Exclusividad y SUV son dos términos que el mercado se empeña en unir. Mientras que algunos todocaminos muestran un resultado forzado, en otros, la cosa fluye. Hemos probado el acabado Style Plus del Toyota RAV4 Plug-in para averiguar en cuál de los dos cajones lo metemos.
¿Qué menos que SUV, electrificado y premium?
Buena parte de los híbridos enchufables de hoy pertenecen a la familia premium. Son, en buena medida, todocaminos de lujo actualizados bajo la premisa de la electrificación. Esto les ha venido aportando una versatilidad muy atractiva y diferenciadora, algo muy relevante en el segmento lujo.
Esa exclusividad eléctrica llega a proporcionar privilegios insospechados hace unos años, como los de libertad de movimientos que aporta la etiqueta CERO de la DGT.
Aunque el fabricante nipón muestra dos galaxias comunes, pero diferenciadas entre Toyota y Lexus, existen determinados acabados made in Toyota que saben explotar lo mejor de ambos mundos.
Así lo pudimos comprobar con el Toyota RAV4 Plug-in, híbrido enchufable. El fabricante lo ofrece en dos acabados: Advance y Style Plus. El primero ya lo habíamos conducido en dos ocasiones.
Teníamos pendiente la experiencia con el Toyota RAV4 Plug-in Style Plus, con la curiosidad de conocer de primera mano su apuesta prestacional. Contestada ya hace tiempo la cuestión de qué es lo que aporta una motorización híbrida enchufable al icónico SUV japonés, para esta prueba nos centramos más en experimentar con el confort del acabado tope de gama. Además de ello, hicimos una prueba de recarga pública y no dejamos de analizar, como se puede comprobar más adelante, algunos de los consumos realizados.
La conclusión adelantada es que este acabado destila una gran dignidad premium. Toyota ha racionalizado la dosis premium, huyendo De esa ostentación que tanto gusta a otras compañías.
En este punto, se nota el toque japonés a la hora de aplicar las prestaciones. Es decir, en su conducción nos topamos con un lujo que aporta valor a la experiencia de conducción, que es inteligente. Todo ello, fundamentado en la premisa de montar, sin exagerar, el considerado como uno de los mejores bloques híbridos enchufables del mercado.
Un menú variado en la carretera
Partimos de la sede de Toyota un día lluvioso y festivo. La menor densidad del tráfico nos permitió admirar los primeros alardes de este acabado Style Plus.
Las llantas de aleación mecanizadas de 19 pulgadas arrojaban luz propia a ese día feo y gris. Sin duda, nos pareció que hacían más llamativo al modelo. Buscando más luz en el habitáculo, nos detuvimos a los pocos metros para y optamos por activar la apertura del techo panorámica. Toyota lo tiene registrado bajo el sello Skyview.
Igualmente llamativas nos pareció la iluminación de los retrovisores, que proyecta una luz que ilumina el suelo circundantes. No alcanzamos a distinguir en esa proyección la nomenclatura el vehículo sobre el suelo (como en otros modelos de Toyota), pero sí que resulta un añadido útil para manejarnos alrededor del vehículo en la oscuridad de la noche o de algunos garajes.
Clásica prueba de autonomía en modo 100% eléctrico
Reiniciamos la marcha. Una vez más, recibimos la batería al 100% de su capacidad y, una vez más, quisimos forzar el modo 100% eléctrico para comprobar cuántos kilómetros podríamos estirar la conducción eléctrica. Si la última vez llegamos hasta los 80 kilómetros (superando en cinco la autonomía que homologa en ciclo WLTP), esta vez llegamos "solo" hasta los 62 kilómetros.
¿Por qué? Porque la mayor parte de esa distancia la hicimos por autovía, siempre al límite de velocidad legal que nos permitía la vía y porque, además, no dejamos de activar durante toda la prueba el climatizador. Este último es idéntico en toda la gama. Se distingue por su presencia física y personalización en dos zonas. Esta vez, contamos como añadido con todas las opciones relacionadas con la calefacción en los asientos.
