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Qué fue de Kirobo, el robot astronauta de Toyota

Hemos visto ya en varias ocasiones los desarrollos de Toyota en el mundo de la robótica. Uno de los hitos que más nos llamó la atención fue el de Kirobo, el robot astronauta que fue enviado al espacio hace 7 años. En su momento pudo parecer tan solo una costosa campaña de marketing, o una demostración de fuerza del potencial tecnológico del fabricante japonés. Pero el pequeño robot que recorrió las estrellas formaba parte de algo mucho más grande.

En este artículo vamos a repasar el legado del proyecto Kirobo, qué ha aportado a las investigaciones de Toyota y si ha valido la pena semejante inversión. Comprobaremos cómo todo tiene mucho que ver con nosotros, con nuestros vehículos y la forma que tendremos de conducirlos. Y,  en general, con nuestro propio futuro como personas en un mundo altamente tecnológico.

Kirobo, un robot para ayudar a los astronautas

Hace unos años ya os hablábamos de Kirobo, el robonauta. Fue fabricado por Toyota y enviado a la Estación Espacial Internacional en 2013. Se alzó como el primer robot en conversar en el espacio con el resto de astronautas. Con 34 centímetros de altura y un kilo de peso, su aspecto estaba claramente inspirado en el manga Astroboy, como otras creaciones de Toyota.

Kirobo pasó 18 meses en el espacio recopilando información y haciendo compañía a los astronautas

Durante los 18 meses que permaneció en la ISS, Kirobo acompañó al también japonés Koichi Watara en las tareas del módulo de experimentación de su país. Su objetivo principal era recopilar información valiosa que posteriormente fue recuperada por los ingenieros a su vuelta a la tierra. Pero el robot astronauta tenía también un objetivo secundario: hacer compañía a Watara durante su estancia en el cosmos.

Kirobo Mini, el asistente de comunicación para todo el público

Kirobo regresó de las estrellas y posiblemente hoy permanezca jubilado en algún lugar tranquilo. Pero el robot astronauta de Toyota pudo reencarnarse en el Kirobo Mini, una versión reducida (con tan solo 10 centímetros de altura) destinado a los clientes de Toyota. Se trataba de un asistente personal de diseño compacto, que nos cabía en la palma de la mano y que funcionaba sin enchufes, por lo que podía acompañarnos a todas partes.

El aspecto del Kirobo Mini podría ser ciertamente el de un juguete caro, con cabeza y brazos articulados que giraba hacia nosotros cuando le hablábamos. Pero su concepto está más en la línea de los asistentes personales que hoy nos ofrecen Google o Amazon. El pequeño robot podía conectarse a nuestro smartphone, vehículo y los dispositivos smart home de nuestro hogar para ofrecernos información valiosa relacionada con los mismos.

Un robot que reconoce nuestros gestos y expresiones faciales

Sin embargo, las capacidades de Kirobo Mini iban más allá. Memorizaba nuestras preferencias y acontecimientos pasados (también los lugares que habíamos visitado con él) para proporcionarnos avisos o sugerencias en el futuro. Y contaba con cámara integrada capaz de reconocer nuestros gestos y expresiones. Todo ello para adaptar su conversación con nosotros, y brindarnos una experiencia personalizada. En definitiva, hacernos compañía como Kirobo debió hacer con el astronauta Watara.

El Kirobo Mini se empezó a vender en 2017 en algunos concesionarios seleccionados de la marca en Tokio y Aichi, aunque ya el año anterior hubo de abrirse una preventa. Su precio era de 39.800 yenes, unos 350 euros al cambio. Eso sí, había que abonar una cuota de 300 yenes al mes (algo más de 2 euros) por el uso de la plataforma asociada al servicio de Kirobo.

Toyota Heart, inteligencia artificial que conecta con nuestros sentimientos

El Kirobo Mini dejó de venderse en septiembre de 2018, aunque la plataforma sigue prestando servicio y recientemente se han realizado actualizaciones del software. En la mente de muchos podría quedar cierta sensación de proyecto fallido y la gran pregunta de por qué Toyota desarrolló un desarrollo así. Es una cuestión que también nos planteamos con anterioridad, con el proyecto de la escoba mágica E-Broom. Y, como ya dijimos en aquella ocasión, Toyota no da puntada sin hilo.

Kirobo (y su versión comercial) forma parte de algo más grande que el mundo de los asistentes virtuales o del merchandising. Es una pieza muy importante en el desarrollo del Toyota Heart Project, un sistema de inteligencia artificial con reconocimiento visual y auditivo. Es capaz de reconocer nuestros gestos faciales y el tono de nuestra voz y determinar así nuestro estado de ánimo. En el Kirobo, el sistema lo utilizaba para adaptar la conversación con nosotros. Pero aún hay más.

Coches que se adaptan a nuestro humor y estado de ánimo

También hemos podido ver este sistema en el prototipo Toyota FV2, un monoplaza sin volante que se dirige solo con el movimiento de nuestro cuerpo. En este vehículo, el sistema del Heart Project también reconoce nuestros gestos y tono de voz para adaptar la experiencia de conducción a nuestras emociones. Así, podría adaptar el diseño de la carrocería, con colores y patrones, sugerirnos destinos en base a nuestras visitas previas o activar diferentes modos de conducción o sistemas de seguridad.

Otra parte del legado de Kirobo quedará en sus robots de asistencia. Ya hemos visto que Toyota cuenta con una gran experiencia previa en el uso de robots industriales y su aplicación en entornos domésticos. Pero también, como empresa proveedora de servicios de movilidad y accesibilidad, sus robots son desarrollados con fines asistenciales, con funciones de motricidad física o atención médica.

Partner Robot, máquinas en armonía con las personas

Todos estos campos están incluidos dentro del concepto Partner Robot, una iniciativa ya con varios años a la espalda que nos llamó la atención porque incluía robots capaces de tocar instrumentos musicales. No obstante, abarcaba muchos más prototipos diseñados para el cuidado y la asistencia de pacientes, personas mayores o con problemas de movilidad.

Partner Robot busca dotar a las máquinas de cualidades humanas

La intención de Partner Robot es la de dotar a estas máquinas y dispositivos de ciertas cualidades humanas (inteligencia artificial y aprendizaje para tomar mejores decisiones), pero también amabilidad, calidez y empatía en el trato con las personas. No en vano, la máxima del proyecto es “En armonía con las personas”, una filosofía que sigue la misma línea del jidoka (“automatización con un toque humano”) que hemos visto otras veces en Toyota.

Para lograrlo, son indispensables líneas de investigación como Heart Project, y  Kirobojunto a su versión mini son personajes que han jugado un papel fundamental para su desarrollo. Su experiencia no solo servirá para crear mejores sistemas de seguridad (por ejemplo, para detectar síntomas de cansancio o somnolencia). También posibilitará diseñar interfaces y sistemas de interacción más amigables e intuitivos entre personas y máquinas.

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