El brake-by-wire, y en general cualquier sistema que termine con "by-wire" representa el futuro en automoción. Las razones son simples: se eliminan sistemas mecánicos para introducir sistemas electrónicos de control, que proporcionen la misma funcionalidad, pero con un menor peso total, con más seguridad y mayor eficiencia. En teoría, un freno controlado por un sistema electrónico debe ser más fiable que uno mecánico, y además es más fácil integrar sistemas de seguridad activa como la frenada de emergencia asistida, por ejemplo.
De momento esta tecnología no es algo que esté implantado en todos los coches de serie, sino más bien en modelos de alta gama (hablamos de Lexus) y en modelos híbridos de Toyota. Esto es así porque hasta que no se popularice lo suficiente y bajen los costes, el brake-by-wire es todavía un sistema costoso. Sin embargo el brake-by-wire pronto (relativamente) será el sistema de frenos de los coches. Por poner otro ejemplo, el coche autónomo sería inviable sin la tecnología "by-wire".
Brake-by-wire es una combinación de sistemas de control electrónicos que actúan sobre la parte mecánica (todo el sistema de frenos que forman los pistones y las pinzas). Al aplicar fuerza sobre el pedal de freno se inicia un proceso de cálculo que desemboca en la aplicación de una fuerza de frenado determinada sobre los discos.
El sistema brake-by-wire utiliza la información que llega del pedal de freno, es decir, mide la fuerza con la que el conductor está pisando el pedal, y sabe cuánta energía se está recuperando para el sistema eléctrico. Cuando se dispone de frenado regenerativo hay que tener en cuenta que, si no se hace "algo", la sensación que tendremos al frenar es que necesitamos más presión sobre el pedal para conseguir la misma fuerza de frenado. Con un sistema brake-by-wire, la electrónica hace los cálculos necesarios para que la presión sobre los frenos sea exactamente la esperada a partir de la presión sobre el pedal de freno.
Por decirlo de alguna manera, el sistema "conserva" la potencia de frenado, haciendo transparente para el conductor la "cosecha" de energía recuperada en esa misma frenada. Esto significa que hay que realizar muchos cálculos en tiempo real, de forma que se interprete la "entrada" a través del pedal de freno, se recupere el máximo de energía posible, y a la vez que la frenada en sí misma sea coherente con el input del conductor.
Vale la pena recordar cómo funciona el sistema de frenada regenerativa en los coches híbridos:
Se utiliza un sistema de frenado regenerativo que, a la vez que actúan el freno motor y el de pie, activa el motor eléctrico como generador de energía, convirtiendo la energía cinética del vehículo en energía eléctrica. Esa energía se utiliza para cargar la batería. El sistema es particularmente eficaz en la recuperación de energía durante la conducción en ciudad, donde los patrones de conducción de la aceleración y deceleración repetidas son comunes. Cuando se está utilizando el pedal de freno, el sistema controla la coordinación entre el freno hidráulico del BCE y el freno regenerativo. Preferentemente usa el freno regenerativo, recuperando de esta manera la energía, incluso a velocidades reducidas del vehículo. Mediante la reducción de la pérdida por fricción en todos los sistemas del coche, como la transmisión, la energía que se solía perder por culpa de esas fricciones durante el proceso de desaceleración se está recuperando, aumentando significativamente la cantidad total de energía eléctrica para el sistema
Con el paso de los años, el sistema brake-by-wire se popularizará y será el sistema de frenado más común de los coches, y todo ello será posible gracias al esfuerzo de I+D que realizan fabricantes como Toyota, en este caso, que pone al servicio de sus conductores la última tecnología de control electrónico de los sistemas del coche, de modo que el resultado final sea más ligero, eficiente, medioambientalmente amable y perfectamente seguro.