Autovía protagonista
Pasamos un par de jornadas, en vía interurbana, montañosa y salvando desniveles importantes. Como ya conocíamos el comportamiento del RAV4 plug-in en estas circunstancias, nos lanzamos a quemar kilómetros en autovía.
Acometimos dos trayectos de entre 180 y 200 kilómetros. Como pasa con otros modelos de similares dimensiones y motorización, en este contexto el consumo se eleva, pero de forma muy contenida.
Tal y como ocurre con el resto de la familia RAV4, muestra un gran nivel de confort en este tipo de viajes. Fuera de trazados sinuosos y curvas cerradas, su aplomo a velocidad de crucero es grácil. Toyota ha cuidado también su acústica, tanto que el trabajo del motor de combustión se antoja muy sutil, si lo comparamos con otros modelos de la casa.
Pese a sus 1.910 kilogramos, es capaz de realizar recuperaciones con portento, sin perder resuello incluso cuando la carretera se inclina.
Interior premium
Buena parte de la concepción más premium de este acabado Style Plus lo encontramos en su interior. Lo pudimos apreciar como se merece en los trayectos por autovías castellanas, esos de rectas interminables.
Los asientos, tapizados en cuero y con memoria posicional, recogen con comodidad al conductor. En su estética nos recordaron al diseño de los modelos GR SPORT. Si bien los dibujos cambian, los pespuntes en rojo así lo sugieren. Algo similar ocurre con el salpicadero, dominado por el recorrido horizontal de una costura en rojo.
El toque al tacto a través de las molduras es más que agradable. Como decimos, huye de ese toque de lujo pretencioso. Toyota lo ha amoldado a una comodidad elegante y comedida.
Otras de las prestaciones del acabado, cuya mención hemos reservado para este momento, es su head-up display de 10''. En su proyección se nos ofrece la velocidad a la que circulamos, la entrega de la propulsión, la velocidad máxima legal de la vía en que circulamos, información multimedia sobre lo que está sonando por los altavoces JBL y una brújula que nos recuerda que, en cualquier momento, podríamos abandonar la carretera en pos de la tracción integral.
Como punto menos favorable, echamos en falta un merecida evolución de la interfaz para el sistema multimedia Toyota Touch 2 en la pantalla de 9 pulgadas que corona la consola central.
No tanto porque no nos haya sido útil o avanzado, sino porque ya hemos experimento de lo que es capaz Toyota en este asignatura. No sería raro que el fabricante no tarde en importar algunas de las bondades del sistema Toyota Smart Connect para este RAV4 plug-in, tal y como ya hemos visto en el Toyota CH-R GR Sport.
Cámara 360º y retrovisor digital
Dos prestaciones que demuestran la inteligencia a la hora de aplicar detalles premium en este acabado son el retrovisor interior digital y la cámara de 360º.
El primero ofrece una experiencia de uso tan diferente como atractiva. Ayuda a distinguir detalles de la visión que dejamos tras nosotros que, con el espejo tradicional son imposible de visualizar.
Más útil se nos demostró la visión de 360º. La pusimos a prueba con maniobras complejas en diversos escenarios: ajustando los 4,6 metros de largo y 1,855 de ancho a las estrechas plazas reservadas para la carga de coches eléctricos, o manejándonos en una plaza de garaje privado muy estrecha.
La pantalla central nos otorga un paneo de todo lo que nos rodea, con diferentes opciones de personalización de la perspectiva (e incluso, el color de la carrocería).
Quizá la localización en la que más utilidad encontramos a este sistema fue al internarnos en una zona entre arbustos y rocas medianas a los lados que amenazaban la carrocería sin remedio. Así nos lo advertían las señales acústicas. La cámara nos ayudó sobremanera con las maniobras.
En modo trail
Por supuesto, sacamos a este RAV4 Plug-in, una vez más, del asfalto. Fue breve, pero intento. Saboreamos las virtudes de la tracción integral y su suspensión, que "vale para algo más que para inadvertir resaltos". Baches, charcos, barro, o el vadeo de un arroyo nos recordaron el potencial aventurero de su apellido.
