Esto os va a sonar a tópico, pero en un mundo cada vez más globalizado en el que todo está en internet, si tratamos de hacer una búsqueda de cómo pintar un coche de forma profesional nos encontramos con un montón de tutoriales que nos dan consejos para pintar tú mismo el vehículo con “resultados profesionales”.
Pero por desgracia, por mucho que te prometan, por mucha maña e implicación que dediques, y por mucho material de primera que te hayas comprado el resultado nunca va a ser digno de un coche de fábrica. Ni por calidad de acabado, ni por durabilidad.
Las reparaciones se simplifican
Hace algunos años, y también ahora pero en menor medida, ir a la escuela de oficios a recibir la formación necesaria para ser un pintor de vehículos casi te garantizaba un puesto de trabajo, y la devoción de ese gremio por su labor convertían la simple tarea de pintar un coche como último paso de la reparación en una obra de artesanía.
A día de hoy, en un contexto económico donde las economías de escala campan a sus anchas, con los precios de los recambios más baratos a medida que los vehículos se fabrican en masa y a nivel global, incluso compartiendo plataformas con otras marcas, las reparaciones se han ido simplificando.
El trabajo que antes hacía el chapista a base de trabajar el metal para dejarlo en su estado original ahora muchas veces se limita a cambiar el panel por otro nuevo, o se rellena de unos pocos kilos de masilla. Una reparación más drástica pero más barata si hablamos de costes totales.
Pintar un coche no es barato
Pintar un coche no es un proceso barato precisamente si nos atenemos a los precios de las marcas o empresas especializadas en pintar vehículos. Pero, ¿por qué? Pues porque para que el trabajo sea de calidad hay que disponer, además del personal con la cualificación oportuna, del material y de las instalaciones.
El precio de la pintura supone aproximadamente sólo una cuarta parte del coste de un trabajo bien hecho
El precio de la pintura puede rondar, dependiendo del precio que se pueda conseguir y de la calidad de los materiales, entre los 350 y 600 euros. La gran diferencia del precio reside en la cantidad de horas de trabajo que se inviertan en preparar la carrocería.
Según las estimaciones que podemos ver en Criticauto, las horas de trabajo exclusivamente para el proceso de pintado van de las 17 a las 22, a las que habría que sumar otras 3 o 5 horas para el desmontaje y montaje de piezas, pilotos, etc.
También estiman que con un precio entre 60 y 90 euros de la hora de trabajo en concesionarios de marca de buen nivel de Madrid el montante total podría ascender a una franja que va desde los 1.200 euros hasta pasar los 2.400, más el IVA y más el precio de los materiales.
En cualquier caso esto sería en una hipotética situación en la que la chapa del coche estuviera perfecta, sin tener que reparar ni enmasillar nada. Simplemente desmontar, preparar y pintar. Para lograr saber el precio adecuado tendrás que llevar el coche al taller y que puedan evaluarlo al detalle.
¿Qué se necesita para un trabajo de pintura profesional?
Aunque haya muchas ofertas de “pintores profesionales” que dejan los coches como nuevos, es vital que no nos dejemos llevar por ofertas excesivamente buenas. Puede que los trabajos baratos puedan dar el pego en un principio, es posible que si nos fijamos detenidamente encontremos detalles que delaten un trabajo mediocre que posiblemente en un futuro no demasiado lejano empiece a demostrar el por qué era tan económico.
En ocasiones simplificamos nuestros razonamientos sobre los precios de las cosas pensando exclusivamente en el coste de los materiales, pero en los trabajos de pintura hay que tener en cuenta muchas más cosas. El coste de la pintura sólo supone aproximadamente una cuarta parte del precio de un trabajo bien hecho. Vamos a hablar de ellas.
Personal cualificado
Quizá este sea el único punto en común entre quienes realizan trabajos de pintura profesional y los que no. Un pintor cualificado, con todas sus titulaciones, su habilidad y su experiencia puede pintar coches en su casa, pero allí no tiene todo lo que necesita para que el acabado sea realmente bueno.
Los pintores profesionales suelen recibir cursos de formación por parte de las marcas fabricantes de productos de pintura sobre los nuevos materiales que se usan. Su experiencia así aumenta y pueden a acometer trabajos de última generación que un pintor “normal” quizá no sepa cómo hacer exactamente, qué presión de soplado usar, proporciones exactas en la mezcla...
Material para efectuar reparaciones
Equipos de soldadura, masilla, máquinas de lijado orbital, iluminación apropiada, mascarillas, trajes, gafas, guantes, papel y cinta para tapar… Se requieren muchos elementos que marcan la diferencia entre algo bien hecho y algo simplemente hecho.
Seguro que alguna vez circulando con vuestro coche habéis visto algún vehículo que tenía parte del tubo de escape pintado en el mismo color de la carrocería, ¿verdad? Eso es un trabajo sólo hecho, no bien hecho.
