Sí, todavía hoy y pese a las circunstancias del mercado, somos muchos los que creemos en que la escapada rural, no solo es posible, sino también puede ser ventajosa... en un utilitario. Probamos de nuevo el Toyota Yaris Electric Hybrid para sondear algunos de esos beneficios.
No lo esconderemos. Esta generación del Toyota Yaris Electric Hybrid nos convenció y nos convence por la transparencia de sus intenciones y las mejoras alcanzadas. Aparte de la famosa eficiencia con la que se relaciona su propulsión, el Yaris puede otorgar algo más fuera de la ciudad.
Otro tipo de eficiencia alejada de la ciudad
Como es lógico, el utilitario pierde al medirse con modelos de mayores dimensiones en otra asignaturas, como la del espacio. Ahora bien, su fisonomía le lleva a comportarse con dignidad y a alcanzar interesantes cotas rendimiento, seguridad, confort y, por supuesto, mayor eficiencia.
En el caso del Yaris, ya conocíamos su capacidad para franquear la frontera clásica urbana y superar, en parte, los mitos asociados a la conducción híbrida eléctrica. Esta vez, ya que el modelo invita a algo más, nos propusimos tantear la eficiencia del Toyota Yaris Electric Hybrid en otras circunstancias alejadas de las que vivimos en la anterior prueba de consumo.
Por entonces, nos centramos en la quema de combustible derivada de las situaciones habituales de conducción. Tomamos como escenario trayectos urbanos e interurbanos prototípicos de los que asumen los conductores de utilitarios. Dentro de lo que cabe, en esa prueba no lo llevamos tan lejos de su zona de confort.
Aunque sí que lo hicimos meses atrás para calibrar sus límites, esta vez, buscamos una intención combinada: medir el techo y el suelo del consumo de la motorización 120H (116 CV y 141 Nm de par), pero en carreteras interurbanas más exigentes y alejadas de la ciudad.
Por eso, concentramos buena parte de nuestra atención en medir al detalle la experiencia de conducción y el consumo en dos trayectos en las inmediaciones de las provincias de Madrid y Ávila. Se trata de una zona muy particular, de una belleza y patrimonio natural envolvente, pero que se ha visto castigada en la última década por varios incendios forestales.
Está cruzada por carreteras que suelen presentar un buen firme (si no nos descarriamos por vías secundarias), ni un metro llano, y sucesiones de curvas tan interesantes y como traicioneras. No en vano, estamos hablando un territorio motero, convertido casi en patria de los amantes de las dos ruedas.
Para ello, recogimos la misma unidad del modelo que hace unas semanas habíamos usado para realizar una prueba de consumo muy pormenorizada, con el acabado Style Plus. En cierta medida, podríamos considerar esta como una continuación de lo iniciado con esa prueba.
Primer acto: Torrelodones - Hoyo de Pinares
Por este motivo en parte, nos esforzamos por comenzar este primer trayecto de prueba a una hora oscura e intempestiva: las seis de la madrugada. De este modo, nos asegurábamos no coincidir en la vía con mucho tránsito.
Otro de los motivos estribaba en elevar el nivel de exigencia. La idea era mantener una conducción lo más ágil posible, no tanto encaminada regocijarnos en lo deportivo, sino en transitar de la forma más veloz entre un punto A y B, olvidándonos del consumo.
Como colofón, durante la noche había llovido tímidamente y el firme presentaba una ligera y peligrosa película de humedad que invitaba a la prudencia. El termómetro no superaba los 5º C, con lo que el uso del climatizador se antojaba obligatorio.
Restaban dos horas hasta el amanecer y, no sin algo de pereza, nos pusimos en marcha activando de salida el modo "Power". Con este nos asegurábamos que propulsor y transmisión e-CVT nos ofrecieran su versión de gestión electrónica más generosa y menos conservadora.
Después un primer tramo de autovía en ligero ascenso y a 120 km/h, nos cruzamos el centro urbano de San Lorenzo de El Escorial y el Real Monasterio. Gracias a la ausencia de tráfico, en este primer tramo solicitamos a la motorización híbrida un derroche que carecía de todo sentido de eficiencia. Tras cada uno de los semáforos situados entre rampas exigentes, pisábamos acelerábamos a fondo para despertar cuanto antes al motor térmico.
