Por segunda vez nos ponemos a los mandos del rejuvenecido SUV de tamaño medio de Toyota, el Toyota RAV4. Anteriormente probamos la versión 150D, con motor diésel de 2 litros y 150 caballos, y comprobamos todas sus aptitudes, que no eran pocas precisamente. Hoy os traemos la prueba de su variante más ecológica, la versión hybrid.
La principal baza de este todocamino es la combinación del sistema de propulsión híbrido con la estilosa carrocería y la polivalencia del Toyota RAV4, que cumple satisfactoriamente con las demandas del público; es decir, la fusión de diseño moderno y atractivo, tecnología, seguridad, polivalencia, habitabilidad, espacio de carga, confort, suavidad de conducción y eficiencia.
Los cambios visuales entre el Toyota RAV4 diésel y éste de propulsión híbrida son muy reducidos. En el exterior sólo se diferencian por los bordes interiores en azul de los anagramas de Toyota, en el frontal y el maletero, y las inscripciones “hybrid” en las aletas delanteras y el portón trasero, mientras que en el interior el cambio principal es el cuadro de instrumentos, que sustituye el cuentarrevoluciones por un dial que representa instantáneamente la energía solicitada y la recarga.
Conducción
Nos acercamos al Toyota RAV4 hybrid con la llave/mando en el bolsillo, tiramos de la manilla y el coche se abre. Nos montamos en el asiento del conductor, ponemos el pie en el pedal de freno, pulsamos el botón azul en el que podemos leer la palabra “POWER” y… nada. Solo observamos que en el cuadro de instrumentos aparece la palabra “Ready”, pero nadie diría que el coche está arrancado.
Mientras tanto nos ajustamos el comodísimo asiento de tapizado mixto con alcántara en la zona central y cuero en los laterales mediante su reglaje eléctrico, el volante con regulación en altura y profundidad, los grandes espejos que brindan una gran visibilidad trasera. Por último, sincronizamos el teléfono vía bluetooth con el coche y decimos al navegador Toyota Touch 2 & Go Plus, mediante voz, nuestra dirección de destino.
Volvemos a pisar el pedal de freno, movemos la palanca del cambio automático e-CVT desde la posición P hasta la D, soltamos el freno y el Toyota RAV4 hybrid comienza a desplazarse hacia delante sin hacer ruido alguno. Salimos del aparcamiento fácilmente gracias a su suave dirección asistida, a los sensores de aparcamiento y a la cámara de marcha atrás con una vista superior que nos facilita mucho el trabajo.
Debemos decir que, para una persona que nunca se haya puesto a los mandos de un vehículo eléctrico o híbrido, esta sensación de movimiento en silencio puede resultar extraña. Es lógico. No estamos acostumbrados a un placentero silencio total mientras conducimos un coche. Más extraño todavía resulta si le explicamos a alguien que ese silencio puede sacar todo su potencial y rendir nada menos que 197 caballos si hundimos el pedal derecho.
Mecánicamente, el RAV4 hybrid cuenta con un motor de gasolina de 2,5 litros que trabaja en “ciclo Atkinson” y rinde 152 caballos. Éste se asocia a un propulsor eléctrico de 143 caballos en la versión de tracción delantera y dos en la versión AWD de tracción integral que es la que nos ocupa estas líneas. Comparten el mismo de 143 caballos en el tren delantero y en la AWD se suma otro de 68 caballos para el tren trasero. En ambos casos, la potencia total es de 197 caballos —no es la suma de la potencia máxima de todos los motores porque no la entregan a la vez— y la aceleración de 0 a 100 km/h es idéntica, 8,3 segundos.
Puede que te preguntes por qué, si tiene un segundo motor eléctrico, la potencia total es la misma en ambos casos. Como el sistema de baterías es el encargado de suministrar la energía, en caso de que tenga que enviar corriente al motor eléctrico trasero, toda la energía que gana éste la pierde el del eje delantero, ya que en situaciones de máxima demanda el sistema eléctrico funciona a pleno rendimiento.
Respecto a la transmisión, como en todos los híbridos de Toyota, recurre a un cambio automático de tipo CVT. En el caso del RAV4 hybrid, su funcionamiento es igual de suave que en otros modelos híbridos de Toyota. Sin embargo, en aceleraciones con una demanda intermedia no revoluciona tanto el motor térmico, lo que ayuda a reducir el ruido mecánico. Eso sí, si aceleramos a fondo lo sube de revoluciones hasta su zona de máxima potencia, entregando una aceleración enérgica y contundente.
