nos lo anticipa un led en el cuadro y tres pitidos.

Buscando una buena aceleración, especialmente si vamos subiendo un puerto, tendremos que jugar bastante con la palanca de cambios. Sabedores los japoneses de que es un punto de contacto vital, nos encontramos con una palanca de recorridos cortos y muy precisos.

Una bestia en el circuito

Y si hay una cosa que le gusta aún más a este coche que las carreteras reviradas es poder rodar en circuito. Dentro de una pista cerrada al tráfico y repleta de curvas como el circuito de Kartpetania (Segovia), gracias a la hospitalidad de Javi, pudimos comprobar lo feliz que es este coche bailando entre vértices.

El buen comportamiento del chasis permite lanzar el coche al vértice de la curva sin contemplaciones

Jugando con la segunda velocidad tacómetro arriba y tacómetro abajo es muy complicado no disfrutar. El buen comportamiento del chasis permite lanzar el coche al vértice de la curva sin contemplaciones, buscando el límite de agarre de los neumáticos delanteros para, justo antes de encontrarnos con el subviraje, obligar a que la zaga se cruce con una oportuna pisada al pedal derecho.

Dentro de circuito sí que echamos de menos un poco más de picardía en el motor, hay que llevarlo muy alto de vueltas para sacarle el máximo partido. Pero si lo pensamos bien, más potencia es posible que sólo fuera origen de más problemas y son más que suficientes para pasar un día muy entretenido en circuito.

Dicen que normalmente cuando no notas que algo funciona es porque lo está haciendo bien. Ese debe ser el caso de las suspensiones, la distribución de pesos y las geometrías. Ni siquiera cometiendo fallos deliberados encontramos puntos débiles en el comportamiento para un uso no profesional. La carrocería se mantiene estable, sin transferencias de peso, todo queda sujeto y en su sitio. Igual que nuestro cuerpo encerrado en los asientos deportivos.

Eso sí, tanto por dirección como por suspensiones es un coche de reacciones muy directas. Si empiezas a deslizar con la parte trasera tienes que tener mucho tacto y preparar bien el momento en el que se recupera grip en las ruedas traseras. De lo contrario, el GT86 en cuanto recupera el agarre sale disparado en la dirección contraria.

Y para acabar, ya se que tendréis algunas preguntas, yo también me las he hecho. ¿Podría ser más potente? ¿Podría ser más agresivo? ¿Podría tener una pinta más bestia? Sí, podría, pero no le hace falta. El Toyota GT86 está perfecto tal y como es.

Es muy divertido, pero divertido de verdad, es bonito y es sociable en el día a día. Si tuviera más potencia o unas reacciones más salvajes sería suficiente para que unas manos inexpertas se metieran sin quererlo en problemas. Si tuviera una suspensión más dura pasaría factura a nuestros riñones en ciudad.

Toyota GT86, encantado de conocerte... Si tuviera los 34.600 euros del precio de tarifa que cuesta esta unidad con el equipamiento opcional para gastarme en un coche cuya intención principal es pasar buenos ratos sería una opción a tener muy en cuenta.

El Toyota GT86 entre Colegas

Tener un Toyota GT86 a disposición, aunque sólo sea por unas horas, es motivo suficiente como para aumentar nuestra media de felicidad durante unos cuantos días. Un coche de los de antes, con cambio manual, motor atmosférico, tracción trasera, reparto de pesos y suspensiones efectivas son los ingredientes para un buen plato de emociones y diversión.

Es un coche con muchas luces, pero con alguna sombra como la falta de un pelín más de picardía, sólo le falta un poco de mala leche al motor para ser un diez. Quizá ni siquiera necesite más potencia, sino mala uva. Aunque en este tipo de cosas supongo que tienen mucho que decir las normativas de emisiones.

Pero da igual, porque por defectos que quiera sacarle no se me ocurre ninguno lo suficientemente grave como para rechazar una invitación a volver a montarme tras el volante de este pequeño samurai.

Ficha técnica - Toyota GT86

Dimensiones
Carrocería Coupé
Puertas 2
Largo x ancho x alto 4240 x 1775 x 1285
Peso 1.314 kg
Depósito 50
Maletero 243
Plazas 4
Motor
Combustible Gasolina
Potencia máxima CV - kW / rpm 200 - 147 / 7000
Par máximo Nm / rpm 205 / 6400-6600
Situación Delantero longitudinal
Número de cilindros 4 - Boxer
Diámetro x carrera (mm) 86,0 x 86,0
Cilindrada (cm3) 1998
Relación de compresión 12,5 a 1
Distribución 4 válvulas por cilindro. Doble árbol de levas
Normativa Euro VI
Tracción Trasera
Caja de cambios Manual, 6 velocidades
Chasis
Suspensión delantera (estructura/muelle) McPherson con barra estabilizadora
Suspensión trasera (estructura/muelle) Paralelogramo deformable
Frenos delanteros Disco ventilado 294 mm
Frenos traseros Disco ventilado 290 mm
Neumáticos 215/45 R17
Llantas 7,0 x 17

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