“Me gusta empezar por la parte frontal”. Así empieza el quinto capítulo de la serie documental de Netflix Abstract: El Arte del Diseño, dedicado a los concept cars y al diseño automotriz. La frase es de Ralph Gilles, máximo responsable de diseño de FCA, refiriéndose al momento de trazar los ojos, el rostro de un nuevo modelo: “Un coche tiene que tener alma”.
Pero esas palabras bien podrían salir de la boca del diseñador de cualquier fabricante del mercado. Los primeros trazos, los bocetos iniciales, tienen el cometido de buscar los vínculos emocionales con el futuro propietario. “La gente dice, me he enamorado de mi coche, refleja mi personalidad”.
Toyota lo sabe con certeza. Sus seguidores son los más leales a la marca tras los de Apple y Coca Cola. Pero el diseño automotriz tiene un cometido mayor, el de ofrecer vehículos que cubran las necesidades de los usuarios. “Un verdadero diseñador industrial es sobre todo un solucionador de problemas”, afirma Gilles al respecto. Ese es el gran reto de los concept cars: garantizar el equilibrio entre alma y utilidad.
Predecir cómo será el coche que será necesario en el futuro
“Un artista tiende a hacer una pieza única digna de ser admirada en un museo por sí misma, mientras que un diseñador industrial está buscando una solución para millones de personas”. Ralph Gilles deja claro desde el principio el gran dilema del diseño automotriz. Toyota ha firmado modelos que han cautivado a sus seguidores y a los amantes del motor en general. Pero también otros que han sabido responder a las necesidades de los usuarios, incluso logrando grandes hitos en la historia de la automoción. El problema viene cuando la sociedad evoluciona vertiginosamente, y diseñar un modelo se convierte en un ejercicio de futurología.
El documental explica que entre que se realiza un diseño y se hace realidad pueden pasar como poco cinco años. Además, hay que tener en cuenta que el modelo debe poder resistir en el mercado de tres a seis años, lo que supone un ejercicio de anticipación de en torno a diez años. Teniendo en cuenta que crear un vehículo desde cero supone para un fabricante una inversión de 1.000 millones de dólares, esta responsabilidad puede resultar abrumadora para diseñadores como Gilles. “Es necesario saber qué querrán los consumidores incluso antes de que los consumidores sepan qué es lo que quieren”.
“A veces vamos un poco por delante de la cultura o del tiempo”, sigue explicando Gilles. “Lo desafiamos porque oímos ese ruido. Y eso ocurre con los modelos más creativos, que la gente puede amar u odiar intensamente”. Por eso resultan tan chocantes conceptos como los de la serie i-Concept de Toyota, que parecen sacados de una película de ciencia-ficción. Pero si una firma como la nipona ha decidido apostar por diseños tan llamativos, es porque tiene claro que responden a determinadas necesidades de sus usuarios. Por ejemplo, podría considerarse una extravagancia incluir puertas de gaviota a un vehículo ultracompacto como el i-Ride, pero éstas realmente responden a la necesidad de ofrecer más amplitud y facilidad de acceso a personas con movilidad reducida.
Escuchar y conocer al conductor del futuro
Este ejercicio de previsión, que trata de cubrir las necesidades futuras de los usuarios, incluye también anticiparse a las tendencias del mercado. Y ello conlleva también tratar de conocer al usuario del futuro, al que en pocos años estará comprando su primer vehículo. En otra reciente entrevista, Ralph Gilles cree que la clave para conquistar a esa nueva generación de conductores es construir coches “que puedan crecer con ellos, hacer varias cosas, y que sea adaptable, como un smartphone”.
De nuevo, las palabras de Gilles resultan universales, y han llevado a alumbrar concept cars como el Toyota ME.WE, cuya máxima premisa a la hora de ser diseñado era que pudiera ser adaptable a todo tipo de estilos de vida. Este concepto, diseñado por el también afamado Jean-Marie Massaud, cuenta con paneles de carrocería intercambiables fabricados en polipropileno expandido, un termoplástico de enorme flexibilidad. Así, elementos como puertas, aletas, capó o paragolpes son fácilmente personalizables, y permiten ofrecer un urbano-todocamino-descapotable-camioneta todo en uno.
