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Si tu coche da tirones, estos pueden ser los motivos principales

Por norma general, cuando se desconoce el funcionamiento de algo, que ocurra algún tipo de problema es un quebradero de cabeza. Sobre todo si esa cosa es un automóvil, con el que nos desplazamos todos los días al trabajo y, cómo podemos esperar, es un auténtico fastidio quedarnos tirados en medio de la carretera.

No obstante, la mayoría de la averías suelen dar ciertos avisos antes de dejarnos tirados en la carretera. Saber de dónde vienen y porqué vienen, puede suponer la diferencia entre quedarnos parados en algún lugar poco adecuado o, por el contrario, llegar a tiempo al taller y que todo se soluciones rápido.

Uno de los síntomas más molestos y que más incertidumbre genera a los conductores, son los típicos tirones cuando circulamos. Son un fastidio, hacen de la conducción algo muy incómodo y, además, nos ponen en tensión al no saber qué está pasando. Por suerte, es posible que sea muy poca cosa, pero conviene no dejarlo pasar y ponerle remedio.

Escuchar, observar y diagnosticar nos dará muchas de las respuestas antes incluso de llegar al taller

Con los coches que conducimos hoy en día, cargados de tecnología y para los que se requieren equipos muy específicos para diagnosticar la avería, lo mejor para evitar males mayores es acudir a nuestro taller de confianza lo antes posible. Pero eso no quiere decir que no podamos hacer nada por nuestra cuenta para saber que ocurre e incluso para solucionarlo.

Tener un buen diagnóstico conlleva una mejor resolución de la avería, así que en lugar de ponernos a temblar, podemos y debemos hacer algunas cosas. Nadie conoce el coche mejor que nosotros y teniendo en cuenta que a la llegada al taller el mecánico nos va a hacer muchas preguntas, lo mejor es que escuchemos y observemos nuestro coche para tener las posibles respuestas.

Saber cuándo y cómo ocurre nos ayudará

Dos posibles causas: la alimentación o problemas eléctricos

Los trompicones pueden deberse a múltiples razones y la imperiosa necesidad de saber qué es lo que le pasa al coche, nos produce un desasosiego y una incomodidad a la hora de conducir que no es nada recomendable para nuestra seguridad ni para los que nos rodean.

Podemos englobar las posibles causas en dos grupos principales. Por una parte problemas de alimentación y por otra parte los inesperados problemas eléctricos. Pero también hay otros apartados que pueden ser muy importantes para solucionar el problema:

  • ¿Cuándo ocurre?, ¿en frío?, ¿en caliente?
  • ¿A qué velocidad o a que revoluciones sucede?
  • ¿Pasa con algún tipo de combustible en especial?
  • ¿Cuándo empezó a ocurrir?
  • ¿Sucede cuando conecto el aire acondicionado u otro sistema del coche?
  • ¿Ocurre al cambiar de marcha?
  • ¿Sucede más cuando acelero, o cuando estoy reteniendo?
  • ¿Va asociado a algún ruido?
  • ¿Se producen tirones cuando el coche está al ralentí?

Saber contestar a estas preguntas nos va a ser muy útil cuando lleguemos al taller. Se trata de una información importante, ya que como hemos dicho antes, nadie conoce su coche mejor que su propietario y puede saber por ejemplo que ruidos son normales y siempre han estado ahí y cuáles no. Por supuesto, algunos avisos se pueden reflejar en nuestro tablero de instrumentos, pero para entenderlos hará falta conectar la famosa máquina, que no es otra cosa que un ordenador con un puerto OBD y un programa especial.

Admisión, escape y alimentación, principales focos de tirones

La base del funcionamiento de un motor de combustión es que la mezcla de combustible y aire sea óptima, se produzca una combustión eficiente y que tras su quemado, los gases puedan ser expulsados con facilidad. Para entender mejor la idea, es importante saber que la alimentación es el suministro de combustible desde el depósito hasta el motor y que la respiración, por denominarlo de alguna manera, se centra en la circulación del aire hacia el motor (admisión) y de la salida del humo producido tras la quema del combustible (escape).

Por ese motivo la limpieza en un circuito, diseñado a centésimas de milímetro, es un requisito indispensable. La mayoría de los problemas causados por la alimentación del vehículo se deben a problemas relacionados con la suciedad del circuito. Pequeñas partículas obstruyen los conductos e impiden la circulación del combustible de forma eficiente, que al no llegar como debe al sistema de inyección (carburación en modelos muy antiguos), produce pequeños tirones. También es posible que llegue el combustible sucio provocando una combustión deficiente.

LLEVAR A CABO UN BUEN MANTENIMIENTO DEL VEHÍCULO NOS PUEDE AHORRAR MUCHOS PROBLEMAS

El sistema de alimentación incorpora varios filtros para el combustible, con el objetivo de impedir que llegue porquería al motor. Si esos filtros no se sustituyen cuando corresponde (cada fabricante informa sobre ello en los manuales de sus coches), no permite una libre circulación del combustible o lo hace, pero con suciedad. No prolongues su vida útil y cámbialos siempre que sea necesario.

Los Inyectores suelen ser una de las principales fuentes de tirones, pero existen productos y aditivos que pueden ayudar en su limpieza. Se echan en el depósito de combustible, junto a éste y cada cierto número de kilómetros, ayudando a mantener limpio el circuito. No son productos milagrosos y no se debe abusar de ellos, pero ayudan. No obstante, si los tirones siguen presentes, lo mejor es acudir al taller y que un mecánico, con conocimientos y experiencia de muchas otras ocasiones similares, podrá dar con el problema y solucionarlo.

