Casi cada día conocemos nuevas soluciones y tendencias en materia de movilidad sostenible, desde los vehículos ACES hasta las nuevas formas de transporte. Sin embargo, los avances tecnológicos por sí solos no bastan para hacer frente a los retos que nos están llegando en la actualidad, como la contaminación de las ciudades, el boom del comercio electrónico o el envejecimiento de la población. La transformación hacia una movilidad sostenible también exige mucho de nosotros.
Japón es un país que cuenta ya con muchos de esos avances tecnológicos, y las dificultades a las que han tenido que hacer frente podrían servirnos a nosotros para anticiparnos. La forma en que su movilidad está cambiando nos sirve para ver cómo podría ser nuestra movilidad en pocos años.
Los grandes retos de movilidad y transporte de Japón
Japón no lo ha tenido fácil para contar con una movilidad sostenible en sus ciudades durante las últimas décadas. Como el resto de potencias económicas del mundo, el progreso trajo la proliferación de automóviles a sus calles, lo que ha influido en el diseño urbano y la construcción de infraestructuras. Ello ha traído las consecuencias que ya sabemos (congestión del tráfico y contaminación del aire) pero también otras derivados de la proliferación del automóvil.
Por un lado gran parte de la población, que ahora contaba con coche propio, se mudaba a áreas residenciales más alejadas sin problema para acudir cada día a su puesto de trabajo. Ello produjo un abandono acelerado de los barrios más céntricos, que quedaron desatendidos en servicios y suministros. Por otro lado, decreció el uso del transporte público, lo que llevó el cierre de muchas líneas de tren y autobús por falta de rentabilidad. Problemas que además se vieron agravados por la creciente población mayor de edad, concentrada además en unas zonas rurales cada vez más vaciadas. Un fenómeno que ha pasado a ser conocido como “Pobreza de movilidad” o “Síndrome de Japón”.
Para cuando tuvo lugar el Gran Terremoto de 2011 (y las consecuencias que ya conocemos), Japón ya estaba sumida en un proceso de reconversión de la movilidad en sus ciudades. Sin embargo, el desabastecimiento de combustibles que produjo la catástrofe, así como los gravísimos daños en las infraestructuras viales, dejaron de pronto a una parte importante de la población sin posibilidad de usar sus automóviles. Como balance positivo, el incidente sirvió para reforzar el convencimiento de toda la sociedad japonesa de la necesidad de una movilidad sostenible y ecológica.
Transformar la sociedad para lograr una movilidad más sostenible
Japón es hoy una sociedad volcada en la transformación de sus ciudades y la forma de moverse por ellas. Se ha apostado por un modelo de Ciudad Compacta (mayor densidad en el centro urbano y sistemas de transporte público) frente al de Expansión Urbana desarrollado durante el siglo XX (dispersión poblacional y uso del automóvil). Para ello se han considerado tres líneas de trabajo diferentes pero convergentes: el refuerzo del transporte público de la ciudad, la repoblación de los barrios céntricos y el fomento de un estilo de vida menos dependiente de los vehículos a motor.
El transporte público en Japón se ha visto revitalizado por un servicio ferroviario de gran calidad y eficiencia. En general, los japoneses disfrutan de un tren moderno, tremendamente puntual y muy eficiente energéticamente, gracias a las cortas distancias y una planificación optimizada de las rutas. Este nivel de servicio se ha mantenido en todas las categorías, desde la larga distancia hasta el tren ligero de ámbito metropolitano, lo que ha llevado a desplazar a otras formas de transportes como el bus o el vehículo particular.
También se han visto reafirmadas las formas de movilidad activa (peatonal y ciclista). Aquí una ciudad brilla con luz propia y sirve de faro para el resto de la población. Para los japoneses, Kioto no es solo el lugar donde se estableció en 1997 el mayor protocolo anticontaminación a nivel mundial. Sus habitantes y dirigentes municipales han hecho suyo el compromiso en la reducción de emisiones contaminantes, y firmaron en 2010 su propia Walkable Kyoto Declaration (“Declaración de una Kioto Caminable”). Se trata de un conjunto de estrategias destinadas a transformarse como sociedad peatonal a través de la reconversión de sus infraestructuras. Con todo ello, actualmente en Kioto solo una cuarta parte de los desplazamientos urbanos se realizan en automóvil.
