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Salimos a "pasear" con el Toyota Land Cruiser Limited: entre fincas anduvo el juego

Hay algunos modelos para los que sobran las presentaciones formales. En esta ocasión, nos pusimos a los interesantes mandos de "un tal" Toyota Land Cruiser en su versión más exclusiva. ¿Están sus prestaciones a la altura del segmento premium actual?

Esta era la cuestión obligada que creímos debía funcionar como una de las premisas principales de nuestra prueba con el acabado Limited. Por supuesto, antes de recoger el vehículo, teníamos planeado cómo disfrutar de sus múltiples y auténticas destrezas 4x4. Sin embargo, el Toyota Land Cruiser tiene poco más que demostrar en esa asignatura en la que no es una referencia, sino "la" referencia, como ya se ha visto en este espacio.

Desde su origen castrense, generación tras generación no ha perdido de vista su auténtica esencia, honrando la palabra todoterreno. Esto no es solo una alabanza, sino también algo que destacar en los tiempos que corren, en los que otros apellidos ilustres de la automoción se pliegan a ciertas modas pasajeras, tanto en el exterior, como en la configuración de los interiores.

Pudimos certificar que el Toyota Land Cruiser no adolece de ello. Sigue siendo ese 4x4 genuino, robusto y con tantas posibilidades que, como descubrimos recientemente a propósito de los Toyota más curiosos hechos Lego, es inigualable a la hora de sacarte del mismo desierto australiano o, en general, de cualquier territorio privado de asfalto.

Sigue siendo ese 4x4 genuino, robusto y con tantas posibilidades

Esa fue la sensación que nos transmitió nada más introducirnos en su habitáculo. Sin ni siquiera arrancar, es imposible apreciar en un solo vistazo la gran cantidad de detalles y prestaciones de la variante Limited de 5 puertas.

Sin embargo, de lo primero que fuimos conscientes es del ambiente campero premium que le otorga la combinación del negro y beige en molduras y tapicerías; y de los clásicos ya detalles en madera en el salpicadero y, en esta ocasión, por partida doble en el recorrido del volante. Ofrecía un contraste evidente con el toque tecnológico de la consola central, su sistema de infoentretimiento actualizado y con las siglas de audio JBL muy presentes.

Con el Toyota Land Cruiser las excursiones son a la ciudad

Antes de lanzarnos a la aventura fuera del asfalto, recorrimos algunos kilómetros en trazado urbano, por carretera y por autovía. Como todos, sabíamos de sobra que las habilidades principales del Toyota Land Cruiser no se demuestran en estos contextos.

Sin embargo, teníamos una deuda pendiente. Todavía no habíamos probado la última actualización de su motorización que prometía un comportamiento más cívico en algunos rasgos.

En ciudad poco pudimos constatar más de lo que ya se conoce. Su comportamiento es aceptable, pero sus dimensiones dificultan la maniobrabilidad en estrechuras, a la hora de estacionar en plazas con el espacio justo o de tomar rotondas ajetreadas con demasiada alegría.

Ahora bien, la presencia de su carrocería en urbano es avasalladora. Los 1.845 mm de altura, junto a la posición del puesto de conductor, nos hacen viajar más elevado que en cualquier otro turismo. Incluso no pudimos encontrar, al cruzarnos con otros vehículos durante los días de la prueba, a otro 4x4 cuyo conductor transitara desde una posición más alta; o esa fue la impresión, la de ver todo desde arriba.

Aunque por las características propias de sus dimensiones y suspensión para  otros menesteres hacen el paso por resalto poco firme, esas mismas propiedades se convierten en ventajas en empedrados, baches o bordillos. Además, el sistema de cámaras de 360º, muy detallado y con diversas configuraciones, es más que útil para desenvolvernos, no solo fuera de la ciudad, también en su interior.

El motor actualizado del Toyota Land Cruiser

El Land Cruiser elevó su potencia el pasado año para llegar a los 204 CV y un par máximo de 510 Nm. La nueva motorización es, sin duda, uno de los grandes avances de la última actualización. Reduce ruidos y el trabajo que dirige su transmisión automática se plasma de una manera más ágil y refinada que en anteriores versiones.

Como comprobaremos al hacer balance del consumo, apenas notamos mejoras en la eficiencia del conjunto alimentado por diésel. Ahora bien, con cierto esmero y a ciertas velocidades en autovía y carretera se pueden reducir algo sus consumos.

A los tres modos de conducción, añade una sub-variante extra del modo 'Sport', el "Sport +", fácilmente accesible volviendo a pulsar sobre la botonera que hay bajo la palanca. Aporta un bien empuje en la entrega, como vimos al incorporarnos en repetidas ocasiones en un largo carril de incorporación.