Llegados a los incómodos tramos adoquinados, la pérdida de tracción y adherencia nos llevó a contener el empuje, después de un par de avisos del control de estabilidad.
La noche sí que cunde
Después de este episodio urbano, que culminamos con alguna instantánea, comenzaba un trazado muy interesante. Sin poder calificarse de extremadamente montañoso o peligroso por poseer un firme en mal estado, resulta lo suficientemente exigente como para tantear hasta qué punto puede dispararse el consumo al tratar de salvarlo en el menor lapso de tiempo y, por supuesto, sin atentar contra la normativa de tráfico.
En la penumbra, demandamos al Yaris como es debido para mantenernos cerca del límite de la vía, superando pendientes de varios kilómetros y entre curvas en ascenso y descenso, pinares, acantilados y también algún radar.
Las ventajas del acabado Style Plus se aliaron con nuestro propósito. Por una parte, el head-up display nos permitió apurar más los límites al informarnos de la velocidad instantánea y la máxima de la vía. Esto lo conjugamos con el potenciómetro virtual, de cara a tener algo más de información visual dirigida al derroche. Además, nos avisó en varios momentos del riesgo de que la vía estuviera congelada.
Por otra parte, el sistema de infoentretenimiento de Toyota en esta variante nos avisa con un kilómetro de antelación de cuánto nos queda en metros hasta cruzar el umbral de actuación del radar. De no conocer la zona, un despiste y relajar la atención aquí puede salir caro para el bolsillo, y más en este radar situado al final de un descenso antes de encaramarse al balcón tallado por el río Cofío.
La gestión automática de las luces largas también contribuyó a nuestra seguridad en este tipo de vías. Hemos probado otros sistemas en los que se activan y desactivan a destiempo. En esta ocasión, el sistema destaca por su precisión.
En estas condiciones, recordamos las mejoras acometidas para esta generación del Yaris Electric Hybrid. Su alma de ciudad no desentona y destaca por presentar buenas dotes de agilidad, soltura y precisión. Lo cierto es que sus medidas y peso (centro de gravedad incluido) de utilitario, se prestan a un disfrute moderado con una respuesta con ciertos alardes de soltura inesperada.
Estas humildes facultades no lo son tanto si lo comparamos con vehículos más grandilocuentes frutos de las tendencias en que se mueve la automoción. No conviene infravalorar el confort y la comunicación de mantenernos más próximos al asfalto.
Decidimos que el amanecer pusiera fin a este primer episodio de mayor velocidad. En el descenso curveado y solitario hacia la localidad de Hoyo de Pinares, exprimimos los últimos kilómetros al máximo.
Los dioses de la prudencia vial nos mandaron un recordatorio, en forma de enorme furgón de reparto a la salida de una curva sin visibilidad, sobre lo crucial que resulta no emocionarse nunca en exceso y mantenerse en el carril, y más en esta zona.
Para ello, el sistema de asistencia de mantenimiento en el carril de Toyota nos ayudó sobremanera. Igualmente, el sistema salta en el head-up display a modo de alerta al pisar o cruzar las líneas.
Al final, logramos elevar el consumo del Yaris hasta los 5,9 l/100 km durante los 63,4 kilómetros recorridos. Nos sorprendió en parte que el motor eléctrico estuviera activo durante más del 40% del trayecto, algo que por supuesto no buscamos y que se debe, en buena medida, a los descensos más continuados.
Segundo acto: Hoyo de Pinares - Collado Villalba
Cambio de roles. Para la vuelta desde la provincia de Ávila asumimos, de nuevo, el papel de ahorradores natos. La tarea no iba a ser tan sencilla. Si bien no estábamos ante lo desfavorable que resulta para el consumo apurar las posibilidades de la motorización en autovía, teníamos por delante más de una hora de toboganes y un desnivel acumulado de más de 1.000 metros.
En este contexto no es tan sencillo como en urbano gestionar la aparición protagonista del motor eléctrico en mayor proporción. En otras circunstancias de marrullería tacto con el acelerador en ciudad, no resultaría complicado mantenerse en una proporción superior al 60%.
En este tipo de trazado la cosa cambia y mucho. Tras variar a modo de conducción Normal y atravesar la localidad abulense, nos reeducamos para fijarnos en cómo dosificar el esfuerzo en función de la inclinación de la carretera en cada momento.