Elevador
Para dejar todo listo antes de pintar un elevador puede facilitar mucho las cosas. ¿Se puede hacer un buen trabajo sin elevador? Por supuesto que sí, pero también se pueden hacer sin contar con las herramientas específicas de algunas marcas aunque no es lo más apropiado precisamente.
Cabina de pintura
Las cabinas son posiblemente el material más caro, aparatoso y, al mismo tiempo, vital que nos vamos a encontrar en todo el proceso. También conocidas como hornos de pintura, las cabinas tienen una doble función. Por un lado mantienen un entorno libre de partículas ya que absorben el aire y lo filtran para impedir que tanto las impurezas en suspensión del ambiente se depositen en las piezas que queremos tratar como que salgan al exterior.
Por otro lado, las cabinas mantienen una temperatura constante en su interior para controlar o acelerar los procesos de secado de la pintura. Otra función relevante es la buena iluminación dentro del habitáculo para tener una impresión lo más precisa posible del estado del trabajo que estamos realizando.
Instalación neumática
Sobra decirlo, pero para pintar necesitamos aire que lance la pintura desde la pistola hasta la pieza con la que estamos trabajando. Pero no sólo eso, porque las herramientas como taladros, radiales o lijadoras que podemos utilizar en el proceso de reparación también funcionan con aire.
Con un compresor y una manguera podemos apañarnos, claro, pero los profesionales necesitan de un entorno en el que tengan tomas de aire a las que conectarse en función de la zona de trabajo que estén empleando. Además, para alimentar toda la instalación sin quedarnos sin presión, en los talleres profesionales no se usa el típico compresor con ruedas, se necesita uno industrial.
Así es el proceso de pintado
Preparando la superficie
El primer paso para pintar un coche es preparar la superficie. Aplicar manos de pintura sobre una superficie descuidada es garantía de un disgusto inminente. Bien sea por acometer una reparación o por rejuvenecer el aspecto de la carrocería, hay que tratar la chapa.
Si la superficie no está bien rematada habrá que aplicar masilla y lijar hasta que tengamos un acabado uniforme. El proceso de lijado de la masilla tiene su enjundia y para que la pintura que vamos a aplicar posteriormente agarre correctamente y no revele impurezas hay que lijar de grano más grueso a más fino. Lo ideal es empezar por una lija de grano P-80 y terminar con una P-240, pasando entre ellas una P-150.
Antes de pintar, preparar
Y ahora que ya tenemos la superficie con un remate perfecto nos ponemos a pintar. ¡Pues no!, aún es pronto para eso. Antes tenemos que dejar la superficie aún más perfecta y para ello nos vamos a valer del aparejo.
Pintar un coche es más que rociar pintura. Primero hay que reparar, preparar y homogeneizar la superficie
El aparejo es un producto que aplicaremos sobre la superficie enmasillada que actúa gracias a que se mezcla con un catalizador. Tras dejarlo secar durante las horas que indique el fabricante (unas 8 horas habitualmente) hay que lijarlo con un grado muy fino para darle un acabado perfecto e igualar toda la superficie homogeneizando las partes de chapa vista con las que están enmasilladas, por ejemplo. Ahora se trabaja con grano aún más fino: P-400, P-600 y P-1000.
Cuando ya está todo preparado hay que limpiar la pieza completamente, primero eliminando los residuos sólidos con un buen soplado y posteriormente pasando un paño con algún agente desengrasante. Para que las partículas suspendidas en el aire no se depositen de nuevo en la pieza que se va a pintar hay que contar con una cabina con sistema de filtrado de partículas.
Hora de pintar
Con todo ya a punto es hora de aplicar la pintura. Obviamente lo primero de todo es que el color elegido sea el adecuado. Si queremos un acabado idéntico al de serie tendremos que conocer exactamente el tono, y para ello se puede recurrir a una pegatina que se coloca en algún lugar oculto del habitáculo como el marco de las puertas donde se muestra el código del color de la pintura.
La aplicación de la pintura se realiza en capas sucesivas, siendo la primera una capa aplicada con mucha suavidad. Esto se hace así para descubrir imperfecciones y para asegurar el buen agarre de la pintura. En caso de que se haya cometido algún error siempre es más fácil de solucionar si la primera capa es ligera.
Después de dejar secar la primera según las indicaciones en un entorno controlado sin partículas en el aire y con una temperatura homogénea, se aplican el resto de capas.
El remate final: barniz
Para aportar un brillo que deslumbre nada más sacarlo del taller hay que usar un buen barniz que realce el trabajo que se ha hecho durante este tiempo. Lo habitual es que se apliquen dos manos de barniz pero dejando secar bien entre mano y mano.
Si todo esto que os hemos contado se hace paso a paso y con los materiales adecuados tendremos garantizado un resultado de primer nivel para el vehículo, pero por supuesto que para conseguirlo hay que contar con todos los materiales, productos y personal que nos lo permitan. Y todo eso tiene un precio.