Su distancia al suelo nos permitió ir un poco más allá en suelo irregular y granítico, no tanto para probar sus límites, sino para colocarlo en una mejor pose para una fotografía. Por cierto que la botonera con la que se gestionan los modos de conducción, la combinación híbrida y la activación trail cuenta también con una iluminación propia.
Prueba de recarga pública
Como complemento a nuestra prueba, aprovechamos el Toyota RAV4 Plug-in para tomar la temperatura a la red de recarga pública. Los resultados fueron, cuanto menos, heterogéneos. Pudimos comprobar de forma breve mucho de los aciertos y demonios de la carga pública. Este cuadro-resumen muestra los resultados.
Municipio |
Precio |
Propiedad |
éXITO (s/n) |
Motivo |
recarga en kwh / tiempo |
---|---|---|---|---|---|
PEDREZUELA |
Gratuita |
Ayuntamiento |
No |
No solicitamos la tarjeta |
- |
MANZANARES EL REAL |
Gratuita |
Ayuntamiento |
Sí |
- |
10,5 kWh / 60 minutos |
CERCEDA |
Gratuita |
Ayuntamiento |
No |
Plazas ocupadas / hace falta tarjeta |
- |
CERCEDA |
Gratuita para clientes |
Supermercado |
No |
Plazas ocupadas |
- |
TORRELODONES |
Gratuita para clientes |
Centro Comercial |
No |
Cuatro plazas fuera de servicio |
- |
MAJADAHONDA |
Gratuita para clientes |
Centro Comercial |
No |
Cuatro plazas ocupadas |
- |
MORALZARZAL |
De pago y suscripción gratuita vía App |
Suministrador energético |
Sí |
- |
4,5 kWh / 42 minutos |
En la conclusión del artículo que dedicamos a este asunto, observamos que todavía faltan esfuerzos para el desarrollo de la infraestructura de carga para coches eléctricos enchufables. Se trata de una de las asignaturas pendientes para la movilidad eléctrica.
Mientras este tipo de barreras no se superen, los híbridos eléctricos (HEV) y los híbridos enchufables (PHEV) como el Toyota RAV4 Plug-in, seguirán siendo opciones mucho más y viables realistas para satisfacer conciliar la transición a lo eléctrico y las necesidad de movilidad de muchos conductores.
Prueba de consumo
Recopiladas las sensaciones de su marcha, nos centramos en analizar el consumo. Aunque esta vez no fue nuestra prioridad, anotamos las cifras de un puñado de trayectos. Se pueden apreciar en el siguiente cuadro resumen. Si queréis saber más, podéis descubrirlo en la prueba donde relatamos nuestra aventuras con la recarga pública, aprovechando este misma unidad del Toyota RAV4 Plug-in híbrido enchufable.
TIPO DE RECORRIDO |
DISTANCIA (KM) |
MODO CONDUCCIÓN |
% EN MODO ELÉCTRICO |
CONSUMO (L/100 KM) |
gestión energética del motor |
---|---|---|---|---|---|
URbano/autovía |
11,2 |
Sport |
16% |
6,2 |
HV |
URBANO/AUTOVÍA |
10,5 |
Normal |
68% |
5,0 |
HV |
URBANO/AUTOVÍA |
19,3 |
Normal |
81% |
2,8 |
PHEV (EV/HV) |
AUTOVÍA |
208,0 |
Normal |
38% |
5,9 |
HV |
AUTOVÍA |
188,1 |
Normal |
31% |
6,4 |
HV |
URBANO/AUTOVÍA |
49,2 |
Sport |
0% |
9,6 |
CHG |
La conducción durante tantos kilómetros por vía rápida contribuyó a elevar algo el consumo, en contraste con las otras dos experiencias previas con el mismo propulsor.