Gilles se refiere una y otra vez a los millennials, la generación que parece haber sido llamada a revolucionar el mercado con sus tan diferentes hábitos de consumo. Y efectivamente, han traído conceptos renovados como el carpooling o el coche compartido, y conducen vehículos con sistemas de seguridad activa nunca conocidas hasta ahora. Pero realmente estos vehículos no son muy diferentes a los que condujeron sus abuelos, al menos en la forma de conducir. No, para atisbar la verdadera revolución de la movilidad, hay que mirar más adelante, a los que pronto comprarán su primer coche, y algunos de los cuales ni siquiera aún tienen edad de conducir: la Generación Z.
Para ello Toyota se fue a la Clemson University y pidió a sus estudiantes que dieran forma al coche que representara a su generación. Los jóvenes sabían que debía ser un vehículo de gran versatilidad, que sirviera tanto para divertirse como para trabajar, sea cual sea la profesión. El resultado fue el Toyota Ubox, un vehículo con un espacio muy aprovechable y por supuesto eléctrico (ya no conciben otro tipo de motorización). Pero destacó el uso de técnicas como la pultrusión, que permite la fabricación de perfiles de resina con refuerzos de carbono, para soportar el gran techo de cristal curvo. O también otras como la impresión 3D, para producir acabados personalizables cuyos diseños pueden ser compartidos a la comunidad, también desde el propio Ubox.
El habitáculo, la nueva batalla en el diseño de automóviles
“El interior se ha convertido en el nuevo campo de batalla en el diseño de automóviles”. Con esta frase, Ralph Gilles da por bueno lo que ya hemos dicho en Espacio Toyota en otras ocasiones: la carrera hacia la ergonomía total. Si revisamos los claims publicitarios de las diferentes marcas de coches, las prestaciones de potencia y motorización han cedido protagonismo frente a otras como el confort, la habitabilidad o el espacio de almacenaje.
Gilles destaca aquí el papel de la familia, concibiendo el vehículo un lugar no solo para transportar a tus seres queridos, sino adonde llevar una parte de tu hogar y de tu vida. Por ello, el interior debe ser un lugar acogedor, donde te apetezca pasar horas con tus familiares y amigos. Pero también debe ser un lugar funcional, porque el vehículo también puede ser una extensión de tu oficina. Gilles lo llama el “Tercer Espacio”, pues es el lugar en el que más tiempo pasamos tras el hogar y el puesto de trabajo, situándolo además como una transición entre uno y otro.
Esta ha sido la clave para que Toyota haya diseñado concept cars como el Toyota FINE-Comfort Ride, un vehículo que ha sido denominado “el coche familiar del futuro” pero que, a razón de los videos mostrados por el fabricante nipón, tiene también mucho de vehículo profesional. Con el aspecto de un enorme monovolumen de 4,83 metros de longitud y casi 2 metros de altura, cuenta con una carrocería en forma de diamante que optimiza al máximo el espacio del habitáculo. Dentro del mismo encontramos 6 asientos de disposición flexible y modular que permiten crear pequeños espacios individuales para distintos propósitos, o un gran salón común para todos los pasajeros. El uso de las ventanas como pantallas táctiles ofrece multitud de opciones para su uso como herramienta de trabajo o entretenimiento.
Una última característica reseñable del FINE-Comfort Ride es su capacidad de conducción autónoma. Aquí es donde se encontrará el gran punto de inflexión en el diseño automotriz. Como bien nos adelanta Gilles, el conductor se volverá pasajero y se impondrá una nueva forma de interactuar con el coche, lo que cambiará radicalmente el interior de los habitáculos. Encontramos varias pistas en el Toyota i-TRIL, un cuadriciclo eléctrico y autónomo en cuyo interior no encontramos ni rastro de pedales ni palancas, ya que todo lo controlaremos a través de un volante que también tenderá a ocupar el mínimo espacio posible (e incluso ocultarse).
¿Cuál será el final de esta metamorfosis? Posiblemente nadie lo tenga del todo claro, pero los diseñadores de coches y sus concept cars bien pueden hacernos una idea de cómo será en el futuro.
Imágenes | PxHere | Netflix | Toyota Global Newsroom