Las turborrotondas o turboglorietas nacen de la necesidad de recordar a todos los usuarios de la vía el modo correcto de circular por las intersecciones de sentido giratorio que salpican con tanto salero nuestras calles y carreteras.
Partamos de la base de que, aunque tengan forma circular (o elíptica, o pseudopoligonal...), no son más que una vía con salidas e incorporaciones por el lado derecho. Para entenderlo mejor, hagamos un esfuerzo mental e imaginemos a lo Minority Report que sujetamos con nuestros dedos en el aire una rotonda de dos carriles, la cortamos por su parte superior y estiramos el círculo seccionado hasta tener una línea recta.
Recordemos unos principios básicos
¿Qué nos ha quedado? Pues una vía en línea recta de tres carriles y un único sentido con intersecciones en el carril derecho. Y aquí es donde llega la DGT para recordarnos su artículo 75: Ejecución de la maniobra de cambio de dirección:
- 1. Para efectuar la maniobra, el conductor: Advertirá su propósito en la forma prevista en el artículo 109. Salvo que la vía esté acondicionada o señalizada para realizarla de otra manera, se ceñirá todo lo posible al borde derecho de la calzada, si el cambio de dirección es a la derecha, y al borde izquierdo, si es a la izquierda y la calzada es de un solo sentido. Si es a la izquierda, pero la calzada por la que circula es de doble sentido de la circulación, se ceñirá a la marca longitudinal de separación entre sentidos o, si ésta no existiera, al eje de la calzada, sin invadir la zona destinada al sentido contrario; cuando la calzada sea de doble sentido de circulación y tres carriles, separados por líneas longitudinales discontinuas, deberá colocarse en el carril central. En cualquier caso, la colocación del vehículo en el lugar adecuado se efectuará con la necesaria antelación y la maniobra en el menor espacio y tiempo posibles. Si el cambio de dirección es a la izquierda, dejará a la izquierda el centro de la intersección, a no ser que ésta esté acondicionada o señalizada para dejarlo a su derecha.
- 2. Las infracciones a las normas de este precepto tendrán la consideración de graves, conforme se prevé en el artículo 65.4.c del texto articulado.
¿Qué conclusión sacamos de todo esto? Una muy de sentido común: Si vas a tomar una salida a la derecha, no lo hagas desde el carril central ni desde el izquierdo, sitúate primero en el carril derecho, señaliza y toma la salida que sea más conveniente para llegar a tu destino sin cortar la trayectoria del resto de usuarios de la vía. En este simpático vídeo nos enseña un policía cómo se han de tomar de forma apropiada las salidas de una rotonda.
Pequeñas pero vitales diferencias para una circulación sana
Las turborrotondas han llegado para reestablecer el orden lógico de cómo se hacen las cosas dentro de las rotondas. Y es que, quizá por estar hartos de "sufrirlas" a diario, podemos olvidar la manera correcta de convivir con ellas, aunque sólo sea necesario usar el más común de los sentidos para que todo fluya.
Hay que tener claro, en primer lugar, que cuando tengamos ante nosotros una de estas rotondas que (parafraseando el anuncio de lejía) han venido del futuro para que circulemos en ellas de forma más fluida. Por decirlo así, cuando elijamos la salida que queremos tomar (bien por saberlo con antelación o por haberlo visto en el cartel S-200 que debe indicar su proximidad e informar de las opciones a elegir), tendremos un carril que nos llevará de forma exclusiva hasta la salida en cuestión.
Una incorporación y un cambio de carril, esa será la maniobra más compleja que tendremos que llevar a cabo.
Metidos en harina, si la salida que queremos tomar es la siguiente a nuestra incorporación, nos mantendremos en el carril derecho y tomaremos la salida. Si queremos pasar más allá de la primera salida, encontraremos una novedad. Según la construcción de la turborrotonda, es muy probable que, si queremos ir hasta dos salidas más allá o cambiar de sentido, la propia intersección nos obligue a pasar al carril interior y que sea éste el que nos lleve hasta la salida que queramos tomar.
Actualmente, las rotondas están construídas con carriles paralelos delimitados por líneas discontinuas, y las líneas discontinuas en ocasiones se olvidan o ignoran. Pues bien, aquí llega otro de los puntos clave, porque los carriles de las turborrotondas estarán delimitados por líneas continuas, dejando las discontinuas sólo para los puntos habilitados para los cambios de carril.
El objetivo es que todo el mundo tenga claro por dónde puede pasar y por dónde no, más que nada por evitar invadir el espacio vital del resto de conductores y crear situaciones de riesgo. Usando líneas continuas y habilitando espacios concretos para el cambio de carril se crea un "ceda el paso imaginario", que recuerda al que circula por el interior que la preferencia en la salida la tiene el que circula por el carril exterior.
Otro detalle es que así también se limita el uso de los intermitentes de forma incorrecta. Sólo habrá que usarlos para cambiar de carril, punto. Si el propio carril nos lleva a nuestra salida, no tendremos que ponerlo para indicar que abandonamos la glorieta o dejar puesto el izquierdo para mantenernos girando por el interior.
La siniestralidad de este tipo de intersección ha de ser, a la fuerza, más baja (al menos en la teoría), por ser una forma expresamente llevada a la práctica que tiene la DGT de recordarnos el modo correcto y cívico de usar las rotondas.
Es más, cuando llegue el día en que las turboglorietas sean algo habitual, estoy convencido de que las rotondas normales serán puntos menos conflictivos, evitándose colisiones y, además, en muchos casos, frustrantes embotellamientos. Habremos aprendido a usar correctamente las intersecciones de sentido giratorio.