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Seis consejos para optimizar la seguridad en el uso de las sillitas infantiles

El uso obligatorio de los sistemas de retención infantil (SRI) es el recurso primordial para reducir la siniestralidad infantil a cero. En España, aún se producen fallecimientos de menores y, aunque parezca sorprendente, siguen dándose casos de niños viajando sin sillita.

Para comprobar la importancia de un SRI, el portal de seguridad infantil de Toyota nos recuerda qué ocurre cuando los niños viajan sin este sistema y se produce un accidente a 50 km/h:

(...) para un niño sin sistema de retención, un accidente a 50 km/h sería equivalente a caer desde una altura de 10 metros, es decir, desde un tercer piso.

La cuestión estriba en la enorme fuerza que se necesita para contener el cuerpo de un niño ante una colisión. Si hablamos de un bebé de unos 5 kilogramos que viaja en brazos y el vehículo choca a la velocidad de 50 km/h, la persona que porta al bebé tendría que soportar, para que no se le escape, la fuerza equivalente a 100 kilogramos.

Qué debemos tener en cuenta respecto a las sillitas infantiles

En relación con los SRI, hasta los usuarios más experimentados suelen enfrentarse a interrogantes de seguridad. Y es que el uso correcto de las sillas infantiles abarca diferentes áreas, como la elección entre los diversos modelos del mercado, la correcta instalación, el mantenimiento y el uso diario.

En este caso nos centraremos sobre el último punto. Y es que existen algunos detalles del uso que a menudo pasan desapercibidos y que, al mismo tiempo, inciden en mayor o menor medida en el nivel de protección.

Antes, conviene recordar que tanto la elección como la instalación son puntos cruciales. En estos últimos ámbitos, han cobrado especial importancia los grandes beneficios del sistema ISOFIX o la recomendación de extender el mayor tiempo posible la colocación a contramarcha.

Para paliar los errores y reforzar la prevención, la DGT ha elevado este año la severidad de las sanciones e incluido como causa merecedora no llevarla bien instalada. Pero vayamos a los consejos de uso.

1. Edad y altura de los niños: claves para un uso correcto

La gran mayoría de padres y madres son conscientes de que un SRI no es un producto de seguridad válido durante toda la infancia. Bebés y niños crecen a pasos agigantados. Cuando queremos darnos cuenta, han dado un estirón que nos recuerda lo rápido que pasa el tiempo.

Pues bien, esos "estirones" requieren que mantengamos cierto nivel de alerta con los SRI, de modo que detectemos si ha llegado el momento de cambiar de silla. Es el primero –y fundamental– de los aspectos relacionados con el uso.

Para ello, hay que tener en cuenta la normativa. La más reciente norma i-Size (R129) ha venido a sustituir el peso por la altura como criterio evolutivo. Así, distribuye las sillitas en tres grupos:

  1. SRI para niños de 40-85 centímetros de altura y hasta un año de edad, aproximadamente.
  2. SRI para niños de 45 a 105 centímetros y entre 6 meses y 4 años.
  3. Elevadores para niños de entre 100 a 135 centímetros con respaldo obligatorio.

2. Adaptar sillas y reductores evolutivos

A colación de lo anterior, existen SRI que cubren diferentes grupos de edad y alturas. Aunque suelen ostentar un precio mayor, pueden llegar a suponer cierto ahorro a la larga y evitar tener que pasar por otro proceso de elección y compra.

Esto no significa que, una vez instalada la sillita, los usuarios se despreocupen durante años. Los sistemas van necesitando una adaptación temporal a la postura. Consultando el manual del SRI y, en gran cantidad de modelos, las pegatinas explicativas que se adhieren a la superficie de la silla, sabremos cuándo llega el momento de variar la posición evolutiva.

Algo similar ocurre con los cojines reductores que se incluyen como elemento esencial en muchos sistemas de retención. Es aconsejable prestar atención minuciosa al paso del tiempo, pues su colocación en los diferentes compartimentos varía, sobre todo, durante los primeros meses de vida.