Las innovaciones de Japón para una movilidad más sostenible
Ya sabemos que Japón es una sociedad muy innovadora a la par que conservadora. Un país tecnológicamente muy avanzado pero que no olvida sus tradiciones ni pierde su sentimiento de comunidad. Esto les ha llevado a liderar algunos sectores tecnológicos, especialmente aquellos enfocados a las personas, como la sanidad o el bienestar social. En materia de movilidad, esta forma de pensar les ha llevado a aplicar las tecnologías más punteras a los problemas más comunes que vive su sociedad (y en general, las de cualquier país del mundo). Veamos algunas soluciones que se están desarrollando actualmente.
Mantenimiento inteligente del transporte público: Ante las dificultades en el mantenimiento del sistema ferroviario (que realiza millones de trayectos desde por la mañana hasta la noche), se está aplicando un sistema de IoT (Internet of Things). Conectando trenes y raíles a la red, se puede monitorizar su estado en tiempo real y anticiparse a averías y fallos en los mismos.
Robo-taxis y taxis conectados: Algunas compañías tradicionales de taxis están viviendo una transformación de la mano de socios como Toyota, que está invirtiendo en tecnologías de conducción autónoma y plataformas de ride-hailing. El objetivo es adaptar el servicio tradicional del taxi (que en Japón ha quedado muy estancado) asociándose con plataformas de e-hailing (contratación vía móvil) y conducción autónoma. De esta forma se adaptarán a los nuevos hábitos de movilidad de la sociedad japonesa.
Soluciones tecnológicas para la movilidad personal: En Japón preocupa la cada vez más envejecida población del país (se teme que en 2050 el 40% de la población pueda ser mayor de 65 años) y las dificultades que pueda tener en su movilidad de “última milla”. Para ello ya están trabajando en micro-vehículos de movilidad unipersonal (similares a sillas de ruedas con conducción autónoma) y tratamientos cibernéticos para los casos qA1ue deriven en discapacidades motoras.
Toyota y la innovación en movilidad accesible
Ya hemos hablado en otras ocasiones de que los Juegos Olímpicos de Tokio –cuya llama arderá finalmente en 2021– van a suponer un escaparate a todo el mundo del potencial tecnológico de Japón. Toyota, como partner de movilidad del Comité Olímpico, va a jugar un papel destacado en el transporte de público, atletas y miembros de la organización. El fabricante japonés nos está mostrando una gran cantidad de innovadoras soluciones de movilidad, desarrolladas para este evento, pero que ya se quedarán en las calles cuando termine la gran cita.
Una de las soluciones que sin duda se quedarán entre nosotros es el Accesible People Mover (APM), un vehículo colectivo de pequeño tamaño totalmente accesible para personas con movilidad reducida. El concepto de APM (inspirado directamente en el e-Palette) no se trata de ofrecer únicamente un vehículo adaptado, sino que se engloba dentro de una estrategia de ofrecer soluciones de movilidad universal para todos los ciudadanos. En este caso, podrá ser utilizado indistintamente por atletas de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, lo que persigue una integración e inclusión total de estos colectivos en el conjunto de la competición.
El APM es un vehículo compacto con unas dimensiones de 4 metros de largo, 1,6 de ancho y 2 de alto. Su espacio será totalmente modular, y permitirá adaptar sus filas de asientos (cuenta con hasta 3) para acoger sillas de ruedas y camillas. En la versión básica con conductor (también los habrá autónomos), éste estará sentado en una posición más elevada, para poder atender a los pasajeros en todas sus necesidades. El APM será totalmente eléctrico, y sus baterías permitirán desplazarse a 20 km/h y con una autonomía de 100 km. Por ello es, ante todo, un vehículo pensado para cubrir desplazamientos cortos, para movilidad de “última milla”.
Como vemos, el concepto es aplicar tecnologías punteras pero ya existentes a nuestro estilo de vida y nuestro día a día en la ciudad. Toyota, en ese sentido, sigue la línea de las autoridades niponas a la hora de planificar su transporte, pero llevándola a su máxima expresión. El proyecto de la Woven City de Toyota (que ya conocimos en este artículo) trata precisamente de eso: vehículos conectados y autónomos, el hidrógeno como fuente de energía y un diseño urbano de calles entretejidas que garantiza la máxima movilidad. Una ciudad que enseñará a todo el mundo cómo transformarnos en una sociedad sostenible, accesible e inteligente.
Imágenes | Unsplash: Lin Mei, Finan Akbar, Jezael Melgoza | JapanGov | Toyota Global Newsroom