La propia naturaleza del propulsor le otorga una respuesta algo diferida entre el momento que le exigimos al máximo y el momento en que se materializa. Pero, una vez superado esta fase, aflora un dinamismo más fresco.

"Finqueo" absoluto

Ya dirigidos hacia firmes sin asfaltar, es innegable que el contraste entre su comportamiento dentro y fuera del asfalto no deja indiferente. En carreteras en peor estado y trazados más ratoneros, no lo llevamos al límite, pero sí le exigimos más de la cuenta y notamos la evidente pérdida de control que se produce a estas alturas, con esta masa y este sistema de suspensión.

En este punto, es donde se notan los límites naturales entre un SUV preparado para alternar camino con asfalto, como el Toyota RAV4 Adventure; y un todoterreno de raza pura como este.

Ahora bien, en cuanto abandonamos el asfalto, la sensación al volante se invirtió. Las primera impresiones es que podemos exigirle más sin temer por perder el control. Esta es la esencia del Toyota Land Cruiser. En pista en un buen estado o regular, circulamos como si por asfalto se tratara. En rectas con buena visibilidad y sin un alma a la vista, llegamos puntualmente a superar los 80 km/h, sin preocuparnos en exceso de lo que había bajo nosotros.

su comportamiento dentro y fuera del asfalto no deja indiferente

Incluso, en caso de toparnos con bacheados persistentes algo más profundos, nos sorprende la respuesta más contenida de lo esperado de la suspensión, pese al enorme recorrido que presenta. La tracción y la adherencia a la superficie no es que sean aceptables, es que el Land Cruiser ofrece una respuesta exquisita.

La estación extremadamente seca que estábamos viviendo nos impidió buscar terrenos embarrados o mojados en exceso. Ahora bien, los bloques de roca granítica nunca se van de vacaciones. Recurrimos a ellos para disfrutar, en primera persona, de las posibilidades que presentan el bloqueo del diferencial central y Torsen para el eje trasero que monta esta versión.

Todo un mundo de posibilidades rocosas

Su manejo es sencillo, detenidos y en punto muerto, giramos la ruleta central de H4 a L4 y realizamos varias subidas y descensos abruptos y graníticos combinando el arsenal mecánico que monta el Land Cruiser. Sin perder la cautela, la impresión es que es realmente complicado quedarse tirado gracias a esa garantía mecánica que nos permite gestionar y derivar la tracción hacia el punto preciso.

Y es que contamos con un sistema que nos garantiza que al menos, la energía transmitida a una sola rueda, va a poder sacarnos de cualquier apuro. La independencia entre ejes, el recorrido de la suspensión, el ajuste de sus cotas, su increíble rigidez torsional o, sencillamente, su altura, procuran una experiencia única y de innumerables posibilidades.

En las dos jornadas posteriores, nos centramos más en caminos con serias complicaciones en cuanto a pendientes y suelos quebrados se refiere, con mucha roca suelta. La sensación de control es total y tenemos que recordar ser cautos, porque estando al mando del Toyota Land Cruiser ciertamente da la impresión de que no hay camino u obstáculo que no podamos superar.

Igualmente, no dejamos de transitar por pistas durante varias jornadas para caer en la cuenta de otro de los rasgos que Toyota ha mejorado en el 4x4: la insonorización del habitáculo. Al abrir y cerrar las ventanillas es cuando más se nota ese aislamiento, al incluso evitar escuchar el tierno discurrir de las gomas en tramos pedregosos.

Por último, nos armamos de valor y afrontamos la prueba definitiva en lo que a tránsito por tierra se refiere: la prueba del refresco. Después de encajarnos por el estrecho servicio de entrega en el auto de una hamburguesería, pedimos solo un refresco de tamaño grande... y a rodar por terrenos accidentados.

Por supuesto, tomamos las debidas precauciones para no manchar, ni el vehículo, ni a nosotros mismos. Tras unos 15 kilómetros, apenas se había derramado el 20% del contenido.

La dotación de prestaciones también le aporta personalidad

Como hemos comentado, el Toyota Land Cruiser invita al reto y al "finqueo". Pero es que, además, la configuración del habitáculo contribuyó a elevar esa experiencia. Los elementos que incorpora esta variante Limited acompañan en esa inmersión de iniciar una ruta desconocida.

Desde las ya consolidadas asas o la imagen de la rueda de repuesto asomando bajo la zaga; hasta detalles más exclusivos como el techo panorámico abatible y regulable o la posibilidad de convertir la guantera central en un compartimento refrigerado ('cool box') cuya base ya viene adaptada para introducir botellas.

