Si por algo se ha caracterizado el actual equipo de la DGT ha sido por enfatizar su labor sobre la velocidad. Entre los métodos utilizados, destacan los nuevos y, algo más sutiles, modos de cazar a los infractores.
Y es que, en un relativo corto espacio de tiempo, se han sucedido numerosas acciones, muchas concentradas en la velocidad. Llegaron con gran celeridad en forma de modificación normativa, cambiando los límites de carreteras convencionales a 90 km/h y también los que rigen en vía urbana, que se repartieron entre los 50 km/h, 30 km/h e, incluso, 20 km/h.
¿Por qué resulta tan importante reducir los excesos de velocidad?
Las distracciones, la velocidad y el alcohol son, por este estricto orden, los factores de riesgo más concurrentes en los siniestros viales de nuestros días. Mientras que las primeras han experimentado una ascensión nociva en los últimos años, los segundos formaban ya parte de las conductas que más fatalidades generaban en carretera.
Las autoridades insisten porque continúan causando estragos. Así lo dicen las cifras de siniestralidad, no en España, sino en toda Europa. Mientras que en anteriores décadas se consiguieron avances significativos, los últimos años nos muestran una situación de estancamiento. Las víctimas decrecen, pero a un ritmo entre lo moderado y lo anecdótico.
Si nos remontamos a 2018, la velocidad fue el segundo factor de riesgo al provocar el 22% de los accidentes mortales. En un lapso más corto de tiempo, pero más reciente, el pasado verano se produjeron 191 fallecimientos en carretera.
En este último periodo, la velocidad se mostró como un factor de riesgo muy preocupante. Y es que, según datos del Ministerio del Interior, el 45 % de los siniestros fueron causados por una salida de la vía; mientras que el 17 % consistieron en una colisión frontal.
Para el Foto Internacional de Transportes (ITF) la velocidad es el principal problema de las regiones más motorizadas. Apuntan que uno de cada cinco accidentes se evitaría si se respetasen los límites.
Radares: ¿son realmente eficaces?
A partir de aquí, cada región cuenta con sus propias políticas para combatir este factor de riesgo. Entre los instrumentos, los radares son quizás la fórmula más llamativa por lo que implican, margen de error y multa incluidos.
Los datos del portal Speed Camara Database indican que en Europa están el 57 % de los cinemómetros del mundo. Italia es, sin discusión, el país que suma más de estos dispositivos, con más de 10.000. Nuestro vecino al norte, Francia, concentra más de 3.500 radares. En España, ya hemos superado los 1.800 radares.
Analizar estas cifras en profundidad requiere ponerlos en contraste con otros, como el número de kilómetros de la red de carreteras. Por ejemplo, la red francesa dobla a la española en extensión, lo que rebaja ostensiblemente el número de radares por cada 100 kilómetros. Aun así, los conductores franceses reciben cuatro veces más multas de velocidad que los españoles.
¿Resultan eficaces los radares o más bien están al servicio de la recaudación? ¿Se deberían potenciar más otros métodos como la concienciación vial? Son cuestiones complejas que existen desde que el mundo es mundo y los radares son radares.
Lo que sí se puede confirmar es una tendencia en España a incrementar el número de radares oficiales. Y eso que, dentro de lo que cabe y en contraste con otros países europeos, España ocupa el cuarto mejor lugar en cuanto a reducción de accidentes (datos que hay que manejar con cautela debido al efecto de la pandemia en el tránsito). Con todo, la DGT está apostando por diversificar cada vez más su apuesta.
No se trata de aumentar el número de controles, sino de variar su naturaleza. Al menos, eso es lo que parece a tenor de las pruebas auspiciadas por la DGT, el Ministerio Fiscal y el resto de autoridades relacionadas con tráfico.
Helicópteros, furgonetas y drones..., ¿cuáles esconden radar?
De los más de 1.800 radares operativos que salpican nuestras carreteras, 1.400 son fijos y el resto móviles. De estos últimos se conocen cuatro modalidades: camuflados, de trípode, cascada y aéreos.
Es, quizá, la categoría de radar móvil la que más desconcierto puede generar, al no estar señalizados y anunciados de la misma manera que los fijos. Se trata de una incertidumbre que se ha potenciado (con cierta intencionalidad, o no) en los últimos tiempos.
Por ejemplo, no hace tanto supimos que no todos los radares anunciados como fijos esconden un dispositivo dentro o en no todos se encuentra operativo. La DGT lo reconoció como un fenómeno común a otros países que muchos conductores ya sospechaban, sobre todo a tenor de los cambios que suele haber en las listas periódicas de los radares que más multan.