En total, tras 790 kilómetros, obtuvimos una cifra de consumo medio de 5,9 l/100 km. Esa cifra va en la misma tónica que en las dos pruebas anteriores. Como ya hemos mencionado, que baje o no, depende, en gran medida, de lo que aprovechemos la naturaleza híbrida enchufable.
Y es que, como hemos indicado al inicio, tenemos la "mala costumbre" de exprimir de partida el modo 100% eléctrico. Esto nos llevó a realizar unos cuantos trayectos tal con consumos de un híbrido eléctrico genuino. Así, hasta que volvimos a enchufarlo.
Forzando la recuperación CHG en modo SPORT
Para culminar nuestra experiencia con el SUV, terminamos forzando la recarga de la batería a base de gasolina, es decir, recurriendo al modo CHG en un trayecto de casi 50 kilómetros. Este modo quema gasolina del depósito de 55 litros con el objetivo de recargar la batería.
Así, alcanzamos a elevar la autonomía eléctrica desde cero hasta 48 kilómetros en 49 minutos, mientras transitábamos por autovía y carretera interurbana. Además, no nos cortamos y apostamos por una conducción derrochadora en modo Sport, con el climatizador activado, lo que llevó el consumo final hasta los 9,6 l/100 km. Aunque solo ha sido en una ocasión, podríamos establecer este escenario como un techo de gasto del SUV.
Personalidad propia más allá de la etiqueta CERO
La eficiencia del híbrido enchufable más atractivo de Toyota vuelve a quedar muy patente. Da igual que ahorrar combustible sea o no nuestra prioridad. El rendimiento y las prestaciones que ofrece este SUV enchufable invita de forma encarecida a conducirlo con la batería recargada.
Para empezar, por el sentido que tiene hacerse con la versión híbrida enchufable en comparación con la consolidada familia RAV4 híbrida eléctrica (HEV), que culmina con el poderoso acabado Adventure.
Siguiendo con la misma premisa, por el gran trabajo del fabricante japonés en la integración de la solución enchufable en la motorización. Y es que estamos ante una mecánica PHEV muy perfeccionada.
Sus cifras de eficiencia en modo combinado (es decir, en aquellos modos que no priorizan la exclusividad de 100% eléctrica o térmica) resultan excelentes.
Esto es así gracias a que Toyota no ha partido de cero en la concepción de la propulsión, sino que ha aprovechado su know-how híbrido eléctrico para sumarle, en el caso de este modelo, la solución enchufable.
Lo notamos tanto conduciendo en modo híbrido combinado con la batería bien cargada (en estos casos, como es de recibo, la electrónica tiende a abrazar de forma prioritaria la entrega eléctrica); como cuando se agotan la gran mayoría de los 16,22 kWh útiles de la batería que dan su identidad PHEV. Una vez ocurre eso, la mecánica híbrida eléctrica de Toyota suaviza el consumo de la manera a la que nos tienen acostumbrados los japoneses.
Para terminar y como punto culminante, está el hecho de que solo haciendo uso de su vertiente híbrida enchufable podremos exprimir de verdad su dinamismo. No se trata solo de lo que nos conmueva o no su cifra de 306 CV, sino lo que nos ha aportado en todas las situaciones de conducción vividas.
El desparpajo enchufable se percibe en diferentes situaciones, a la hora de acelerar, de recuperar la velocidad tras curva o de transitar fuera del asfalto.
Premium, pero sobre todo, inteligente
Su motorización trabaja en consonancia con el resto de detalles y lujos de este acabado Style Plus. Incluso los acólitos y fanáticos de lo premium reconocen que la solución híbrida enchufable de Toyota está muy bien compensada como punto de enlace entre el mundo de los dioses y el de los mortales.
Puede que el adjetivo inteligente esté desgastado por el excesivo uso que se le está dando en nuestros días. Sin embargo, tenemos que recurrir a él para describir nuestra experiencia con el Toyota RAV4 Plug-in. Nos ha brindando un lujo electrificado e inteligente en su despliegue eficaz de prestaciones más prácticas, es decir, dirigidas hacia la conducción eléctrica.