En definitiva, la sociedad entre el sistema propulsor híbrido y el cambio automático está enfocada a un funcionamiento relajado y a ahorrar cada gota de combustible posible. Pero no por ello significa que sea un coche lento, ya que puede realizar aceleraciones de 80 a 120 km/h en unos 7 segundos aproximadamente. Una cifra bastante buena que dota al RAV4 de una gran agilidad entre el tráfico.
El comportamiento dinámico del Toyota RAV4 hybrid es excelente en todo tipo de vías asfaltadas. La puesta a punto de la suspensión ha sido desarrollada pensando en el conductor, los ocupantes y su confort. Absorbe muy bien todos los baches que nos podamos encontrar.
Circulando por vías rápidas es un coche que, en general, no invita a correr. Su bajo ruido, tanto mecánico como aerodinámico, y la configuración de la suspensión a la que hacíamos referencia anteriormente nos alivian de todo estrés, permitiendo que disfrutemos de nuestros viajes con el máximo confort.
En carreteras secundarias y de montaña los casi 200 caballos asociados al cambio automático nos permitirán realizar aceleraciones fulgurantes, facilitándonos considerablemente los adelantamientos y haciéndonos olvidar el estrés de tener que ir reduciendo marchas en cuanto nos enfrentamos a una pendiente considerable; especialmente si viajamos con varios acompañantes y el maletero cargado.
Pese a que puede parecer un coche muy grande exteriormente, no lo es. En el entorno urbano se comporta como un compacto, pero con la ventaja de tener un puesto de conducción elevado que permiten una mejor visión del entorno, unas suspensiones que absorben con suavidad los resaltos que invaden nuestras ciudades, y el conjunto de sensores delanteros y traseros con la cámara de aparcamiento que nos facilitan los estacionamiento y salidas de los mismos.
Escapada fuera del asfalto
Si abandonamos el asfalto, nos encontramos con un coche totalmente apto para circular por pistas de tierra. No es un coche para hacer el Dakar, o para circular por campo abierto y barrizales como puede ser el Toyota Land Cruiser, pero por caminos en un estado medianamente aceptable los recorridos y el tarado de la suspensión evitarán que nuestro cuerpo reciba sacudidas al mínimo bache. Además, los voladizos y el ángulo ventral permitirán superar obstáculos y rampas “sin dejarnos medio coche en el intento”.
Por otro lado, esta versión AWD, mejora la motricidad respecto a una de tracción simple. Cuando la electrónica detecta algún indicio de pérdida de tracción o si aceleramos a fondo desde una velocidad reducida, envía energía al motor que actúa sobre el tren trasero. De esta manera, podremos afrontar superficies de poca adherencia con una gran seguridad al mejorar la motricidad.
Consumos del RAV4 hybrid
En cuanto a los consumos, en el RAV4 hybrid nos encontramos con la tónica habitual en los modelos híbridos. Es decir, donde obtenemos una gran ventaja de este sistema de propulsión es en las vías urbanas, donde cualquier coche gasolina o diésel eleva considerablemente su consumo. Para un SUV de 197 caballos el consumo medio de 6,5 l/100 km que hemos obtenido combinando todo tipo de vías y condiciones, es una cifra muy buena.
En vías rápidas, a ritmos más o menos constantes de 120 km/h la altura y la superficie frontal del RAV4 hacen que el consumo sea de unos 7 litros aproximadamente. Tal vez te pueda parecer alto, pero para ser movido prácticamente sólo por un 2.500 de gasolina (en este tipo de vías) y tener una respuesta conjunta de 197 caballos, no es para nada disparatado.
Combinando carreteras reviradas y de segundo orden con aceleraciones relativamente fuertes en los adelantamientos y constantes pendientes, el dato que nos mostraba el ordenador en la pantalla TFT a color de 4,2” se ha reducido hasta los 6,5 litros aproximadamente.
Como decíamos, donde el sistema híbrido resulta más amigo de la eficiencia es en la ciudad. En estas condiciones, haciendo una conducción relajada y con anticipaciones aprovechando la energía eléctrica, hemos llegado a conseguir consumos de 5,3 litros a los 100. Unos valores de risa para un coche de casi 200 caballos y un motor de gasolina de 2.500 cc bajo el capó delantero.
Precio
La unidad probada corresponde al Toyota RAV4 hybrid AWD en el nivel de equipamiento Feel!. Los elementos opcionales que incorpora son la pintura Gris Grafito (550 euros), el Panoramic View Monitor (800 euros) y el sistema de navegación Toyota Touch 2 & Go Plus (1.100 euros).
Su precio, a fecha de mayo de 2016, con promociones y elementos opcionales incluidos es de 38.440 euros.