La gama Proace de Toyota ha crecido en los últimos años para ofrecer soluciones de transporte muy heterogéneas. Es el caso del Toyota Proace Verso Family que hemos probado y que añade a su apellido la variable Electric. Con esta nomenclatura, obtenemos un gran monovolumen 100 % eléctrico de 8 plazas.
En los kilómetros recorridos, nos ha dado por emular el verdadero uso que da sentido al Toyota Proace Verso Electric con acabado Family Advance Media 2PL y batería de 75 kWh. No buscando con asiduidad los límites en la entrega de su propulsor, sino más bien desmenuzando las prestaciones a la hora de viajar en compañía de otras 7 personas, sean niños, pasajeros adultos o integrantes de cualquier gremio profesional dentro de una flota comercial.
Un monovolumen 100 % eléctrico entregado a su causa
En nuestros días, todo lo que se aleje de la latitud SUV puede que pierda cierta popularidad y atractivo. Pese a esta inquebrantable tendencia, nos ha dado la impresión de que el Toyota Proace Verso Electric juega un buen rol familiar y profesional.
Y más en estos tiempos, en los que una motorización 100 % eléctrica no solo trae consigo las ventajas de la etiqueta CERO de la DGT. Hablamos de los beneficios más palpables de un eléctrico puro aplicados a un vehículo de las dimensiones del Toyota Proace Verso:
- Ahorro en el consumo energético y nulas emisiones.
- Una gran sensación de suavidad en la marcha y tranquilidad acústica.
- Entrega instantánea, lo que hemos agradecido en vía urbana.
Sí, es cierto que no le podemos pedir peras al olmo. Los viajes de punta a punta de la península con un solo "depósito" no entran dentro de su agenda y, además, el gran tamaño de su batería trae consigo la necesidad de pensar en cierta planificación para la recarga.
Sin embargo, con relación a su autonomía, este Toyota Proace Verso Electric nos ha sorprendido por acercarse con mucha más seriedad que la de otros 100 % eléctricos a su cifra de homologación WLTP de 330 kilómetros.
Esto consolida al monovolumen como una solución de entidad en un mercado que no ofrece tantas alternativas, sobre todo si consideramos su árbol genealógico, fusión bajo un denominador común de varias etnias automovilísticas.
Unas notas previas de versión y acabado
La versión Verso del Toyota Proace se suele alejar de la galaxia comercial y abrazar una vertiente más familiar, de ahí las 8 plazas mencionadas.
El apelativo de Electric responde a motor eléctrico nutrido por una batería de iones de litio de 75 kWh para 330 kilómetros de autonomía. Ahora bien, el fabricante nipón también ofrece el vehículo a un precio menor con una batería de 50 kWh y 230 kilómetros de autonomía WLTP.
Las dos opciones eléctricas se adaptan a las posibles necesidades de los usuarios. Si bien la última de 50 kWh cuenta con 100 kilómetros menos, la mayor ligereza y volumen del pack puede que aporte algún que otro beneficio de habitabilidad.
Con el espacio también se juega en función del acabado. El que hemos probado es el Family Advance Media 2PL, con unas dimensiones de 4959 mm de longitud, 1920 mm de ancho, 1889 mm de alto y una distancia entre ejes de 4559 mm. El otro acabado, el Family Advance Larga 2PL, estira el vehículo hasta los 5309 mm de longitud.
En territorio urbano
Pese a lo imponente de sus medidas, cuyo semblante exterior no disimula, conducimos el Toyota Proace Verso Electric con bastante ligereza a través de avenidas amplias, pero también de calles más estrechas y de tráfico concurrido.
Se nota el trabajo con la dirección a la hora de afrontar giros cerrados o maniobras más enrevesadas, así como con la suspensión al paso por badén. La trasera, de brazos oblicuos, facilita la absorción de este tipo de accidentes del firme otorgando una oscilación controlada que se transmite desde la zaga al frontal.
También la notamos si exprimimos la instantaneidad de un motor eléctrico que entrega 100 kW (136 CV) y 260 Nm de par. Limitado a 130 km/h, permite una aceleración de 0 a 100 km/h de 13,3 segundos.
Precisamente, en vía urbana agradecemos este aspecto de la aceleración eléctrica. Con respecto a una versión térmica, acometemos intersecciones y rotondas de forma más dinámica y sin notar el lastre de los 3025 kilogramos brutos, (de 2025 a 2201 kilogramos de masa en vacío), de los que 534 kg se corresponden con los 27 módulos de la batería.
Resulta obvio que la respuesta no es tan fugaz como la de un eléctrico puro del segmento B, pero sí que esta circunstancia nos transmite más confianza y control en la conducción.
Disfrutando de un aplomo algo inesperado
Aunque el Toyota Proace Verso Electric demuestra su agilidad en ciudad, para ser sinceros, es en vía interurbana donde más hemos disfrutado.
Su conducción por encima de 50 km/h acerca al vehículo más a la definición de monovolumen que a la de furgoneta, denotando una gran comodidad, un comportamiento estable en el paso por curva o versatilidad, por ejemplo, a la hora de maniobrar entre los diferentes carriles de una autovía con tráfico denso.
El monovolumen se escurre del molde y escapa del estereotipo que reza que un modelo 100 % eléctrico es tan solo un animal urbano. Tiene un hábitat asegurado en el radio periurbano que le otorgan sus 75 kWh.
Examen sorpresa de autonomía eléctrica
Porque ¿qué hay de cierto en los 330 kilómetros prometidos en ciclo WLTP? Pues hemos de decir que mucho. Conduciendo a través de diferentes escenarios y jugando con los tres modos de conducción (Power, Normal y ECO), hemos rozado con la primera carga de la batería los 300 kilómetros. En concreto, han sido 283 kilómetros.
