Toyota Hilux INVINCIBLE, un nombre que ya por sí pone sobre aviso a todos los aficionados a los todoterreno y, sí, también a los aficionados a los coches en general. Se trata de uno de los referentes en el segmento de los pick up y razones no le faltan. Solo el hecho de ser uno de los más populares en Estados Unidos, donde la competitividad es enorme, presenta una imagen clara sobre lo que puede hacer este vehículo.
Para ver cómo se comporta en un uso real, la marca nos ha cedido una unidad del Toyota Hilux INVINCIBLE, la versión más equipada de la actual generación del pick up japonés. Un coche que nada más verlo entra por los ojos, pero que además convence después de pasar un tiempo usándolo a diario.
El Toyota Hilux se actualizó el pasado 2020; fue después del verano cuando se dio a conocer esta ligera renovación. Entre sus novedades, destacaba la inclusión de un nuevo motor, el mismo que usa el Land Cruiser y que resulta, a todas luces, la opción más acertada. Tres días por todo tipo de terrenos nos han servido para poder llegar a esta conclusión: si quieres un Toyota Hilux, que sea un INVINCIBLE con el nuevo propulsor diésel de 2,8 litros y 204 CV.
En esta ocasión, la marca nos ha dejado una unidad con el cambio automático, que si bien ofrece un funcionamiento más que correcto, para algunas cosas nos habría gustado más el cambio manual. Con todo, son gustos personales y no afectan al resultado global del modelo.
Hasta 500 Nm de par y consumos contenidos
Vamos a empezar por el motor, pues al final es una de las partes del coche que más influyen en el día a día y en la decisión de compra. Este, como decíamos, es el mismo cuatro cilindros de 2,8 litros turbodiésel del Toyota Land Cruiser, que promete 204 CV y 500 Nm de par. Los datos oficiales dicen que puede acelerar de 0 a 100 km/h en 10 segundos y que los consumos están en 9,5 litros cada 100 kilómetros de media WLTP.
El cambio puede ser manual de seis relaciones o bien, como en la unidad probada, un automático también con seis marchas (la marca lo llama Super ECT). En la práctica, se trata de un motor que le sienta la mar de bien al Hilux.
No hemos hecho pruebas de aceleración, pues rara vez se ponen en práctica en vías urbanas, pero sí lo hemos sometido a otros retos para comprobar si realmente este sistema propulsor supone una ganancia o es una simple cifra para chulear con los amigos. Lo cierto es que, insistimos, es la mejor opción para este pick up. Vamos a explicar el motivo.
Ya desde el primer metro, saliendo del mismo aparcamiento de Toyota España, notamos la diferencia. El motor es más refinado, más suave desde muy bajas revoluciones.
No hay duda de que el cambio automático tiene una buena puesta a punto en esas circunstancias. Sin embargo, el motor y el funcionamiento del acelerador son partes fundamentales cuando se circula muy despacio, por una zona tan angosta como un garaje subterráneo y con un aparato tan grande como el Hilux. Es un adelanto de lo que podríamos encontrar en un terreno todavía menos propicio, como un camino de tierra con agujeros, subidas pronunciadas y suelo con poca adherencia.
Durante los primeros kilómetros –siempre por carretera–, la sensación de refinamiento sigue siendo la tónica. El motor suena, se nota potente, pero no entrega la potencia de forma brusca. Es lineal y los 500 Nm de par se dejan notar en todo momento. El cambio no baja marchas como un obseso cuando se pide algo de potencia. Está programado para aprovechar el par disponible, que es mucho. Mientras no se apure el pedal hasta el fondo (actuando sobre el “kick-down”), suele mantener la marcha en la que se circula.
Respecto a los consumos en estas circunstancias, nada que reprochar. Es fácil rondar las cifras que anuncia la marca (siempre basándonos en lo que indica el ordenador). Si no eres de esos que pisan a fondo para cualquier cosa, los consumos no pasan de los ocho litros.