Ahora, el combate con el límite de velocidad se fraguaba por debajo. Y es que, para apurar el régimen electrónico que nos marcaba la aguja del sistema híbrido eléctrico, nos movimos en velocidades cercanas a los 50 km/h en los no pocos tramos ascendentes.
Cuando la carretera se inclinaba hacia abajo, comprobamos que el nivel de carga de la batería era suficiente como para circular en modo 100% eléctrico activando el botón al uso. Tomamos la decisión de reducir el tiempo que usamos la retención "B". Reservábamos esta para los descensos más pronunciados y los momentos anteriores a tomar las curvas.
Al comprobar que un descenso iba a llegar a su fin, aceleramos hasta el límite de la entrega eléctrica, procurando retrasar la activación del motor térmico el mayor tiempo posible una vez estuviéramos de nuevo ante una subida.
Por suerte y, acariciando el milagro, entre Hoyo de Pinares y el Puerto de la Cruz Verde apenas tuvimos tras nosotros a vehículos que pudieran verse incomodados por viajar de este modo y rozando el límite mínimo en los tramos con mayor pendiente. Solo fue uno y nos adelantó con la seguridad debida.
El soleado día fue ayudando a que la penalización de la climatización no fuera tan intensa. Al llegar al final del segmento, leímos en el panel de instrumentos un consumo de 3,2 l/100 km.
Si bien es una gran cifra de eficiencia, similar a la que conseguimos en su día en los tramos que medidos a través y alrededor de Madrid, nos sorprendió que no fuera algo más baja. Pese al énfasis, la paciencia, y la concentración que le habíamos puesto esta vez, el tanto por ciento en modo eléctrico se quedó en un 58%.
Tabla final de autonomía de la prueba del Toyota Yaris
Hay que recordar que esta variante del Yaris Electric Hybrid cuenta con una homologación de 4,3 l/100 km en ciclo urbano y 4,9 l/100 km fuera de la ciudad.
Ambos actos (recorridos) en los que pusimos el mayor empeño no superaron los 130 kilómetros. Sin embargo, con el modelo esta vez rozamos los 400 kilómetros en total desde la recogida en la sede de Toyota. Como es habitual, anotamos los consumos realizados, junto a algunos de los factores clave de los trayectos.
Tipo de recorrido |
Distancia (KM) |
Tiempo en marcha (Minutos) |
Modo de conducción seleccionado |
tipo conducción |
% MODO ELÉCTRICO |
¿A/C activo? |
consumo (l/100 km) |
---|---|---|---|---|---|---|---|
autovía y carretera convencional |
42,1 |
- |
Normal |
Normal |
44% |
No |
4,4 |
urbano/interurbano |
11,1 |
12 |
Power |
Despreocupada |
8% |
Sí |
5,2 |
Autovía/urbano |
22,7 |
26 |
Normal |
Eficiente |
42% |
No |
2,9 |
AUTOVÍA/URBANO |
24,1 |
28 |
Normal |
Normal |
50% |
Sí |
4,7 |
Interurbano (Montaña) |
63,4 |
58 |
Power |
Despreocupada |
43% |
Sí |
5,9 |
interurbano (Montaña) |
60,3 |
72 |
Normal |
Eficiente |
58% |
Sí |
3,2 |
Urbano |
5,8 |
11 |
ECO |
Eficiente |
81% |
No |
1,6 |
URBANO/INTERURBANO |
16,1 |
24 |
Normal |
Normal |
62% |
Sí |
4,2 |
Urbano |
6,2 |
14 |
Normal |
Eficiente |
85% |
No |
2,1 |
AUTOVÍA Y CARRETERA CONVENCIONAL (varias retenciones) |
49,9 |
- |
Power |
Normal |
42% |
Sí |
3,9 |
En relación con el consumo medio obtenido al final de la prueba, hemos vuelto a clavar los 4,4 l/100 km que realizamos en la anterior ocasión con esta misma unidad.
En este prueba del Toyota Yaris, el modelo nos vuelve a dejar un buen sabor de boca en cuanto a su versatilidad. Su naturaleza híbrida eléctrica no está reñida o limitada por su segmento a la hora de perderse por vía interurbana para, por ejemplo, pasar un fin de semana rural en pareja o, incluso, para familias que no requieran de mucho espacio de almacenamiento y quieran beneficiarse de las ventajas comentadas.