Igualmente, no hemos racaneado con el climatizador, a tenor de que el mercurio superó en el exterior los 30 ºC durante casi todo el kilometraje afrontado. Hay que decir que la batería partía de su máximo y que, llegados a la cifra mencionada, no nos hemos atrevido a ir más allá, aunque nos restase algo de autonomía.
Para ilustrar el rendimiento de su acumulador, nos dio por improvisar una ascensión al Puerto de Navacerrada en su vertiente madrileña.
¿Queremos subir a esquiar con una familia numerosa o con un par de familias en un mismo vehículo? ¿Solemos hacer rutas de montaña en común con amigos? He aquí el sentido del monovolumen para el presente ejemplo.
De vuelta a la cuestión de la autonomía, cuando empezamos a ascender los casi 1000 metros de desnivel en 17 kilómetros que nos separan de la cima, la cifra de autonomía que nos aparece en la pantalla central de 3,5 pulgadas en el centro del panel de instrumentos es de 188 kilómetros.
Hacemos gala de generosidad a la hora de acelerar y acercarnos a la velocidad máxima legal de una carretera amplia, con trazado sencillo y firme de calidad, renovado hace pocos años.
Al coronar Navacerrada, esos 188 kilómetros se han convertido en 124 restantes. Pero, al César lo que es del César. Cambiamos de piel. Activamos nuestra mejor versión de ahorro (modo regenerativo B incluido, que cuenta con botón propio) para el descenso. Al regresar al punto de partida, la autonomía estimada se eleva hasta los 166 kilómetros.
Detalles en pos de la comodidad y seguridad
El diseño exterior del Toyota Proace Verso Electric no destaca con respecto a su equivalente térmico (de hecho, hasta mantiene en falso las tapas del combustible), salvo en el acceso al puerto de recarga, situado en el flanco lateral izquierdo del frontal.
Lo que hemos notado es que, todo detalle se ha planificado al servicio de su razón de ser, la comodidad y seguridad del conductor y los pasajeros. Es el caso del accionamiento automático (y en remoto con la llave) de las puertas de paneles deslizantes izquierda y derecha o los retrovisores calefactables y retráctiles.
Un interior dedicado al conductor...
Con el paso de los kilómetros, nuestra mirada se demora contabilizando pequeños detalles en su interior. Es cierto que la primera impresión al recoger el vehículo es el de un habitáculo más bien sobrio.
Sin embargo, una vez lo vamos necesitando descubrimos innumerables espacios de almacenamiento, un panel de instrumentos moderno que combina genética digital y analógica. En este último, el tradicional indicador de revoluciones se sustituye por uno que nos muestra el flujo de energía.
Siguiendo en ese plano tecnológico, mención especial merecen el detector de ángulo muerto o el asistente de aparcamiento, con cámaras que nos muestran qué hay detrás y la posición del vehículo en planta en la vía.
El selector de la transmisión y de los tres modos de conducción se sitúa bajo la consola central y su acceso y operabilidad resultan muy sencillos. Otro detalle que llama nuestra atención y gana nuestro reconocimiento es el pequeño retrovisor diseñado para supervisar lo que ocurre en las plazas traseras.
...y a sus acompañantes
Si algo destaca en comparación con sus competidores es en espacio y la habitabilidad. No olvidemos, además, que aloja una batería de 75 kWh. Esto es lo que más ha llamado nuestra atención.
Ese mismo espacio con el que cuentan las plazas delanteras, también lo encontramos en las traseras, sobre todo, en su primera fila. Como si se tratase de un viaje en avión, el respaldo de la primera fila anterior de asientos cuenta con dos bandejas plegables. Los cristales de estas plazas se encuentran tintados al 70 %.
Y, como ocurre con la versión térmica del Toyota Proace Verso, los asientos, por filas o en grupo, son regulables y plegables para jugar con el espacio en función de nuestras necesidades, en especial, nuestras necesidades de carga. El volumen mínimo es de 0,55 metros cúbicos.
Por cierto, cada plaza cuenta con sus correspondientes anclajes ISOFIX bien diferenciados y de fácil instalación. Es decir que, mientras que algunos SUV tienen imposible integrar tres SRI, el monovolumen de Toyota permite hasta seis.
De la carga a la recarga
Durante la prueba, hemos gestionado la autonomía a través de la ya descrita pantalla central del panel de instrumentos. Ahí encontramos toda la información que los conductores de vehículos eléctricos solemos demandar.
Llegado el momento de recargar, comprobamos el estado de la conexión a través de un indicador luminoso alojado junto al enchufe de carga que juega con un código de colores y que es irremediable, en nuestro caso particular, que nos resulte familiar.
Es en este punto en el que nos topamos con los 75 kWh. Recargar esa capacidad en una toma convencional requiere más de 22 horas. En un punto de recarga rápido a 50 kW, ese tiempo se reduce a 1 hora y 15 minutos.
Estos son patrones genéricos. La gestión de la recarga y de la autonomía de un 100 % eléctrico dependerá del kilometraje diario. Es decir, de cuánto necesitemos recargar terminada la jornada.
En cualquier caso, para aprovechar los 75 kWh del Toyota Proace Verso Electric se antoja recomendable instalar un Wallbox o punto de carga doméstico.
Y es que no podemos olvidar las buenas sensaciones que nos ha deparado el monovolumen en cuanto a su kilometraje por carga. Al contrario que ocurre con otros modelos 100 % eléctricos, demuestra que podemos confiar en esos logrados 75 kWh.