Tampoco tienes por qué circular despacio precisamente: puedes rodar a 140 km/h con el motor girando ligeramente por encima de las 2.000 rpm y con consumos en torno a los 7,5 litros. Nada mal para el tamaño, el peso y la nefasta aerodinámica de este tipo de coches.
Campo a través no hay muchos cambios
Todo esto que venimos apreciando en carretera, se deja ver también por caminos de tierra, donde la velocidad no es recomendable y poder manejar el pedal del acelerador con suavidad es más que deseable. El funcionamiento del cambio también es importante cuando estás subiendo una pendiente. Si en ese momento le da por cambiar de relación, lo mismo te deja “colgado” y sin ser capaz de completar la subida.
Por supuesto, no ocurre tal cosa, el mismo funcionamiento visto en carretera, donde se aprovechan los 500 Nm de par, se da igualmente en caminos y senderos.
El Toyota Hilux INVINCIBLE cuenta con tracción total conectable, reductora y bloqueo del diferencial trasero. Hemos probado todos los sistemas, aunque en realidad no hemos circulado por lugares en los que hagan falta las cortas y el bloqueo del diferencial, y se nota.
Con la tracción total conectada es más que suficiente para pasar por sitios complicados. De hecho, una vez “en el ajo”, parece que todo fuera llano y sencillo. Al recorrer los mismos caminos solo con propulsión, efectivamente, son complicados. No hemos sido capaces de pasar con la misma soltura y hemos registrado constantes pérdidas de tracción.
No obstante, con la propulsión te puedes divertir bastante. Basta con desconectar los controles y balancear un poco el coche al tiempo que pisas el acelerador, para tener una bonita cruzada que, además, se puede alargar un poco. No es un coche de rallyes, no está pensado para hacer estas cosas, pero deja disfrutar un poco.
El límite lo pone la suspensión trasera, una ballesta que comienza a rebotar en cuanto te pasas de velocidad. No es que sea una mala suspensión, se trata de un apartado concebido para ir cargado y, cuando vas “de vacío”, se percibe dura y rebotona.
La ballesta también se nota en la carretera, cuando afrontas asfalto un poco rizado y con agujeros (el tramo de la M50 entre Fuenlabrada y Valdemoro, en Madrid, es especialmente horrible a más de 85/90 km/h). Pero si te adaptas a las características del coche, te encuentras rodando en un modelo bastante silencioso, cómodo y con una estabilidad elevada. Si el asfalto es liso, sorprende su rodar y cómo afronta los largos curvones de autopista, mientras que en poblado presenta un buen radio de giro para entrar por las calles más estrechas.
¡¡Invencible!!
Como hemos comentado al inicio, el Toyota Hilux INVINCIBLE (invencible, en castellano) representa el acabado más alto de la gama. Es el único con el frontal que luce en las fotos, donde apenas hay cromados (en las otras versiones, el frontal tiene un marco cromado para la calandra) y también es el único que tiene los protectores de plástico negro en los pasos de rueda.
Ciertamente, su aspecto es bastante gamberro, hubo quien nos comentó en pleno semáforo “buen aparato, amigo”. Sobre todo sudamericanos, más acostumbrados a este tipo de vehículos. Y esto es algo que solo nos ha ocurrido con el Toyota GR Supra y con el Toyota GR Yaris.
La gama del Toyota Hilux “turismo” comienza con el acabado GX Plus con doble cabina, cuyo precio arranca en 23.331,34 euros. El siguiente escalón es el VX, también con doble cabina y 26.910,88 euros. La tercera opción sería el VXL cabina doble, cuyos precios inician en 28.479,07 euros. Y, finalmente, el Toyota Hilux INVINCIBLE, cuya tarifa arranca en 31.240,43 euros. Precios, todos ellos, sin IVA.
Entre otras cosas, el Toyota Hilux INVINCIBLE lleva de serie el acceso y arranque sin llave, el sistema de arranque por botón, ajuste automático de altura de faros –que además son LED–, sistema precolisión con detección de peatones, control de descenso, control de balanceo del remolque, Android Auto y Apple CarPlay… Todo un lujo.