El filtro de aire es un elemento del que muchos conductores se olvidan, porque realmente su mantenimiento es mínimo y por norma general, cuando acudimos al taller para realizar la pertinente revisión periódica, se suele cambiar por uno nuevo. Sin embargo, el filtro de aire es otra fuente de tirones, pues el aire que entra del exterior hacia el motor, pasa sí o sí por él. Si está sucio, el aire no circula con normalidad y al motor le falta oxígeno para realizar una combustión óptima, lo que en determinadas ocasiones produce tirones.

Su revisión no suele ser complicada, se encuentran en una caja de plástico con cierres a presión, que al retirar la tapa deja totalmente a la vista el filtro, ni siquiera hace falta sacarlo. Normalmente son de papel, se ve su tonalidad clara y blanquecina cuando están nuevos y pueden ponerse casi negros cuando están muy, muy sucios. Si el filtro de aire no tiene aspecto de papel, con tirar de él sale y podemos acudir a comprar otro que, por otro lado, son realmente baratos (entre 10 y 50 euros, según marca y/o tipo de filtro). Colocarlo es sencillo, tienen una posición y si no está puesto en esa posición, no entra completamente en la caja y la tapa no cierra.

Por último, si los gases quemados no se expulsan bien, esto puede ser debido a obstrucciones en el sistema de escape, aunque no es lo más común. Existen otros motivos que provocan problemas en la expulsión del humo de la combustión. Hay diferentes sensores que pueden dar lecturas erróneas y provocar tirones. En este sistema, el catalizador juega un papel muy importante, aunque antes de dar tirones suele tener otros problemas.

Cuando el combustible no se quema correctamente, en casos muy, muy extremos, éste termina llegando al sistema de escape y acabará quemándose cuando llegue al catalizador. Esto va a producir un sobrecalentamiento excesivo llegando a provocar hasta la fundición del sustrato cerámico. Pero esto sería un caso muy extremo, pues el catalizador está diseñado para trabajar a temperaturas por encima de los 700 grados.

Recirculación de gases o EGR

Tirones, unidos a problemas en el arranque, mayor consumo de combustible, exceso de humos y falta de potencia entre otros, son síntomas de fallos en la famosa válvula EGR (Exhaust Gas Recirculation), cuya función es la de hacer recircular parte de los gases que salen por el escape hacia la admisión. Es decir, abre un circuito por el que parte del humo de la combustión se vuelve a meter al motor para quemarse de nuevo.

Esta válvula está expuesta a temperaturas muy elevadas, acumulación de suciedad por carbonilla y aceite, lo que da lugar a un problema muy común que es la acumulación de suciedad a causa de la carbonilla y hollín que contienen los gases de escape, produciendo una costra que impide que la válvula abra correctamente y estrechando el conducto por donde pasan los gases. Suele ocurrir por circular casi siempre en ciudad y sobre todo a bajas revoluciones. De todas formas, antes de acudir al taller, nosotros mismos podemos intentar poner remedio.

Si creemos que la válvula está sucia, podemos circular a elevadas revoluciones por autopista para que la válvula alcance una temperatura muy alta que provoque una especie de pirólisis. De esta forma, se quemará parte de la porquería incrustada. Esto también ayuda a ‘regenerar’ el catalizador.

La visita al taller para realizar una limpieza o sustitución de esta válvula afecta principalmente a vehículos diésel.

Los 'duendes' de la electricidad y electrónica

La verdad es que las averías por fallos eléctricos no suelen avisar tanto. El coche se para y ni siquiera nos da la oportunidad de “disfrutar” el síntoma de los tirones. Los fallos eléctricos crean más dolores de cabeza porque suelen ser complicados de encontrar, y pueden ir desde fallos en las bujías (las cuales son muy sencillas de sustituir) o cableado, hasta problemas en las bobinas. Si tu coche tiene más de una bobina y una de ellas está estropeada, el coche irá a trompicones. En el caso de que sólo tenga una bobina, ni siquiera arrancará.

Todo se complica mucho más, y se encarece, cuando se producen problemas que tienen que ver con la centralita electrónica u otros sistemas más complejos que requieren un análisis y un diagnóstico más exhaustivo, aunque también puede ser un sensor que esté dando una lectura errónea (ocurre la mitad de las ocasiones) o que una conexión se encuentre en mal estado.

El desgaste es un problema muy habitual

Hay ciertos componentes que, bien sea por el paso de los años y los kilómetros o por mal uso de los mismos, pueden dar algún problema que otro. A veces, la solución es muy rápida, otras, no tanto.

Por ejemplo, en coches más antiguos el cable del acelerador puede ser fuente de tirones. Hoy en día cuando pisamos el acelerador, enviamos una señal a un dispositivo llamado potenciómetro, que envía una señal eléctrica a una válvula, que es la que accionamos al actuar sobre el pedal. Ésta regula únicamente en paso de aire y errores de funcionamiento en la misma pueden provocar tirones.

EL DESGASTE Y EL DESAJUSTE DE LAS PIEZAS PRINCIPALES MOTIVOS DE LAS AVERÍAS MECÁNICAS

Por último, los tirones también pueden provenir de problemas en la caja de cambios. Una avería en este elemento puede ser tremendamente cara, aunque sea una simple junta, ya que requiere mucha mano de obra. Por lo general, los tirones provocados por la caja de cambios en realidad, no tienen su origen en ella, sino en el embrague. Un desgaste excesivo del embrague puede provocar tirones en alguna ocasión, así como vibraciones, problemas al cambiar de relación y hasta que el coche no se mueva del sitio.

Sin embargo, todas las posibilidades que se enumeran aquí, se puede prevenir con un mantenimiento periódico. Los fabricantes ofrecen todo tipo de información al respecto en los manuales, pero si fuera necesario, también se puede contactar con atención al cliente desde ahí, nos darán la información necesaria.

Imágenes | iStock

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