3. Revisión periódica de la sujeción mediante cinturones, arneses y hebillas

Por su constante uso y su disposición más compleja a la del cinturón para adultos, los arneses o las hebillas pueden modificarse y reducir la eficacia protectora con el uso. Por eso, es bueno revisarlos con cierta periodicidad. El proyecto CHILD recuerda cuáles son los errores más comunes con respecto a esto:

  • Holguras.
  • No fijar el cinturón de forma correcta a la hebilla.
  • Dobleces.
  • Mal guiado de los cinturones en aquellas sillitas sin instalación ISOFIX.
  • Que el cinturón haga su recorrido tras la espalda del pequeño o bajo el brazo y no desde el hombro
  • Posición del cinturón demasiado elevada.

4. ¿Es seguro que el bebé duerma en la sillita?

El sueño del bebé, tan apreciado por padres y madres, contiene varias reservas en el caso de que se produzca en la propia sillita. En primer lugar, los SRI no han sido desarrollados específicamente para el descanso del bebé, sino para su protección a bordo. Ahora bien, la postura precisa para esa protección puede permitir, en función del modelo, que el bebé duerma seguro en la sillita.

Es importante considerar que el tiempo máximo aconsejable depende de la postura que proporcione el SRI. De cualquier modo, conviene vigilar la posición del pequeño. En el caso de los bebés, casi todos los estudios coinciden en imponer un tiempo máximo de uso que va desde media hora hasta una hora y media o dos como mucho, aun con el bebé en la postura que indica el sistema como correcta. El primer trabajo destacable sobre este asunto fue publicado en 2001 por Pediatrics.

Este informe y los posteriores subrayan que, por la naturaleza postural de los SRI, la respiración de un bebé va alterándose poco a poco según avanza el tiempo en la sillita. El fenómeno se acentúa cuanto más próximos en el tiempo se encuentre el nacimiento del pequeño.

5. Ropa de abrigo y sillitas infantiles: incompatibles

Puede que introducir al pequeño en mangas de camisa en un habitáculo helado por las inclemencias invernales parezca toda una temeridad para cualquier padre. Pero, desde el punto de vista de la seguridad, es lo más acertado.

El riesgo, en este escenario, se relaciona con el acolchado de la vestimenta o abrigo, que produce un espacio "vacío" entre el cuerpo y el cinturón, o puede llegar a destensar el sistema y hacer que los cinturones pierdan sujeción y eficacia o que el menor pueda escurrirse entre ellos.

Para evitar esto, en lugar de abrigos voluminosos, es mejor recurrir al climatizador. Incluso al uso de mantitas o prendas que abriguen pero que no sean tan gruesas.

6. Anclaje de dispositivos móviles

Conciliar entretenimiento y seguridad es una cuestión que abarca también a la seguridad infantil. Y es que no resulta recomendable que en el habitáculo existan objetos sueltos, rígidos y contundentes durante los trayectos.

De producirse un accidente, el impacto con los mismos conlleva un claro riesgo para la seguridad. Es en este contexto en el que entran en juego los dispositivos electrónicos como smartphones y tablets.

Lo ideal es no facilitar nunca a un niño un dispositivo de estas características para que lo manipule mientras va en el SRI. La fuerza de una posible colisión externa podría derivar un severo impacto del objeto contra él.

Aparte de reflexionar sobre el uso actual de la tecnología y su incidencia en los más pequeños, el mercado ofrece innumerables soluciones para anclar tablets a lugares seguros en el vehículo, como en los reposacabezas o respaldos de los asientos.

Como decimos, muchas de estas recomendaciones pasan desapercibidas para algunos conductores. Son consejos que no requieren de un esfuerzo excesivo y que culminan la pirámide de seguridad que ofrecen los SRI. El objetivo no es otro que proteger a lo más valioso del viaje.

Imágenes | Amanda Mills en Pixnio (CC), Toyota y Robert Balog en Pixabay (CC)

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