Hay que reconocer que Toyota se ha esmerado bastante en elevar todas estas prestaciones, sobre todo para este acabado superior. El Land Cruiser ha recibido en la última década críticas, en nuestra opinión algo injustas, concentradas en que le falta cierta dosis premium.

¿Imaginamos un modelo así con salpicadero completamente digitalizado a base de pantallas?

Ahora, pongámonos en lo que hoy se considera premium. ¿Imaginamos un modelo así con salpicadero completamente digitalizado a base de pantallas? No parece muy de recibo con la herencia Land Cruiser, ni siquiera parece prudente a juzgar por las situaciones en las que este modelo se ve involucrado.

La botonera del Land Cruiser continúa con su esencia física. Le da hasta identidad propia. El fabricante combina un diseño funcional y seguro, actualizado y sin perder el Norte. En ese sentido, esta versión se adapta a los nuevos tiempos, pero sin renunciar a su propia esencia en la que el conductor también sube al vehículo con las suelas de los zapatos embarradas.

Salvo por el ángulo que domina en horizontal el salpicadero y afecta a la disposición de la pantalla central, la verticalidad domina a la hora de repartir y ofrecer al conductor los botones. Toyota ha actualizado el sistema de infoentretenimiento.

Muchas sorpresas interesantes

Bajo la pantalla central el control de la climatización se presta a una multitud de configuraciones, algunas de ellas también están disponibles para su gestión desde la segunda fila de asientos, de manera que cada ocupante tiene al alcance regular la temperatura a la que prefiere viajar.

En mitad de esta botonera, encontramos un reloj digital más propio de décadas pasadas. No podemos decir que sea lo más revolucionario en cuanto a carga tecnológica, pero encaja con la propia estética interior de esta unidad.

Si nos centramos en el puesto de conducción, la mencionada madera en el volante no solo le otorga una personalidad marcada, sino que además, influye en el propio tacto, más suave en la sensación y también en la temperatura. También incluye asientos refrigerados o calefactados, algo que nosotros, por las temperaturas suaves de la época del año, apenas probamos.

Los asientos con memoria posicional cuentan con tres tipos de ajustes, como también lo tiene el volante a través de un minúsculo joystick de fácil alcance en su base izquierda. Nos resultó especialmente útil, sobre todo al rectificar la posición del volante, incluso en marcha, con certeza y sin peligro.

El despliegue del habitáculo culmina con detalles premium, como la integración en el techo, justo tras el techo panorámico y en la parte central, de una pantalla que se despliega y monta un reproductor Blu-Ray.

Consumo: sin novedad en el frente

Nuestra experiencia con el consumo siguió más o menos la línea de lo que el modelo homologa (9,7 - 10,2 l/100 km). Fuimos anotando varios cifras de consumo en función de cada situación abordada.

La mejor eficiencia la conseguimos al circular entre autovía y carretera convencional, con consumos de entre 7 l y 8 l/100 km. En el momento en que nos metemos en ciudad, el consumo puede dispararse. Acometimos en modo Sport+, por ejemplo, un trayecto urbano de unos cinco kilómetros y 100 de desnivel positivo, para obtener un consumo de 14,7 l/100 km.

Sin embargo, practicando una conducción normal, la cifra se mueve entre los 9 l y los 11 l/100 km, incluyendo también los tramos que hicimos fuera del asfalto.

Otro de los extras relacionados con la eficiencia en su sistema Stop/Start. Nos gustó especialmente que contabilizará en vivo y en directo el tiempo que mantiene apagado el motor.

Tras algo más de 400 kilómetros de prueba, la media de consumo desde que recogimos el coche se quedó en 10,5 l/100 km. Hemos de reconocer que en ningún momento se nos ocurrió primar la eficiencia, más bien, al contrario.

Lo que más nos ha llamado la atención esta vez con el Toyota Land Cruiser es que no se trata solo de un modelo aventurero. Resulta todo un lujo para conductores que tengan un día a día más o menos caminero, aquellos que tienen que salvar grandes pendientes u obstáculos o lidiar con episodios de hielo invernales.

Puede que en la esfera de la digitalización el Land Cruiser en este acabado Limited no convenza por no contener esa sofisticación a base de pantallas. Sin embargo, el modelo se cobra su personalidad premium con otras tantas prestaciones muy bien diferenciadas. Lo siguen distinguiendo de los demás y, sobre todo, nos han vuelto a asegurar algo que ya se sabía: este coche tiene alma (libre).

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