En el caso de los móviles, se han relacionado con nuevos recursos que la DGT ha venido introduciendo en las carreteras.
Furgonetas camufladas
Las furgonetas camufladas sancionan. La cuestión es si sancionan los excesos de velocidad. La DGT ha insistido en varias ocasiones en que no. Sin embargo, algunas apps especializadas en el asunto han publicado imágenes que muestran supuestas furgonetas equipadas con radar.
De momento, la versión oficial de la DGT impera y establece que las furgonetas solo persiguen el uso indebido de los dispositivos móviles al volante para paliar la falta de atención.
A la mencionada incertidumbre hay que añadir que las furgonetas cuentan con un camuflaje casi indescifrable. Eso sí, son tan solo 15 vehículos los que la DGT dice haber habilitado para realizar estas labores.
¿Multan los drones de la DGT?
Una incógnita similar. Hasta la fecha, las multas que caen del cielo tenían la autoría del helicóptero. Ahora, la flota de la DGT se diversifica e incluye a los drones.
La DGT ha dejado claro que sus drones sancionan, pero no lo excesos de velocidad. Como las furgonetas, el objetivo de sus cámaras se dirige al uso de los sistemas de retención y las distracciones al volante.
Ahora bien, está por ver si en el futuro la DGT usa los drones para perseguir también los excesos de velocidad. La tecnología que montan es capaz de aplicarse a ello e, incluso, controlar aspectos mucho más complejos, como las distancias de seguridad entre vehículos.
Por su naturaleza, resultan tan económicos como propicios, y la propia DGT no ha dejado de incrementar su flota. En 2021, aumentaron su número en 28 para llegar hasta los 39. En 2022, han anunciado que seguirán adquiriendo más de estos aparatos voladores. Eso sí, de los 39 que actualmente cuentan, poco más de la mitad (23) están dotados con la capacidad de multar.
Radares en cascada y antifrenazo, ¿son lo mismo?
Como se puede comprobar, cierta confusión suele acompañar en los primeros compases de las nuevas técnicas que se usan para evitar infracciones.
El último episodio de estas características lo vivimos recientemente. Varios medios publicaron que, con los 26 nuevos radares que la DGT instalará en 2022, llegaría un nuevo tipo de metodología conocida para la que se ha vuelto a recurrir al término antifrenazo. El ente público ha desmentido tal estrategia.
El radar antifrenazo, tal y como se repitió en varios medios, consiste en la colocación de más de un radar fijo en un mismo tramo señalizado como tal. De este modo, al conductor infractor no le bastaría con frenar una sola vez para evitar la multa.
Esto, de momento, es una ficción. No obstante, sí se han probado técnicas muy similares en Navarra con los radares en cascada y los conocidos bajo la misma etiqueta de antifrenazo.
Consisten en, apoyándose en un radar fijo, instalar un control de velocidad móvil antes o después del mismo. Si el radar móvil es previo al fijo se conoce como antifrenazo, pues la sanción termina por disuadir a los conductores de aguardar hasta el paso por el radar fijo para ceñirse a la velocidad legal.
Si el radar móvil se ubica en un punto posterior al fijo, se denomina en cascada, y combatiría de forma muy parecida el fenómeno de aminorar la marcha solo al sobrepasar el radar fijo.
La velocidad seguirá en el punto de mira
La tecnología nos puede echar una mano ante la necesidad vital de respetar los límites legales y, de paso, librarnos de la incómoda sanción. Los limitadores inteligentes de velocidad se equipan en los vehículos nuevos. No en vano, se trata de uno de los ADAS obligatorios a partir de 2022.
Toyota lo incluye dentro del pack de asistentes Toyota Safety Sense como Control de Crucero Adaptativo. De este modo, en conjunción con el sistema de reconocimiento de señales, el asistente informa en todo momento del límite máximo y, si se supera, lanza un aviso mediante un tímido toque en el volante.
Las autoridades europeas responsables de su obligatoriedad creen que la presencia de esta tecnología contribuirá a salvar muchas vidas, del mismo modo que ahorrará ese tipo de descuidos que terminan por convertirse en multa.
Y es que la DGT no ha negado que sus "experimentos" vayan a perseguir en un futuro próximo los excesos de velocidad y parece seguro que el ente continuará su camino en su apuesta con los radares. Estas intenciones sí son de público conocimiento. Además, en más de una ocasión se han subrayado las bondades de esas nuevas técnicas para vigilar la velocidad. De un modo u otro, el objetivo final nos compete a todos: lo verdaderamente importante es salvar vidas.
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