¿Cómo lo haremos? Es sencillo, basta con tener en cuenta una serie de acciones que todos podemos hacer, y son más fáciles de lo que parecen. Aquí vamos a discutir las 6 claves más importantes para alargar la vida útil del coche.
1. Pasar las revisiones del coche cuando toca (y no más tarde)
A veces nos dejamos llevar por... digamos la economía, y creemos que "no pasa nada" por tardar una semana en pasar la revisión. Correcto, puede que no pase nada de forma literal con una semana de retraso. Lo que sí sucede es que esa concesión puede dar lugar a otras mayores: elegir repuestos "baratos", pasar la siguiente revisión un mes más tarde, luego dos... Por comodidad, y porque nunca pasa nada, podemos estirar los tiempos, hasta que algo falla. Y entonces llega el problema, pero por lo que no esperas: no hay garantía que cubra un problema por aceite que no lubrica, si no pasaste la revisión cuanto tocaba. Por ejemplo.
Además, los tiempos están pensados precisamente para poder garantizar piezas y componentes. Si un fabricante garantiza un aceite (seguimos con el ejemplo porque es de lo más típico saltarse el cambio de aceite) para determinado kilometraje o tiempo (lo que antes suceda) es porque está seguro de que dicho aceite no causará problemas en el 99,999% de los casos. En caso de que haya algún defecto, lógicamente asumirá los costes.
Pasar las revisiones en su momento es lo correcto. Y si nos queda poco para llegar al kilometraje o el plazo, y tenemos un viaje inminente, mejor es pasar antes las revisiones oportunas que dejarlo para después. ¿Para qué tirar de la cuerda? ¿Para que un día se rompa?
2. Tus neumáticos lo son todo para tu seguridad
Respeta a tus neumáticos, y ellos respetarán tu seguridad. Los neumáticos deberían ser el centro de nuestras atenciones diarias, diría, porque de su buen estado y su correcto mantenimiento dependen cosas tan importantes como la adherencia en superficies mojadas, la capacidad de frenado del coche, la estabilidad en curva y también el consumo de combustible.
Mantenerlos correctamente es tan fácil como revisar las presiones cada mes, como mucho, comprobar cada cierto tiempo el desgaste, y cuidar especialmente las maniobras y los posibles golpes que reciban. También nos fijaremos en la edad del neumático. Con pocas atenciones, los neumáticos nos dan alegrías. Y apurar su cambio es un error importante en el que no debemos caer.
3. No maltrates la mecánica, besa el acelerador
Las hormonas juegan un papel importante en nuestra inclinación a pisar el acelerador demasiado para lo que se necesita en cada momento. Todos hemos sentido la adrenalina de sentir el motor subiendo de vueltas, vibrando, bramando (cada uno dentro de sus posibilidades), pero la naturaleza y nuestro sentido común deberían ganarle la partida a las hormonas.
Cuando te das cuenta de que no has de demostrar nada, cuando compruebas que no por mucho pisar llegas más temprano y que los consumos de tu coche son preocupantes en comparación con los que te chivan tus conocidos, el coche empezará a rendir mejor y vivirá más años. Y no, no se trata de conducir pisando huevos, se trata de hacer las cosas en su justa medida. Y para liberar tensiones, sesión de karting, y listo.
4. Resalto no significa "voy, y lo salto"
Relacionado con lo anterior, los resaltos son uno de esos elementos de la calle que despreciamos porque nos hacen maniobrar (frenar, pasar muy lento, acelerar), y que existen porque el respeto por los pasos de cebra hace tiempo que se perdió de manera general (y porque instalarlos da muchos beneficios, pero nadie ha dicho eso ahora). Sea como sea, no es raro ver candidatos y candidatas a dobles de Ken Block, cuando afrontan los resaltos a una velocidad... excesiva.
Las consecuencias son varadas: desde suspensiones sometidas a estrés, pasando por las lógicas incomodidades de ese paso apurado, rotura de elementos como la defensa contra el asfalto (soy testigo de un par) o una colisión. Y la solución es sencilla: observar y reducir. Que no se pierde tanto tiempo.
5. La carga, que sea la justa (y no hablo de electricidad)
6. Lávalo con frecuencia (pero hazlo bien)
Lavar el coche es fácil, la mayoría de las veces basta con meter el coche en el túnel de lavado, o quitarle el polvo a manguerazos. Sin embargo, si queremos mantener la pintura en perfecto estado y la carrocería libre de corrosión, lavarlo a mano es lo mejor. Es conveniente mantener el coche limpio por dentro y por fuera porque de esa forma evitamos que los restos de origen desconocido puedan estropear la pintura y cualquier otra parte del coche, como por ejemplo los bajos, una zona poco accesible a la vista.
Esas "pintadas" en el polvo de las lunas que tanto nos fastidian ("lávame c****") significan dos cosas: que no lavamos el coche (esta es la obvia), y que no lo cuidamos en absoluto, así que no nos debería sorprender que, al cabo de los meses, la pintura y otras partes del coche estén "avejentadas".